PIDO LA PALABRA por Antonio José Monagas

PIDO LA PALABRA / Gobierno cruel

El fallecimiento del productor agropecuario Franklin Brito dejó ver, nuevamente, la costura del actual gobierno militarista. *¿Quién se ha creído el presidente-comandante para desconocer la Constitución de la República? Sus apreciaciones políticas en medio de la presente campaña electoral, ponen en entre dicho su conducta.* Un arma de doble filo lo de la tarjeta para comprar en comercios del gobierno.

Resulta imposible callar ante la canalla gubernamental soportada en el poder de la intimidación con el cual ejerce su trabajo de dominación y coerción política. Más aún, resulta irracional no conmoverse frente a la arremetida de mentiras expresadas por el gobierno nacional cada vez que busca escalar posición en el mercado político. Incluso, por encima de las escasas posibilidades que le quedan luego de continuar accionando encarnizadas decisiones contra los derechos fundamentales que la propia Constitución de la República exalta.

El fallecimiento del productor agropecuario Franklin Brito dejó ver, nuevamente, la costura del actual gobierno militarista. O mejor dicho, puso al descubierto por dónde flaquean las tácticas del obstinado oficialismo. El manifiesto público que presentaba a manera de burda excusa el pasado miércoles, parece extraído de un panfleto de desnaturalizada redacción. En principio, las expresiones de pesar ante el hecho que acongoja a la sociedad democrática venezolana, luce hipócrita. Sobre todo, por el papel de verdugo que bien interpreta el gobierno central toda vez que sus actuaciones favorecen el agorero desmantelamiento de valores de libertad y de justicia social en nombre de un presunto socialismo bolivariano.

No conforme con tal declaración de sentimientos que sólo reflejan la carga de resentimientos que endurecen el ejercicio de sus políticas, dicho manifiesto se torna atrevido cuando miente con descaro al referir que “nunca fue objeto de medida alguna de expropiación o rescate de tierras por parte del Estado y tampoco fue objeto de invasiones por parte de terceros” cuando, justamente, su persistente lucha fue por ello. Peor aún, argumenta que “el ciudadano Franklin Brito tuvo, en cumplimiento de la ley, todo el apoyo de las instituciones agrarias del Gobierno Bolivariano para realizar su actividad productiva, expresado en el otorgamiento de créditos, maquinaria, saneamiento de tierras, entre otros” con lo cual pretende eximirse de culpas que nunca podrán encubrirse o solaparse. Por el contrario, tan desvergonzado acto de crueldad gubernamental le acarreará severas consecuencias a quienes se negaron atender los reclamos que Franklin Brito venía haciendo desde hace más de seis años. Tanto así que para llamar la atención del Alto Gobierno sobre su demanda, opta en 2004 por mutilarse el dedo meñique de su mano izquierda, en plena Plaza Miranda de Caracas.

Tanta insolencia es propia del gobierno nacional, que además de confundir los conceptos de “Estado” y “Gobierno”, afirma que “el Estado venezolano en ninguna forma violó o conculcó los derechos civiles, sociales y económicos que, constitucionalmente, asistían al ciudadano Franklin Brito”. No obstante, encima de tanta tozudez, las palabras gubernamentales son sórdidas como producto de la miseria humana que estructura su pensamiento. Así puede verse que luego tan ridículos pretextos que sólo alcanzan a ser justificaciones de inhumana desidia, se empeña en ofender. Embiste contra factores políticos, institucionales y hasta en perjuicio del esfera familiar de Franklin Brito, sin mediar recursos que reconozcan el estado de crisis que padece la sociedad venezolana. Su propio discurso es de corte fascista por cuanto retrata la crueldad como criterio de gobierno para acicalar las falacias que expone tan perverso manifiesto pues con lo ocurrido nadie pretende ganar votos para desestabilizar a un gobierno que ya comienza a mostrarse moribundo. 

Tan cierto que, lejos de exhortar la vida del venezolano entendiendo y atendiendo sus exigencias, hizo que su gestión se tornara carroñera al incitar la muerte como acto de gracia por una revolución que nadie siente ni conoce. Porque para “llenar la patria de muerte, odio y desaliento”, debe contarse con un gobierno de despiadado condición. O sea, con un gobierno cruel.

VENTANA DE PAPEL

¿Por encima de mí, nadie?

