Jaime Bayly no tiene vetos al hablar. Con una inédita actitud bonachona y vestido de pana, ropa ancha, sombrero encintado y bufanda, el presentador y escritor peruano se sentó en una poltrona y, con la respiración entrecortada quizá por sus 10 kilos de sobrepeso o por la altura de Bogotá, dijo, tras sonreír: “Pregúntame lo que quieras”.
Desde finales del año pasado está residenciado en Bogotá a propósito de Bayly, su programa periodístico que desde hace casi cinco meses transmite NTNT 24, el canal internacional de noticias de RCN, de lunes a viernes a las 10:00 pm, y que en Venezuela puede ser visto a través de Directv.
¿Cómo define el programa? El espacio recoge lo que haya ocurrido en el circo político latinoamericano ese día, y uno nunca sabe qué acróbata se va a descolgar, qué enano se va a crecer, qué payaso va hacer su rutina humorística.
Chávez suele ser el más inspirado. Es el sucesor del Chavo del Ocho, de Jorge Porcel, de Alberto Olmedo, es un humorista involuntario.
¿Cómo percibe las constantes tensiones entre Colombia y Venezuela? Creo que las ha propiciado, creado y estimulado Venezuela y las ha tratado de neutralizar prudentemente Colombia.
Esas tensiones son exclusivamente culpa del ánimo belicoso de Chávez. No se contenta con gobernar Venezuela, sino que quiere gobernar todos los países que se dejen y sueña con gobernar Colombia.
Dicen que perro que ladra no muerde, ¿usted cree que ese es el caso de Chávez? La historia demuestra lo contrario. Chávez mordió una vez, cuando se sublevó contra Carlos Andrés Pérez. No es un perro tan manso, quiso dar un golpe de Estado y capturar a tiros el Palacio de Miraflores y en su intento murieron muchas personas. Yo diría que no es un perro chihuahua inofensivo.
¿En materia de escritores, con quién se queda: Mario Vargas Llosa o Gabriel García Márquez? Pues que me perdone Mario, que es mi compatriota y a quien admiro tanto. Es un grandísimo escritor, merece el Premio Nobel, pero García Márquez es más que un escritor, es un mago. Es Gabo, el mago. Los dos son genios, los dos son clásicos, pero Gabo tiene esa cuota de magia, de hechicería que no creo que tenga Mario. Gabo es un escritor más hipnótico.
¿En qué momentos escribe? Cuando regreso a casa a medianoche, ese suele ser el momento más tranquilo, porque no estoy pensado en el programa de televisión ni suena el teléfono. Las mañanas para mí no existen. Estoy en coma profundo, me despierto al mediodía.
¿Por qué se dejó engordar? Esa pregunta no tiene respuesta. Es una cosa que viene con los años. Cuando tenía 35 años comía exactamente lo mismo que ahora y no me engordaba. Ahora tengo 44 años y engordo porque estoy más viejo. Hago una defensa apasionada de los gordos y estoy completamente en contra de esta cultura del atletismo y de los maratones.
¿Por qué se dejó engordar? Esa pregunta no tiene respuesta. Es una cosa que viene con los años. Cuando tenía 35 años comía exactamente lo mismo que ahora y no me engordaba. Ahora tengo 44 años y engordo porque estoy más viejo. Hago una defensa apasionada de los gordos y estoy completamente en contra de esta cultura del atletismo y de los maratones.
Habla mucho de su edad, ¿se siente viejo? No me siento ni en buena edad ni en buena forma ni en buena salud. Lo que ocurre es que he tenido muchos años de vida pública y tengo la impresión que un año de vida pública equivale a tres o cuatro de vida privada, entonces haga la cuenta.
Usted confesó en una reciente entrevista que ya no ejerce su sexualidad y que recuerda una erección como algo remoto. ¿Se le acabó el deseo sexual, es por la edad o simplemente “no hay con quien”? decir que por falta de oportunidades es cruel, siempre hay con quién y si no hay con quién uno paga. Pero más bien es por falta de ganas. Ya no pasa nada al sur del ombligo. Todas las anteriores. Por la edad: hay un declive en el apetito, en la lujuria, en el deseo; también creo que por las pastillas que tomo, porque tomo para dormir, para no dormir, para sentirme bien, para no deprimirme y muchas de ellas disminuyen la libido. Y bueno,
¿Y en materia de sexo con quién le fue mejor, con los hombres o con las mujeres? Diría que conmigo mismo. En esto he sido un amante muy malo. Las pocas personas que han tenido sexo conmigo se arrepienten. No he sido una persona tan promiscua como la gente cree, pero sí me he permitido ejercer mi hombría como me ha dado la gana y creo que un hombre no es menos hombre cuando se atreve a ser bisexual como me atreví o me resigné yo. No creo que la sexualidad sea una opción. Uno no la elige. Esto es un mandato genético, uno viene programado y si a uno le gustan los hombres, las mujeres o ambos, no es algo que uno planifique.
La mayoría de los personajes públicos tratan de esconder su vida privada, ¿a usted, en cambio, por qué le gusta ventilarla? Me ha parecido un poco antipática y boba la respuesta “no hablo de mi vida privada”. Yo sí hablo de mi vida privada porque no se puede desligar de mi vida pública. En la vida privada es donde uno se enamora y tiene hijos. Es donde uno cifra sus verdades o sus certezas. Aquello que te define. Entonces, por qué habría de esconderse.
¿Para usted quién es Jaime Bayly? Un extraño. No creo que haya una vida después de esta vida, pero si la hay espero no ser Jaime Bayly. Espero ser una mujer, una prostituta, o quizás el Papa. Si no hubiera otra vida y ésta fuera eterna, como dicen los curas, ojalá no fuera el mismo tipo parlanchín que soy ahora, preferiría no conocer a Jaime Bayly ni cruzarme con él.
Luz Adriana Velasco
Fuente: El Nacional
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