Au revoir, adieu se pronuncia la expresión adiós en francés. La ocupación de las dos tiendas de hipermercado Éxito en Maracaibo se ejecutó por Indepabis siguiendo la medida de expropiación que ordenó el Presidente de la República y que aprobó mediante de la reforma de la ley la Asamblea Nacional, la administración de cadena de tiendas pasó a estar en poder del Estado, aunque el personal aseguraba: "No es justo señor Presidente, usted pensó sólo por usted y su gente".
Los trabajadores no quieren decir adiós al capital extranjero, "nos van a quitar nuestros beneficios, no queremos perderlos. No queremos que nos quiten los domingos triples trabajados", aseguraban los más arriesgados al gritarle en la cara a Lisset Ramírez, representante de Ministerio de Comercio en la sede norte del mercado. Consideraron que el Gobierno no respetará la contratación colectiva que tienen desde hace años.
Acusaron que el sindicato está "amenazando" al personal, responsabilizaron a Olga García, secretaria de organización.
El temor de la pérdida de beneficios tiene un precedente. En julio de 2008, en el Aló, Presidente, Hugo Chávez Frías, acusó que el personal de la televisora oficial cobraba demasiadas horas extras por laboral en domingo, ocho horas de pago por cada hora trabajada. Eran pasadas las 2.00 de la tarde cuando dijo: "Es una cosa perversa" ese pago.
El jefe de Estado comentó que se hacía "insostenible" y pidió voluntad revolucionaria, regañó a los trabajadores de cámaras por no querer rebajar el beneficio y "si quieren cambiar eso (el pago de horas) arman un zafarrancho. Amenazan". La forma de pago estaba suscrita en el contrato colectivo. Les advirtió: "Se ponen bravos y amenazan, PDVSA tenía más poder y lo tomamos al final".
La funcionaria de Indepabis aseguró a los presentes que "se garantizaba su estabilidad" laboral, leyó el artículo de la ley que les otorgaba la disposición para la ocupación. Joender Fernández, secretario del sindicato, aseguró desde la tienda del sur que estaban resguardando el trabajo del personal, continuarán pagando como estaba acordado en el contrato.
Desde la sede del norte, Érika Ibarra, segunda vocal sindical, salió "sin miedo" a reclamar: "vamos a guardar las nóminas y en tres meses que se presente el caos veremos". Está segura del futuro impredecible, citó ejemplos de que no les pagarán igual que el sector privado, porque "sabemos qué va a pasar, no habrá contratación. No van a pagar los domingo triples". Su voz aumentaba de tono para decir: "Yo no tengo miedo, yo sé que me van a botar pero no me voy a callar. Somos mayoría. No es justo señor Presidente, usted pensó sólo por usted y su gente".
Los trabajadores comentaron que les obligarían a inscribirse en el partido de Gobierno, les pedirían un día de sueldo para financiar las campañas políticas. Seguro de eso estaban Eladio Quintero, de ventas y Manuel Rojas, carnicero. "Es mentira todo lo que dicen de precios, de faltas en los pagos", precisó Quintero, recordó que la cesta alimentaria llega "puntual". Rojas está convencido de que "el Presidente no le paga a nadie" los domingos, "ya sabemos que no paga".
Sibelis Pachano, auxiliar de piso, lloraba porque "no será igual, esto es un desastre, van a destruir la tienda". Su lamento era consolado por David Montiel, compañero de faena. Él terminó las frases que no lograban salir de su amiga, "esto es no justo". Detrás de ellos, estaban más trabajadores que afirmaban: "Queremos a los franceses, no queremos a Chávez". La bota militar estaba presente en la empresa, en compañía de consejos comunales, miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela y funcionarios de Secancamer.
Persecución sindical
Mientras una sola representante de un consejo comunal de San Jacinto soltaba la risa "por lo que está sucediendo" y el resto guardaba silencio junto a los funcionarios del Ministerio de Comercio, las puertas de la tienda norte fueron cerradas para facilitar la transferencia de administración. La intervención se oficializó con una reunión privada con los trabajadores.
La amenaza sindical no faltó. En la tienda del sur, luego que la coordinadora regional del Indepabis, explicó que había "plenas garantías de respeto al trabajo" y recordó que Éxito había faltado; Joalices Rodríguez, auxiliar, desmintió con pruebas en mano de que "los pagos se hacían como era, no hay remarcaje, de eso damos fe los trabajadores".
La acusación de que manipulaban las carnes para engañar al consumidor fue rechazada por el personal que la acompañaba. Rodríguez acusó que ya había recibido una amenaza de Olga García, dirigente sindical, por haber declarado a los medios de comunicación. No titubeó para mostrar las nóminas, fotos y soportes de pago de utilidades, donde garantizaba que la empresa "Cativén (propietaria de Éxito) cumple con nosotros en todo, becas, bonos, vacaciones, útiles escolares".
La Verdad
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