Jorge Enrique, explica a la prensa local su odisea. | El Heraldo de Barranquilla
No conoce de armas, jamás ha pisado el monte y menos dirigido hombres armados, no es ni siquiera un guerrillero, pero padece el calvario de tener el mismo nombre que el 'Mono Jojoy', uno de los jefes guerrilleros más buscados de Colombia, Jorge Briceño.
Sólo que a diferencia del otro que es buscado por las autoridades, éste Jorge Enrique Briceño Suárez, de nombre completo, es albañil, tiene 57 años y vive con una carga que no le corresponde.
Tanto es así que desde hace diez años atrás, cuando se enteró de la coincidencia, el habitante de Santa Marta en el norte de Colombia no puede abrir una cuenta bancaria, votar en las elecciones y acudir a una visita en una cárcel, sin correr el riesgo de no salir de ella.
El 'Mono Jojoy'.
Para rematar, no logra conseguir trabajo porque a donde llega las autoridades lo capturan y lo mandan a un calabozo varias horas mientras descubren la homonimia con el Comandante del Bloque Oriental e integrante del secretariado de las FARC.
Por eso, durante un tiempo estuvo viviendo en Petare, una enorme ciudad anexa a Caracas, en el estado venezolano de Miranda, donde fue taxista y repartidor de periódicos.
Briceño es delgado, moreno, canoso, labios gruesos, tiene 1,62 metros de estatura y buen temperamento. Todo distinto de un guerrillero obsesivo, aguerrido y temerario que perdió la cuenta de los muertos que han pasado por sus manos.
"No me gusta la guerra, no estoy de acuerdo con la guerrilla", explica el albañil a los jueces colombianos que lo citan a la fiscalía por las cuatro condenas a 130 años de cárcel y 40 anotaciones entre medidas de aseguramiento y llamados a juicio que pesan en contra del jefe guerrillero.
Cuando se presenta, muestra su cédula sin temor y exhibe las fotografías del líder de las FARC y las suyas que marcan una diferencia física notoria.
"No hay parecido", insiste al reconocer que su problema es por llevar el mismo nombre del subversivo a quien solo conoce por la televisión.
Y es que hace cuatro años vivió su primer susto. El bus en el que viajaba desde Valledupar y Pailitas, en el norte del país, fue detenido. Los militares lo hicieron bajar y al detectar la misma identidad del guerrillero lo detuvieron pensado que era un trofeo para el Estado. Sin embargo, después rieron y hasta le dijeron "Qué 'Mono', ¿te hiciste la liposucción?, ¿estás disecado?" Y lo dejaron ir, según reveló el diario El Heraldo, de Barranquilla.
Desesperado por decenas de retenciones por parte de la Policía, Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), Ejército y Fiscalía se presentó a la Justicia en 2005 y tras responder mil preguntas lo dejaron en libertad. Sin embargo, su calvario continuó porque las condenas y órdenes de captura no se hicieron esperar.
"Me han capturado muchas veces. Sólo hasta cuando las huellas del 'Mono Jojoy' llegaron de Bogotá y las compararon con las mías se dieron cuenta de que no era el comandante guerrillero", expresa en medio de una evidente preocupación "porque quiero ser libre, mi familia vive aterrorizada. Mi única arma es el palustre (instrumento para pintar)".
El albañil no tuvo otro remedio que guardarse en su casa para evitar ser capturado y permanecer durante horas en estaciones de policía encerrado. Sus hijos desertaron de las aulas de clase porque los tildan de ser familia de un guerrillero y uno de ellos frustró su visita a Estados Unidos porque en la embajada le negaron la visa porque su padre era el 'Mono Jojoy', un reo ausente responsabilizado de terrorismo, homicidio, rebelión y secuestro.
Ahora la historia parece cambiar. La Corte Constitucional en Colombia falló una tutela a favor del Briceño y ordenó el 22 de julio de 2010 respetar su honra, buen nombre, libertad personal, de locomoción vulnerados por la Fiscalía que no corroboró su verdadera identificación.
Aunque la Justicia lo ampara, Jorge Briceño Suárez, quien no contempla cambiarse el nombre, sigue encerrado porque, según él, su identidad se conoce en el país más que la de cualquier funcionario nacional porque el 'Mono Jojoy’ es historia en Colombia.
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