Si permiten, después de la una vez más, la “gran estafa electoral”, que se les siga engañando, ya no podrán decir que se les engaña porque se harán cómplices de la tragedia | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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Por Alfredo García Deffendini | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Al final de El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad (escrita entre1898 y 1899), Marlow, el narrador, regresa a Europa desde Africa y su tía, al verlo tan agotado, se preocupa por su salud y él medita: < Un país como Venezuela, donde la justicia ha perdido su cualidad fundamental, como es su majestad de imparcialidad e independencia, al someterse a los demás poderes y al arropamiento ideológico del ejecutivo, se está preparando para los peores desórdenes y su hundimiento como país civilizado. Más, cuando quienes deberían ser los contrapesos al secuestro institucional, la oposición tradicional -partidos y líderes políticos- no lo son. No terminan de entender, que quienes gobiernan representan una dictadura disfrazada de democracia, no como dicen, cuando se le pregunta qué tipo de sistema impera en Venezuela y al unísono responden: “Bueno, esto no es una democracia pero tampoco es una dictadura”. Mientras mantengan tan absurdo criterio político y jurídico, una de las fuentes principales de las bondades del sistema democrático, las elecciones, le continuaran otorgando al régimen a través del fraude electoral, lo que tanto la dictadura necesita: legitimidad de origen. Ese es el meollo que los políticos y los partidos se niegan a enfrentar y, por ello le permiten al régimen, paulatinamente, ir desbancando todos los demás controles de una verdadera democracia, la división e independencia de los poderes, en particular del poder judicial y legislativo, que constituyen requisitos sine qua non para su calificación y aceptación como tal. Cuando éstos son secuestrados, queda una sola calificación, se vive en una dictadura. De ese secuestro, fundamentalmente es responsable el ya mencionado contrapeso, líderes y partidos, que coadyuvan con su participación electoral con la fraudulenta legitimidad de origen, al concurrir a procesos electorales viciados y manipulados. Coadyuvando, con su participación al gran engaño al colectivo nacional, por no estar a la altura de la tragedia que se nos viene encima, se suicidan con cada proceso electoral al cohonestar el fraude. El régimen tiene su objetivo y su medio “electoral” muy claro, éste le permite que con cada interregno, entre uno y el próximo proceso electoral, el de continuar con su andar de involución y de destrucción, proceso que ensambla y ejecuta con precisión matemática de uno a dos por año. Las elecciones, que originan a toda democracia, le permiten a la dictadura ir destruyendo todos los valores republicanos y nuestra formación Judea cristiana. Aún cuando parte del país no lo quiera entender, se le está permitiendo al régimen, ejecutar un genocidio a los valores más arraigados del gentilicio venezolano. Indiferencia insisto, por parte de los partidos y de los líderes participantes en el circo electoral, que los convierten en cómplices voluntarios o involuntarios. Ignoran cuanto está a punto de ser destruido, porque del genocidio de los valores se está muy cerca al genocidio como jurídicamente es aceptado, de acuerdo a la declaración de la Asamblea General de las Naciones Unidas del 11 de diciembre de 1946, al declarar al genocidio como un crimen, según la ley internacional. Sin duda alguna, esa falta de contrapeso, es la que ocasiona desosiego a la imaginación y al espíritu. Cuesta comprender, como una sociedad a la que se le están destruyendo todos sus valores morales y materiales, no termina de entender que con el aval que les dan a sus líderes políticos y partidos, participando en el fraude electoral, se hacen también cómplices de su propia destrucción. A pesar de ello, todavía quedan hombres, unos presos, otros asilados y otros con la expectativa de sumarse a ellos, que edifican su vida sobre el estricto valor de la dignidad y el deber, de allí saldrá el Lucio Quincio Cincinato. Éstos, conseguirán salir enteros de la tragedia, aún cuando los otros traten de empujarlos al tenebroso círculo de la mentira y del engaño, como son los procesos electorales manipulados. Hoy, ya ni siquiera hay alegría en el resplandor del sol, el mal está escondido en las profundas tinieblas del corazón humano. No sé, cuánto sentimiento se acumula de agravio o de ira. Ojalá, el 27 de septiembre, después de la “gran estafa electoral”, esa población electoral mayoritaria de la oposición que hoy supera el 80% y, que votará masivamente por obtener más de las 2/3 parte de la Asamblea Nacional, como debería de corresponderle, reaccione cuando el CNE declare que solamente se obtuvo de los 165 diputados una representación minoritaria que apenas arañará 1/3. Entonces no se sumen al festejo de bufones de los presuntos líderes de la oposición, que gritarán que con estos resultados, ahora si vencerán a la ignominia el próximo 2012, en las elecciones presidenciales. Porque si permiten, después de la una vez más, la “gran estafa electoral”, que se les siga engañando, ya no podrán decir que se les engaña porque se harán cómplices de la tragedia. Nuevamente, cito las reflexiones de Octavio Paz (escritor y diplomático mexicano, premio Cervantes y premio Nóbel), cuando escribió sobre el engaño: < Diario de América | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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Hace 5 años
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