En la provincia de Guangdong (más conocida como la "fábrica del mundo"), miles de trabajadores se manifiestan de manera violenta desde el pasado viernes, cuando la policía atacó a una mujer embarazada
La chispa de la incipiente revolución ha tenido lugar en la ciudad sureña de Xintang, peroquienes han hecho estallar la rebelión provienen de la provincia de Sichuan, al suroeste del país. Bastó un percance que podía haber quedado como anécdota, pero que prendió la mecha. Una joven embarazada de 20 años, también oriunda de Sichuan, colocó su puesto de tienda ambulante enfrente de un supermercado. Llegaron agentes contratados por el Gobierno local y la detuvieron con esposas. Algunas páginas web del país hablan de que la guardia la persiguió y de que la joven llegó a ser golpeada.
Fue suficiente para que miles de trabajadores salieran a la calle. La ira fue de tal magnitud que atacaron coches de policía, prendieron fuego a automóviles y causaron daños en edificios públicos. La policía trató de disuadirlos con gas lacrimógeno, pero las revueltas continuaron por las noches.
Al menos 25 vendedores ambulantes fueron detenidos. Según el diario independiente "South China Morning Post", el Gobierno local ha decretado además untoque de queda, dando la orden de que los habitantes de la ciudad no salgan de sus casas a partir de las 20.00 hora local. Aún así, la pasada madrugada intentaron concentrarse unos 100 obreros armados con palos, pero la policía arremetió contra ellos.
No hay que olvidar que la región de Guangdong es conocida por ser considerada una de las zonas obreras más importantes del país, y por tanto, del mundo. Allí los trabajadores, sobre todo los procedentes de otras regiones, se encuentran en una situación de exclusión social alarmante. La precariedad, la corrupción oficial, el trabajo esclavo y la vulnerabilidad social de las clases más pobres del país son el panorama diario de una región que mueve gran parte de la economía china.
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