El dueño de los cuatro bancos intervenidos por el gobierno se presentó en la sede de la policía política después del allanamiento a sus oficinas y su residencia.
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Por Redacción Poder Internacional
Funcionarios de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención visitaron la residencia y la oficina del empresario Ricardo Fernández Barrueco, cuyas entidades bancarias fueron intervenidas este viernes por el gobierno debido a problemas con el origen de los fondos que hicieron posible la operación.
Chefi Borzachini, jefe de prensa del grupo Bolivar, confirmó a Poder que el banquero se presentó en la sede de la policía política. Borzachini no confirmó si fue detenido, pero fuentes ligadas a la investigación aseguraron que Fernández fue hecho preso. Aún se desconocen los cargos que se le imputan o si es objeto de una investigación por parte de la fiscalía.
Todo comenzó esta mañana, con una rueda de prensa que ofrecieron el ministro de Finanzas, Alí Rodríguez Araque, el superintendente de bancos, Edgar Hernández Behrens, y el presidente del Consejo Bancario Nacional, Victor Gill, que confirmó el rumor que recorrió las redacciones de los medios de comunicación durante la tarde del jueves: el gobierno había decidido intervenir a puertas abiertas a Bolívar Banco, Banco Confederado, Banco Canarias y Banpro, pertenecientes al Grupo Bolívar, de Fernández Barrueco.
La Superintendencia Bancaria inició el proceso por incumplimiento de los indicadores financieros y el aumento de capital sin especificar el origen de los fondos con los que se adquirieron las entidades financieras. Al parecer la venta se habría concretado con dinero del público gracias a una operación en la bolsa y no mediante un aumento de capital, como establece la ley.
El Grupo Bolivar poseía el 5,1% de los depósitos totales de la banca desde 2009, cuando sumó a Banpro, Canarias y Bolívar al Banco Confederado, adquirido previamente. La decisión del gobierno ha supuesto un golpe duro para Fernández Barrueco, que había puesto a la venta Bolívar Banco y pretendía fusionar en una sola institución a las tres restantes.
Fuentes cercanas a la investigación dijeron a Poder que la sorpresiva decisión del gobierno es parte de un pase de factura contra el grupo Bolívar. Desde hace varios meses, la superintendencia estaba consciente de la crítica situación financiera de las instituciones, pero se hizo hecho de la vista gorda hasta el pasado lunes, cuando el diario Reporte publicó una denuncia sobre la existencia de una oficina paralela a la Superintendencia de Bancos que prometía relajar los controles a cambio de dinero. La filtración se atribuye a Fernández Barrueco.
La decisión de intervenir al grupo a puertas abiertas no sólo es parte del castigo a Fernández Barrueco, de 43 años, un empresario cercano al gobierno del presidente Hugo Chávez. Es también el aprendizaje que quedó tras las secuelas del crack financiero de 1994, cuando el gobierno de Rafael Caldera intervino varios bancos a puertas cerradas generando una corrida que tambaleó al sistema. "El gobierno garantiza la integridad del ahorro de los clientes", afirmó Gill.
La lectura política de esta intervención revela un profundo abismo en el interior del gobierno: la lucha a muerte por el control del rumbo de la llamada Revolución Bolivariana entre el chavismo socialista y el chavismo capitalista. Las autoridades que regulan al sistema bancario, con Alí Rodríguez y Jorge Giordani, pertenecen al grupo que cree que la transformación de la sociedad venezolana pasa por establecer limitaciones al poder del capital privado y a un modo de vida más austero y frugal. Son los genuinos creyentes de la instauración del socialismo de la vieja guardia. El chavismo capitalista, por su parte, con Jesse Chacón y Diosdado Cabello, ha hecho una alianza interesada con el primer mandatario. Son aquellos hombres de negocios vinculados al poder que derrotaron a los viejos capitales y ahora libran una lucha nada disimulada contra las limitaciones que el gabinete pretende imponer al crecimiento de su riqueza.
Por ahora, el asalto de esta larga pelea lo ha ganado el chavismo socialista, ese que entiende la acumulación de riqueza como un peligro para la estabilidad del gobierno. La herida del golpe del 11 de abril de 2002 y del paro petrolero de diciembre de ese año es una herida aún muy reciente.
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