¿Quién se ha creído el presidente-comandante para desconocer la Constitución de la República? Su condición de ciudadano no es la misma que la de cualquier otro en virtud del papel que debe desempeñar de cara al ejemplo que a diario debería brindar. Sin embargo, sus actuaciones y peroratas, en el plano de lo que es el ventajismo intencional, distan mucho del rol que compromete su posición en el gobierno. Sus apreciaciones políticas en medio de la presente campaña electoral, ponen en entre dicho su conducta. Tanto que el rector del CNE, Vicente Díaz, impugnará el abuso presidencial ante la directiva del ente comicial por cuanto con ello está violándose el artículo 145 de la Constitución que establece que los servidores públicos sirven al Estado y no a ninguna filiación política. Igualmente, al artículo 13 de la Ley contra la Corrupción, que prohíbe el uso de bienes públicos con fines político-partidistas. También, al artículo 17 de la Ley de Procesos Electorales, que prohíbe a los funcionarios públicos actuar de acuerdo a su filiación partidista, favoreciendo o perjudicando a sectores por este motivo. Entonces, por qué creerse el presidente que por encima de él, nadie?

Consejos que valen vida

Siempre hay quienes amablemente se toman el tiempo para animar el mejor comportamiento frente a la inseguridad que a diario se vive por estas calles de Dios (y de los malandros) la Internet se convierte en medio que pone al alcance de muchos algunos consejos para evitar ser timado o robado por algún conspicuo sujeto. Por ejemplo, entre otras recomendaciones, se señala que: 1. No portarse tarjetas de presentación ni fotografías de familiares en la cartera. 2. Utilizar una sola tarjeta de crédito o débito y con el menor límite posible. 3. Cuando ha de utilizarse un cajero electrónico, no ir solos, y en lo posible, no realizar retiros en las noches o quincenas. Así como tampoco buscar un cajero que esté en un rumbo solitario o desconocido. 4. Cuando nos pidan la hora en la calle, ignorarlos y seguir de frente, ya que no se sabe cuáles son las intenciones reales. 
5. Caminar lo más despegados posibles de la pared en la calle. 6. Tener en cuenta que ante la posibilidad de un secuestro, hay factores de riesgo como ir siempre por la misma ruta; viajar solo; frecuentar zonas inseguras; o mostrar efectos personales de alto valor (zarcillos, reloj, computadoras, celular, etc.)

Turismo arrugado

Pese a los esfuerzos del gobierno regional a través de Corporación Merideña de Turismo, Cormetur, y hasta de los mismos operadores turísticos, los resultados observados durante el mes de agosto no fueron alentadores. El turismo merideño vivió una mal racha por distintas razones. 

Razones éstas entre las cuales, indiscutiblemente, destacan la inseguridad; las cancelaciones a destiempo de salarios del sector público; la extenuación política que padece el país a consecuencia de las elecciones parlamentarias del próximo 26-S; el malestar generado por problemas acumulados que siguen sin resolverse por parte del gobierno nacional; el alto costo de la vida expresado mediante la descarada inflación que tiene a Venezuela entre los primeros lugares a nivel mundial. Y en fin, múltiples dificultades que desalientan las posibilidades de visitar cualquier espacio de atractivos turísticos. Los olvidados servicios que prestaban tanto el teleférico más alto del mundo, como el acceso directo a Mérida a través del aeropuerto Alberto Carnevali el cual sólo sirve para el aterrizaje de aviones oficiales que utilizan los jerarcas del socialismo bolivariano. De manera que ante tal número de problemas, el turismo merideño lució insípido, se mostró opacado y terminó arrugado.

 No es la tarjeta, son sus consecuencias

El compromiso oficial de una tarjeta de crédito para adquirir productos en la red de comercios expropiados por el gobierno nacional, por parte de empleados públicos que cobran a través de los bancos de Venezuela, Tesoro y Bicentenario, no es tan halagador como muchos pudieran pensarlo. 

Por el contrario, su oferta mejor luce como “arma de doble filo” pues se convertirá en mecanismo de coerción y confiscación de elementales derechos económicos que inducen las libertades democráticas. Más que beneficios sociales, los efectos de dicha tarjeta tanto como de la cédula del “buen vivir”, derivarán en la posibilidad que manejará el gobierno para limitar el acceso no sólo a determinados productos, sino a quienes querrán disponer de sus recursos en productos que tales mecanismos gubernamentales lo dirigirán al sector de la población identificado con la ideología política oficialista. De ahí que a juicio de destacados analistas de la economía venezolana, tan particular tarjeta de crédito es un burdo remedo de la tarjeta de racionamiento cubana con la cual el gobierno caribeño limita la compra de productos esenciales para la dieta familiar. Aunque acá, la demagogia disfrazó el anuncio toda vez que el gobierno ha manifestado que ello estimulará el consumo por encima del consumismo. Con tan patética teoría económica, ¿es cómo intentan apuntalar el socialismo de medio pelo? 

Fuente: Blog Fotonoticias