Ahora que Hugo Chávez está enfermo, algo que nadie le desea a nadie, han comenzado los ruegos y amenazas del chavismo exigiendo respeto y amor para el paciente y para su derecho a obtener la “mejor” asistencia médica, aunque ya abundan las opiniones médicas sobre la incompetencia del tratamiento inicial recibido por Chávez en Cuba. (Ovario II dice: Si se puede llamar a esos ignorantes “médicos”. Yo los llamaría carniceros pero eso era lo que se mereceía Chávez por echarle tanta basura a los médicos venezolanos. Lástima que no le fué peor).
Los ruegos y amenazas ponen de relieve la insensibilidad de los representantes del chavismo, de gente como Nicolás Maduro, chofer, canciller y ahora aspirante a oncólogo (nos informa que “el tumor fue extraído encofrado”). Lo que le están pidiendo a los venezolanos es lo que ellos no le han ofrecido nunca a la jueza Afiuni, a Alejandro Peña Esclusa, a Simonovis y a los demás presos de salud resentida, afligidos de múltiples quebrantos debido a una prisión que ya dura largos meses o años.
Están pidiéndonos para Chávez la compasión que nunca mostraron por Franklyn Brito, a quien dejaron morir de manera criminal, sin atender debidamente su pedido de justicia.
Chávez ha pasado trece años insultando, menospreciando, humillando a los venezolanos. Parece raro que ahora pida bondad, buenos deseos y compasión. (Ovario II dice: ¡Ja! Que siga soñando.
Ni el rezo se merece ese engendro). Nuestra primera reacción es de extrañeza. ¿Por qué quien a hierro mata pretende ahora ser amado? ¿Por qué quien ha insultado sin medida y con sadismo pretende ahora ser objeto de apoyo moral? ¿Por qué, después de trece años de soberbia y vulgaridad Maduro y su pandilla pretenden que imperen para Chávez la comprensión y los buenos deseos? (Ovario II dice: Porque son una cuerda de jalabolas).
Es evidente que Chávez se siente en Cuba entre los suyos. Probablemente piensa que Venezuela es para mandarla pero no para confiar en ella. No confía ni en sus mismos hermanos, ni en Diosdado ni en los militares, a quienes tiene adormecidos a billetazos. En Cuba se siente rodeado de cuidados porque sabe que los Castro lo necesitan vivo.
No me importa donde esté Hugo Chávez, la persona. (Ovario II dice: A esa plasta, como le encanta a él llamar a todo el mundo, no se le puede llamar persona. Es una bestia). Pero como presidente su lugar es Venezuela. Como presidente su deber es con la constitución. Ha estado más de un mes actuando en violación de la constitución y sus actos son nulos. Si no puede regresar permanentemente, ha debido cumplir con los procedimientos legales, no como dice Rangel, que “el regresará cuando le da la gana” o como dice Jaua que “no tiene por qué informar sobre su enfermedad” o como dice Mata Figueroa que “la lealtad es hacia el hombre”, no hacia la nación, esa triste comparsa de cómplices. Su llegada esta madrugada, golpe de propaganda muy típica del régimen, no significa nada si no es de naturaleza permanente.
La pandilla chavista pide amor para Chávez. Pero, ¿que le han dado a sus presos políticos que no sea desprecio y sadismo? Si Chávez tuviera algun rastro de decencia, (Ovario II dice: What? Ese no sabe lo que es eso) si pudiera controlar sus innobles deseos de venganza, ésta sería una magnífica oportunidad para liberar a los presos políticos de su régimen. Ésto es lo que un hombre decente haría si estuviera enfermo y alejado de su patria y sintiera empatía por la suerte de las personas a quienes tiene injustamente presas. En sus momentos de angustia y soledad este hombre pequeño debería comprender que la compasión es de doble vía, que no se puede pedir sin dar.
Por allí ha salido en las últimas horas, del cajón oloroso a naftalina donde reposan los ex-líderes, Eduardo Fernández a pedir un “gobierno de unidad nacional”. ¿Como hablar de unirse a un grupo hamponil que ha destruído al país? En Venezuela no hay reconciliación posible, pues ello sería validar la corrupción y el abuso de poder. El culpable por el desastre venezolano, por la siembra de odios, estaba refugiado en La Habana. Atraviesa un momento difícil, el cual, ojalá, lo ayude a comprender que el poder no da grandeza, que la grandeza está en servir.
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Entrevista con el Oncólogo Nicolás Maduro
- Buenos días, Dr. Maduro. Venimos a entrevistarlo sobre las operaciones realizadas al Sr. Hugo Chávez, en las cuales entendemos que usted participó.
- Adelante, pónganse cómodos. Ya les voy a pedir unos cafecitos. El oncólogo Maduro se arrellanó en su butaca y explicó:
- Desde el primer momento en que Chávez comenzó a quejarse de dolor en la rodilla, yo supe que esto no era sencillo. Yo he manejado muchos casos similares en el pasado. Por eso insistí en llevarmelo a Cuba a toda velocidad. Allá la medicina está muy adelantada. No ibamos a permitir que Chávez cayera en manos de gente que le hubiera podido aplicar anestesia terminal. Simplemente el motor del presidente requería una repotenciación y eso es lo que se le está suministrando.
- ¿Y que opina usted de la salud del presidente?
Bueno, en primer lugar debo decir enfaticamente que lo que le aqueja no es un cáncer de cólon sino un crecimiento irregular que tenía en la pelvis. El tumor salió completo, encofrado, como decimos los especialistas (Ovario II dice: y seguro ese cofre era de oro puro, pero no oro cochano sino cochino). Todos sus organos estaban intactos. Ahora está en plena recuperación, listo para firmar mi designación como Vicepresidente.
- ¿Vicepresidente, Dr. Maduro?
- Así como suena. El camarada Jaua pasa a otros destinos. Y el hermano Adán se queda con los crespos hechos, porque usted sabe que nosotros seguimos la constitución al pié de la letra, sobretodo cuando conviene.
- ¿Algo más, Dr. Maduro?
- Una advertencia para la oposición. Que se dejen de irrespetos y de ataques contra la revolución.
Que aprendan de la mesura y sensatéz que nosotros hemos utilizado siempre en nuestras actividades e iniciativas, como lo ha demostrado nuestro apoyo a Pastor Maldonado. Que se contagien del ejemplo y el espíritu de colaboración del Dr. Eduardo Fernández.



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