Ollanta Humala, candidato al ballotaje
SIN COMPLEJOS > FERNANDO FERNÁNDEZ
Un reciente viaje a Bogotá me dio oportunidad para estar unos días en Lima y asistir a la primera vuelta de las elecciones presidenciales, celebrada el 10 de abril, Una vieja relación con la presidente de la ONPE ( Oficina Nacional de Procesos Electorales), la doctora Magdalena Chú, facilitó mi invitación para presenciar la jornada electoral y el reñido recuento. Han sido las cuartas elecciones peruanas a las que asisto, desde la difícil situación vivida durante la fraudulenta elección de Fujimori en 2000, que motivó la retirada de los observadores europeos; a las posteriores ganadas por Alejandro Toledo, en 2001, y Alan García, en 2006. Al evidente interés político, se une la simpatía que siento por Perú y por Lima, una ciudad en la que me siento especialmente a gusto.
El mal peruano es un ensayo de Hugo Neira que ayuda a comprender el vergonzoso final del fujimorismo y el escándalo de los llamados vladivideos, grabados ilegalmente por aquel Vladimiro Montesinos, de infausto recuerdo, todopoderoso ayudante de cámara de Fujimori, que hoy paga sus culpas en El Callao, en un penal de la Marina peruana. Un Perú postrado por la vergonzosa huida de Alberto Fujimori, pudo recuperar la normalidad constitucional tras la valerosa presidencia transitoria del recordado doctor Valentín Paniagua y las presidencias de Toledo y Alan García, ambas con más luces que sombras, que propiciaron durante una década un sostenido crecimiento económico de El Perú (como allí dicen). Estas elecciones se presentaban inciertas y con algunas novedades. Ollanta Humala, repetía candidatura, después de sus buenos resultados hace 5 años. Keiko Fujimori, hija primogénita de Fujimori, fue con 19 años primera dama de la República, tras el divorcio de sus padres en 1994; y en 2006 fue elegida congresista con la votación más alta para un parlamentario en la historia del Perú. Alejandro Toledo era candidato a la reelección, además del exprimer ministro Pedro P. Kuczynski y el ex alcalde de Lima, Luis Castañeda. Destacó la ausencia de candidatos de los partidos tradicionales, el histórico APRA y el democristiano de la prestigiosa Lourdes Flores, lo que certifica otro dato negativo para la consolidación institucional del país. Compitiendo entre sí y auto eliminados los 3 últimos, pasarán a la segunda vuelta, el 5 de junio, Ollanta Humala y Keiko Fujimori, con el 31 y 23 por ciento de los votos, respectivamente, el más preocupante de los escenarios y el de resultado más incierto.
Los antiguos vínculos de Humala con el chavismo venezolano han pretendido hacerse olvidar con su aproximación al expresidente Lula de Brasil. Conocí a Humala y tanto como él me preocupa su esposa, Nadine Heredia, una activista involucrada con movimientos sociales para despertar la identidad indígena, tan influyente como inquietante; educada, como su esposo, en el culto y el orgullo del Imperio Inca, con ella tuve un serio incidente en el curso de una larga entrevista con su esposo, hace 5 años. Los motivos de desconfianza hacia Keiko Fujimori no merecen ni una línea más explicativa.
La campaña para la segunda vuelta gira en torno a elucubraciones sobre el destino de los votos de los candidatos perdedores, más que sobre las propuestas de los vencedores hace 3 semanas. Mario Vargas Llosa, en un controvertido artículo publicado en El País, ha recomendado votar a Humala. No se si conoce a su esposa, la señora Heredia, pero ojalá su análisis sea correcto y no se equivoque.
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