Para nosotros los prisioneros políticos es particularmente doloroso celebrar el Día del Padre tras las rejas. No sólo porque el gobierno nos ha arrancado la libertad de forma injusta, sino porque también perjudica a nuestras esposas e hijos de manera cruel e inhumana. Sin embargo, nos consuela saber que nuestro sacrificio sirve para darle formación a nuestros hijos y contribuye a que ellos puedan vivir en libertad el día de mañana.
El deber de todo buen padre es proporcionar a sus hijos la seguridad material, la educación, y el cariño que requieren para crecer saludables de cuerpo y de alma. Pero quizá más importante es dejarles un legado moral, que les permita enfrentar la vida con dignidad, y hacer el bien a los demás.
La mayoría de las veces, ese legado se transfiere a los hijos verbalmente, mediante consejos, recomendaciones, anécdotas, e incluso regaños. Pero en nuestro caso, el legado también es de carácter testimonial.
Nuestro testimonio es mucho más poderoso que cualquier palabra, porque estamos presos precisamente por no ceder en asuntos de carácter moral. Para nosotros habría sido mucho más fácil callar ante la injusticia, hacernos la vista gorda frente a la destrucción del país, y mostrar indiferencia ante el dolor ajeno.
De haber actuado así, no estaríamos encerrados, y hoy podríamos celebrar el Día del Padre con nuestras familias en la tranquilidad del hogar. Pero ¿Cómo estarían nuestras conciencias? ¿De qué servirían los consejos que le damos a nuestros hijos? ¿Cuál sería el futuro que a ellos les espera?
Hemos escogido el camino difícil porque el país necesita de nuestro testimonio para saber que existen hombres comprometidos con Venezuela, y también lo hemos escogido porque es imperativo que nuestros hijos vivan en un país libre.
Estamos seguros de que pronto Venezuela recuperará la libertad. En el futuro, recordaremos el tiempo que pasamos encerrados como una pesadilla que rindió muchos frutos, porque contribuyó al derrumbe de la dictadura. Nuestros hijos caminarán con la frente en alto, orgullosos de decir en voz alta que son hijos nuestros, porque, con nuestro testimonio, alumbramos el camino en momentos de gran oscuridad.
El gran compositor alemán Ludwig Van Beethoven escribió una sola ópera, denominada "Fidelio", que narra justamente la triste realidad un prisionero político, que pudo salir de los calabozos gracias al esfuerzo, la paciencia, la audacia, y la perseverancia de su esposa.
Los prisioneros políticos de Venezuela queremos dedicar este Día del Padre a nuestras esposas, que tanto hacen por nosotros; a nuestros hijos, pidiéndoles comprensión, porque este sacrificio es principalmente por su bienestar; y a todos los venezolanos de buena voluntad, para que sigan luchando sin descanso, hasta recuperar por completo la democracia y las libertades.
Presos Políticos Venezolanos.
1. Erasmo Bolívar
2. Luís Molina Cerrada
3. Arube Pérez Salazar
4. Marco Hurtado
5. Héctor Rovaín
6. Julio Rodríguez
7. Juan Bautista Guevara
8. Iván Simonovis
9. Otoniel José Guevara Pérez
10. Rolando Jesús Guevara Pérez
11. Lázaro Forero
12. Henry Vivas
13. Delfín Gómez Parra
14. Gustavo Arraiz
15. José “Mazuco” Sánchez Montiel
16. Mario Martínez
17. Asdrúbal Lugo
18. John Pernía
19. María Lourdes Afiuni Mora
20. Alejandro Peña Esclusa
21. César Ramón Medina Gómez
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