En la mañana de ayer, viernes 16 de julio de este año 2010, comenzó a circular el rumor que Chávez y sus secuaces habían por fin violado el sarcófago que guarda los restos de Simón Bolívar en el Panteón Nacional de Caracas. La intención ya había sido advertida y para su aviesa ejecución se había promovido la insólita versión del asesinato del Libertador por desleales santanderistas bogotanos, con lo cual se mataban dos pájaros con una sola piedra: se preparaba el ambiente para la profanación y rito santero, y se intentaba asestar otro golpe bajo a la hoy Colombia que combate a la narcoguerrilla, cómplice del proceso chavista. Como siempre, todos tomamos a broma el decreto de la “comisión presidencial” para la investigación del magnicidio bolivariano; craso error que nos empeñamos en repetir sin parar en estos once años de oprobio: al chavismo hay que tomarlo en serio, en su exacta dimensión totalitaria y como empeño de destrucción moral de Venezuela. El intento más peligroso y real de toda nuestra historia; no hay dictadura del pasado, desde los Monagas, pasando por Guzmán, Castro –el nuestro-, Gómez y Pérez Jiménez que hayan amenazado la existencia, no sólo de la República, como advierte Germán Carrera Damas y otros insignes historiadores, sino de la Nación, como cuerpo social asentado en un territorio común, unido por una Historia, idioma y propósito de futuro. Este experimento chavista pone a riesgo cierto la integridad territorial y el propósito de empresa común que justifica la existencia del Estado venezolano de ayer y hoy. Muchas voces ya han sonado las alarmas de las consecuencias de la actuación de esta camarilla perversa que quiere acabar con Venezuela; no se trata sólo de su afán corrupto sino de su empeño en corromper a toda la sociedad; de desquiciar las fuerzas armadas, desnaturalizar a los poderes del Estado, someter a nuestras universidades autónomas, enanar las instituciones públicas y privadas, y esclavizar, por la vía de la limosna y la demagogia más abyecta, a los ciudadanos más desvalidos. No obstante, la reacción se hace esperar en demasía: cada sector espera por la iniciativa del otro.
Tenemos en cartelera lo que muchos creen una oportunidad en las próximas elecciones para reconstruir una Asamblea, el “26S”, y para ello los partidos de la llamada oposición o alternativa democrática han constituido lo que algunos conocemos ya como la “MUDa” (mesa de la unidad democrática ausente); un organismo que parece haberse agotado en organizar las ambiciones y apetencias de sus integrantes, con algunos gestos de racionalidad local en estados y circuitos electorales. Bien, no se podía pedir más y hubo que conformarse con ese parto de mesetas. Pero lo que no es permisible es sus ya tradicionales posturas ante los desafueros de Chávez y su camarilla, con sus silencios, omisiones y pobres reacciones. Cuando no omiten críticas al oficialismo, por aquello de no embestir trapos rojos que en realidad son agresiones al pueblo, o se tardan casi un mes en constituir una “comisión de la verdad” para constatar una realidad (¡!) en el escándalo de PUDREVAL, salen en auxilio del mandón y sus cómplices: exigen del gobierno de Uribe que compruebe sus denuncias sobre la presencia de las FARC y el ELN en nuestro territorio, con la complacencia de militares y autoridades felonas, no obstante a las recurrentes denuncias de ganaderos venezolanos, de los innumerables secuestros y asesinatos de nacionales por esas guerrillas, del testimonio leído ayer en El Nacional de Leopoldo López Mendoza en su crónica negra sobre lo que ocurre en El Nula (Apure, porsia) y del libro de Roberto Giusti “Tiempo de Guerrilla”, por citar sólo algunas verdaderas pruebas sobre la pérdida consentida por los traidores que nos mandan de nuestra soberanía ¿Qué es eso de declarar: “Se hace imprescindible que el Gobierno colombiano muestre las pruebas”… “No es responsable hacer unas denuncias y no entregar pruebas”? - El Universal, sábado 17/7/2010, pág. 1-8 –. Y no estoy citando a Nicolás Maduro, ojo ¡O la otra, ya antes manida, perla de exigir a Chávez gobernar! –El Universal, también sábado 17/7/2010, pág. 1-3- ¡Como si no les bastaran los 150.000 homicidios, la inflación, la escasez, PUDREVAL, los regalos a Cuba, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Londres, el Bronx newyorkino, las confiscaciones y robos de propiedades, etc.! ¿O será que piensan que todas estas desgracias no son obras del “gobernar” de Hugo Chávez y sus acólitos? ¡Caramba! Deberían leer el artículo “Pernada Caribe” de Ramón Hernández publicado en El Nacional, también hoy sábado 17, página 7, opinión, primer cuerpo, donde el autor implora al mandón, cual Rabino ante Hitler, que deje de gobernar…Mi hermano, extraordinario publicista y experto en relaciones públicas, y algunos amigos leales, me imploran que deje en paz a los de la llamada oposición, que el enemigo está enfrente, pero hay veces que sus acciones me turban el ánimo y entendimiento porque no termino de dilucidar si son sólo torpezas o llegan a la complacencia con el régimen que acosa a los venezolanos.
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