Tres sellos y un número pintado con marcador negro le ponen todos los miércoles y domingo en los antebrazos a Nelson, a Elina y a Geraldine Afiuni. Esta es la rutina desde hace nueve meses, cuando a la jueza María Lourdes Afiuni le dieron como sitio de reclusión el Instituto Nacional de Orientación Femenina (Inof). Sus padres y su hija no faltan. No se cansan. Pierden fuerzas, eso sí, pero las recuperan, publicó laverdad.com.
La cárcel de mujeres está en Los Teques, a 60 kilómetros de Caracas. Hora y media de camino sin contar la subida que deben hacer a pie y el tiempo que deben pasar en la cola para poder entrar. Hay olor a cloaca y calor. No hay privilegios. Piden la cédula. La custodia pregunta a quién visitan y llena la planilla. En el espacio que dice: “delito”, apunta sin preguntar: “documentos”. Adentro cuando se lo cuentan a la jueza Afiuni, ésta suelta una carcajada sonora y se pregunta: ¿Qué es eso?
En un pasillo están sentadas las internas con sus familiares. Allí no está la jueza, hay que pasar dos puertas y dos candados. En la celda número dos del pasillo del “Área de resguardo” es el único sitio en el que le permiten estar. El lugar mide tres por tres. Allí come, camina y reza. Allí se baña y trabaja con su expediente. Allí se queja del sistema judicial de Venezuela.
“El día que el mundo se me vino encima”
En primera persona Geraldine Afiuni contó cómo fue el día en el que se enteró que a su mamá la habían detenido. Recuerda que estaba en la playa con su mejor amiga. “Yo sabía que mi mamá iba a hacer el juicio de Eligio Cedeño esa fecha, porque había hablado con ella en la mañana y me dijo: &39;Mira, hija, voy a apagar el celular porque tengo el juicio, llámame en la noche&39;. Yo me fui a la playa y dejé mi celular y cuando regreso como a las 8.00 de la noche le digo a un amigo que revisara en Internet, por su teléfono, qué había pasado con el juicio de mi mamá. Mi amigo buscó información por el teléfono y me dice: Del juicio no sale nada, pero sale que metieron presa a la jueza 31 de control. Yo me quedo en shock y me digo: No puede ser mi mamá. Yo pensaba que ella era la jueza 40. Pensaba que mi mamá era otro número”.
Decide entonces comunicarse con su abuela y le pide que le comunique a su mamá. “Eran las 9.00 de la noche y a esa hora ya mi mamá siempre estaba en la casa. Mi abuela me dice que mi mamá no estaba y yo le insisto: Pásamela. Allí me contó y sentí que ese día el mundo se me vino encima”.
A Chávez: “Que piense más allá de su rabia”
Tiene 18 años. Se acaba de graduar de bachiller y llora casi todos los días por lo que le pasa a su mamá y a su familia. “Mi mamá y yo somos solas para todo. Lo más duro ha sido no poder verla todos los días. Tener pocas horas para compartir con ella. Hacer esa cola terrible para verla apenas dos horas. Es duro. Siempre fuimos tan unidas”.
Asegura que en las visitas trata de mantener a su mamá al tanto de todo lo que le pasa en la semana. “Siempre me pregunta qué hice y cómo va mi vida. Me acuerdo que apenas la metieron presa ella me dijo, que lo que más le iba a doler de todo esto era que no iba a poder ser parte de mi vida. De eso es lo que siempre hablamos”. Quiere ser abogada como su mamá porque está convencida que en el país “se retomará la justicia”.
En medio de esta situación le dice al presidente de la República, Hugo Chávez, “que piense un poco más allá de su rabia, Más allá de cuál sea la rabia que le tenga a mi mamá. Que piense un poco no sólo en la salud y en lo que le está pasando a ella, sino en la salud de mis abuelos que cada día están más destruidos. Que piense en lo que le está haciendo a mi familia, a mis tíos, a mis primos. Chávez destruyó a mi familia metiendo a mi mamá en la cárcel”.
