Es vital que todos y cada uno de los venezolanos nos hagamos una revisión y un análisis serio como individuos y como sociedad.
Estamos en la peor de las crisis humanas que hemos atravesado en los cerca de 200 años de historia republicana; una etapa en la que la vida y la muerte propia y ajena no nos interesa, y esto evidencia una crisis de valores tremendamente grave, posiblemente reversible pero con un altísimo costo social porque esto es como una gran infección que mientras más tiempo pase sin tratarse más difícil es combatirla, y más cuando el antibiótico que podría ser la FAN y/o los líderes políticos ya viene “hincado” ante la enfermedad. Entérese, se le llama comunismo ¡!
La situación se genera por efecto de unos pocos que dijeron que eran “humanistas” y ya nos ha arropado y envenenado a todos. Somos totalmente incapaces de reaccionar ante estímulos sociales que sabemos y reconocemos claramente como un atentado potencial omnipresente para cada uno de nosotros. Somos incapaces de responder a estímulos evidentemente negativos tales como los casos “pudreval”, “170 mil asesinados”, “apoyo al terrorismo de farc”, “presos políticos”, “exiliados” y ahora la muerte de Franklin Brito, entre otros no menos denigrantes.
En un país de 28 millones de habitantes, se ha logrado anular el significado de la vida propia y la de los demás. Se ha logrado asumir el terror como forma de vida diaria y se ha llegado a invertir el significado de “los pocos que luchan” para asumirlos como “los pocos que molestan”. Sentir molestia porque un venezolano que vive fuera opina a viva voz de lo que ocurre en su propia Patria y que éste sea sancionado o mandado a callar por quienes deberían sentir identificación, es un síntoma de intolerancia que nos puede llevar a una guerra civil. Parece no importarle a nadie.
El régimen juega con fuego si es verdad, pero sabe jugar. Cuando no se tienen oponentes serios y con sustento en términos de apoyo social y estatura moral, es como jugar solo. Eso le ocurre al régimen, está jugando solo.
La responsabilidad es de todos, unos por omisión, otros por acción, otros por miedo, otros por desinterés, otros por simple maldad… La muerte de Franklin Brito nos pertenece a cada uno de los venezolanos. Es tarde para rasgarse las vestiduras. Ayer hubiera sido mejor hacer algo por él más que pedir tanto por él. Es duro, pero cada uno de nosotros tiene que pedir perdón por esa vida que ayer se convirtió en otra amarga lagrima de nuestra historia.
Hoy es un día muy triste claro que sí, pero totalmente lógico; es el árbol que jamás fue regado, donde todos orinaron y todavía nos asombramos porque murió seco. Llueve sobre mojado.
Es duro, pero tenemos que seguir de pie y de frente, a pesar de los detractores y de los inmorales e insensibles de todos los bandos. La historia deberá ser contada otra vez en momentos de libertad y de justicia.
Franklin, por favor pídele a Dios por los que seguimos adelante desde este rincón. El Gran Arquitecto del Universo debe saber cuál es el camino correcto por el que debemos transitar.
Paul Sfeir.-
paul@radionexx.com
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