By DEBORA REY / AP
El ex dictador Jorge Rafael Videla, rostro emblemático de una de las dictaduras más sangrientas de Sudamérica, estará nuevamente frente a un tribunal a partir del viernes para ser juzgado por crímenes de lesa humanidad 25 años después de su condena en un histórico juiciocontra las juntas militares argentinas.
Videla, de 84 años, deberá responder por el asesinato de 31 presos políticos cometidos entre abril y noviembre de 1976 en la provincia de Córdoba, al norte de Buenos Aires. Junto al ex dictador también serán juzgados el ex general Luciano Benjamín Menéndez y otros 23 represores, entre militares retirados, ex policías y civiles.
Considerado el arquitecto del sistema represivo que llevó a la muerte a miles de personas durante la dictadura (1976-1983), Videla fue condenado a cadena perpetua en 1985 por cargos de torturas, asesinatos y otros delitos. En 1990 fue indultado por el entonces presidente Carlos Menem, pero perdió el beneficio luego de que la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional el indulto en el 2007.
Desde entonces, de las decenas de causas acumuladas en su contra, la de Córdoba es la primera que llega a juicio.
Lo particular de este proceso respecto a otros por violaciones a los derechos humanos durante el régimen es que las víctimas habían sido detenidas antes del golpe militar y se encontraban alojados en una cárcel, a disposición de un juez. Pese a estar bajo proceso fueron ejecutados, explicó a AP Miguel Ceballos, hijo de uno los presos asesinados y abogado querellante de otros familiares.
Su padre, Miguel Angel, militaba en el movimiento izquierdista Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Fue arrestado en 1974, en plena democracia, por violar la ley antisubversiva. Detenido en la Unidad Penitenciaria número 1 de Córdoba, fue asesinado en un supuesto intento de fuga el 11 de noviembre de 1976. Tenía 37 años.
``Fue fusilado en un barranco a pocas cuadras de la cárcel junto a otros detenidos. Cuando lo fueron a buscar al penal mi padre sabía que lo iban a matar. Se despidió de sus compañeros y les dejó una foto de nuestra familia para que nos contaran lo que había pasado'', relató su hijo. El cuerpo de Ceballos fue entregado a sus parientes poco después de su muerte.
El resto de las víctimas, que tenían entre 21 y 45 años, también militaban en agrupaciones de izquierda y murieron en circunstancias similares.
Videla llegó al poder el 24 de marzo de 1976 al frente de un golpe militar que derrocó a la presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón.
Hoy anciano, requerido por Italia, España, Francia y Alemania, impedido de gozar el beneficio del arresto domiciliario que le correspondería por ser mayor de 70 años, aguarda en la celda de una cárcel común de Córdoba para ser juzgado por los cargos de imposición de tormentos seguidos de muerte; homicidio calificado y encubrimiento.
Ceballos cree imaginarse que sentirá cara a cara al verdugo de su padre: ``será un momento difícil, una mezcla de emoción y dolor. Llevó mucho tiempo llegar al juicio, pero tiene que tener un cierre. Nunca creí en la justicia por mano propia, [Videla] tendrá el juicio que le negó a mi papá''.
Videla, de 84 años, deberá responder por el asesinato de 31 presos políticos cometidos entre abril y noviembre de 1976 en la provincia de Córdoba, al norte de Buenos Aires. Junto al ex dictador también serán juzgados el ex general Luciano Benjamín Menéndez y otros 23 represores, entre militares retirados, ex policías y civiles.
Considerado el arquitecto del sistema represivo que llevó a la muerte a miles de personas durante la dictadura (1976-1983), Videla fue condenado a cadena perpetua en 1985 por cargos de torturas, asesinatos y otros delitos. En 1990 fue indultado por el entonces presidente Carlos Menem, pero perdió el beneficio luego de que la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional el indulto en el 2007.
Desde entonces, de las decenas de causas acumuladas en su contra, la de Córdoba es la primera que llega a juicio.
Lo particular de este proceso respecto a otros por violaciones a los derechos humanos durante el régimen es que las víctimas habían sido detenidas antes del golpe militar y se encontraban alojados en una cárcel, a disposición de un juez. Pese a estar bajo proceso fueron ejecutados, explicó a AP Miguel Ceballos, hijo de uno los presos asesinados y abogado querellante de otros familiares.
Su padre, Miguel Angel, militaba en el movimiento izquierdista Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Fue arrestado en 1974, en plena democracia, por violar la ley antisubversiva. Detenido en la Unidad Penitenciaria número 1 de Córdoba, fue asesinado en un supuesto intento de fuga el 11 de noviembre de 1976. Tenía 37 años.
``Fue fusilado en un barranco a pocas cuadras de la cárcel junto a otros detenidos. Cuando lo fueron a buscar al penal mi padre sabía que lo iban a matar. Se despidió de sus compañeros y les dejó una foto de nuestra familia para que nos contaran lo que había pasado'', relató su hijo. El cuerpo de Ceballos fue entregado a sus parientes poco después de su muerte.
El resto de las víctimas, que tenían entre 21 y 45 años, también militaban en agrupaciones de izquierda y murieron en circunstancias similares.
Videla llegó al poder el 24 de marzo de 1976 al frente de un golpe militar que derrocó a la presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón.
Hoy anciano, requerido por Italia, España, Francia y Alemania, impedido de gozar el beneficio del arresto domiciliario que le correspondería por ser mayor de 70 años, aguarda en la celda de una cárcel común de Córdoba para ser juzgado por los cargos de imposición de tormentos seguidos de muerte; homicidio calificado y encubrimiento.
Ceballos cree imaginarse que sentirá cara a cara al verdugo de su padre: ``será un momento difícil, una mezcla de emoción y dolor. Llevó mucho tiempo llegar al juicio, pero tiene que tener un cierre. Nunca creí en la justicia por mano propia, [Videla] tendrá el juicio que le negó a mi papá''.
Fuente: Blog de Angèlica Mora
Nota de la administradora: LA JUSTICIA TARDA PERO LLEGA
Nota de la administradora: LA JUSTICIA TARDA PERO LLEGA
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