Elina de Afiuni: “Jamás pensé que pedirían cárcel para mi hija en cadena nacional”
Los padres de la jueza María Lourdes Afiuni, presa desde el 10 de diciembre cuando le otorgó una medida cautelar de libertad a Eligio Cedeño, el banquero, “porque era lo ajustado a derecho” están desconcertados. Se desploman, lo confiesan, pero apuntan: “Lourdes siempre nos da ánimo. Nos dice que no nos pongamos así, que ayudemos a darle fuerzas a ella”.
“Mi hija es valiente. Es una heroína”: Así la describe su papá, Nelson Afiuni. Su esposa, Elina de Afiuni suelta: “Jamás pensé que el Presidente pediría cárcel para mi hija en cadena nacional”. Tienen tres hijos. La jueza es la del medio. “El mayor es Nelson, luego María Lourdes y luego Earle”.
En el recorrido hasta la cárcel Elina comenta: “Cuando la pusieron presa no podía creerlo. No pensé jamás que a mi hija por hacer su trabajo la iban a poner presa”. Nelson recalca: “Sabíamos que Lourdes jamás se iba a dejar amedrentar. Ella nos decía, si me piden hacer una marramucia me voy a oponer. Decía que jamás iba a hacer algo fuera de la Constitución”.
Ante la pregunta sobre la candidatura de la jueza Afiuni, sus padres se reparten la respuesta. Uno dice: “La candidatura es un salvavidas”. El otro responde: “Todo lo que se pueda hacer, es una esperanza”.
Le llevan comida, ropa y medicinas. “Siempre hemos vivido juntos. Mi hija es madre soltera. Le quitaron el sueldo y es duro para quienes viven al día. La gente sabe quién es mi hija”. Es la consentida de su papá. “Jamás pensé que mi hija pudiera soportar todo esto y ser tan fuerte”.
Tratan de que tenga una celda “digna”. La pintaron y trataron de arreglarla un poco. Recuerda que en las paredes había rastros de sangre.
María Lourdes Afiuni: “El Twitter es mi ventana al mundo”
Está preocupada por su salud. “Temo por mi vida”. Tiene un quiste debajo de la axila y uno debajo del seno derecho. Quiere atención de su médico. No confía en el examen del Hospital Militar. “Me hicieron un examen al ojo por ciento. Quiero saber qué tengo. Además allá fue terrible, le tuve que mostrar la teta a todo el mundo”.
Sus traslados son “un show”. Cuenta que la llevan “25 funcionarios de la Guardia Nacional, dos custodias en un camión blindado, con un jeep adelante y motorizados. Ah, por supuesto… con esposas”.
Se levanta a las 5.00 de la mañana. “Cuando pasan el número que gritan y tumban puertas ya yo estoy bañada, vestida y con los dientes limpios. Cruzo la pierna y les respondo: 18?.
Desayuna y almuerza con sus compañeras de pasillo. “No ceno. Llevo una vida demasiado sedentaria. Son nueve meses sin hacer nada. Me he quitado 10 kilos. Antes era más gorda y más feliz”. Suelta la carcajada.
Isabel Gonzales, la directora del penal, le dice que no puede salir de su celda porque “no garantiza mi vida. Yo no tengo miedo. Me dicen que soy temeraria”.
Después que sus compañeras se van a sus actividades limpia su celda. “Me ha dado una obsesión por limpiar. También reviso mi expediente. Miro pa&39;l techo y rezo en las tardes”. Las leyes las devolvió a su casa. “Se las estaban comiendo las ratas y ratones que hay aquí. He matado como seis”.
Convencida que lucha contra un “monstruo de mil cabezas”, resalta: “Mi defensa es la prensa”. En las tardes se conecta a Internet. “El Twitter es mi ventana al mundo. Chávez me pidió que lo siguiera y creo que Tarek El Aissami me sigue. Tengo Twitter porque ellos quieren”.
En su celda no hay fotos de su hija. Dice que prefirió quitarlas. “No estar con Geraldine es lo que más me ha afectado. Yo vivía en función de ella. Ahora están sus abuelitos. Yo extraño todo. Ahora a ella le toca defenderse sola. Yo era muy protectora”.
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