Jurate Rosales - Revista Zeta
Chávez, noviembre 2009. En la más arriesgada jugada de su agitada vida política, Hugo coloca para el 2010 su apuesta todo a todo: gastará hasta el último centavo del dinero del Banco Central, endeudará al país para los próximos 50 años, obligará a los venezolanos a vivir peor que los cubanos, pero logrará una presidencia indefinida y habrá forjado un bloque continental del ALBA al estilo del antiguo Komintern soviético, listo para una lucha armada o para intervenir militarmente, como efectivamente lo hacía el Komintern, en sus propios países miembros.
Que Chávez gane o pierda la apuesta del 2010, dependerá de un solo factor – la actitud concertada del pueblo venezolano. Chávez aparentemente da por seguro, que ese pueblo no se rebelará, le obedecerá y no estorbará su plan de enfrentamiento continental.
Chávez otra vez. Su sostenida ilusión de un bloque continental del ALBA dirigido por él, sufrió un revés en Honduras, pero todavía le quedan otros países por dominar. Está en curso la estrategia legal para permitir la reelección de Daniel Ortega en Nicaragua, hay grandes esperanzas de ver electo a un “hermano del alma” en Chile y se trabaja arduamente para echar el guante, vía elecciones, al Perú.¿Cuánto cuestan en dinero a los venezolanos estos esfuerzos? Evo Morales reclamó públicamente a Hugo Chávez durante la última visita de éste a Bolivia, la demora del dinero prometido para la campaña de las elecciones legislativas de diciembre. Por cierto que el señalamiento de un presunto documento donde Venezuela enviaría 1.000 millones de dólares anuales a cada país del ALBA para sostener durante 15 años en el poder al respectivo mandatario, ni siquiera fue noticia, por parecer de rutina.
En lo interno, los servicios básicos (luz, agua, alimentos) entran en una fase de escasez, muy propia de los sistemas comunistas. Los hospitales son desasistidos, los quirófanos cerrados, los boletines epidemiológicos se esconden, el sector salud está en ruinas por falta de dinero. Los trabajadores de la administración pública protestan por turnos, reclamando pagos atrasados. Las deudas sin pagar se acumulan, principalmente en PDVSA, petrolera estatal que funciona como “el banquero” de Chávez y ya parece ser un banco quebrado.
Se incrementa el control de cambio y suben los precios. Entran en funcionamiento los órganos de represión. Aumenta el número de los presos políticos, pero no hay lucha contra el hampa. El año pasado hubo un promedio de 40 homicidios diarios.
En conclusión, Venezuela está en la antesala del comunismo, al juzgar por los síntomas que identifican ese sistema: externamente, un Komintern criollo sostenido a punta de multimillonarias prebendas; internamente, pobreza, penurias y represión.
La gallina de los huevos de oro está raquítica y lo más que pone son huevitos de codorniz. PDVSA se endeuda, se atora con protestas de trabajadores, esconde las demandas que tiene en el exterior por incumplimientos de pago.
Entretanto, Chávez necesita dos cosas y si las logra, ya nada lo afectará. Debe sellar con las elecciones previstas para 2010 su permanencia indefinida en el poder y ampliar el ALBA si posible a todo el subcontinente. Ambas metas son costosas y el petróleo ya no da. Queda “la botija” de los 33.000 millones de dólares de las Reservas del Banco Central, técnicamente intocables, porque son el sostén del signo monetario nacional, aquel bolívar Fuerte, que se tambalea, pero hasta ahora ha sobrevivido más mal que bien. Una apresurada reforma de la Ley del Banco Central soluciona el problema: a partir de ahora, el Ejecutivo podrá recibir dinero de las reservas a cambio de bonos de PDVSA.
Es una medida desesperada y finita en el tiempo. Al mermar las reservas, lo previsible es que se dispare la inflación que incluso ahora, ya está alta. De hecho, esto anuncia a la larga la catástrofe económica para cada venezolano en su vida diaria.
El rapto de las reservas sería como la famosa frase que precipitó la Revolución francesa. La atribuyen a Luis XV: après moi, le déluge. Después de mí – el diluvio. Claro, Luis XV era un vividor, amante de mujeres bellas, ignorante de la política. En cambio Chávez ha demostrado que es un habilísimo político, para él, no puede haber ningún “después de mi”, por el contrario, el diluvio será estando él en el poder y sin que le importe.
No solamente lo tiene previsto, sino que está armando un formidable cuerpo de represión, que va desde la inclusión de las milicias a la Fuerza Armada, la creación de una policía nacional obediente directamente al poder Ejecutivo y un sistema de vigilancia vecinal a través de las juntas comunales, que contarán con las “patrullas” de cada barrio. Amén de una fiscalía y un poder judicial, dispuestos a dejar que cualquier disidente se pudra indefinidamente detrás de las rejas.
En esta arriesgada apuesta en la que las reservas del Banco Central serán utilizadas como un último recurso para evitar una explosión violenta de una población harta de sacrificios, Chávez debe haber calculado que esa población se mantendrá en calma y hasta votará acorde a sus órdenes.
De hecho, igual como el comunismo clásico dominó millones de habitantes sumidos en la miseria a través de la confección del “homo sovieticus”, Chávez en 11 años de gobierno, habría logrado criar al homo chavisticus, para que éste lo apoye indefinidamente.
Para ello se ha trabajado intensamente a través de centenares de horas de discursos presidenciales, creando un vocabulario que transforma mentalmente la percepción de los hechos reales. Quienes se bañan en bañera y tardan más de tres minutos, son “burgueses” y “oligarcas”, sin que haya respeto alguno por el significado original de ambas palabras. El pueblo venezolano se divide dialécticamente en “escuálidos” (que son los malos) y los “rojos-rojitos”, que son los buenos. Los primeros se “arrodillan ante el imperio”, los segundos son héroes que viven “rodilla en tierra”. El Golpe de Estado del 4 de febrero es bueno, pero el del 11 de abril es malo, y ambos son “golpes”, a pesar de que ninguno lo fue.
La llamada “dialéctica comunista”, profundamente estudiada en Rusia y aplicada desde la primaria hasta el doctorado, impuesta a los discursos en las fábricas, el cuartel, las granjas, la calle, las oficinas y presente en todos los medios de comunicación, es una ciencia que apunta a agregar un significado adicional a las palabras que conformarán la ideología oficial. Nada en el vocabulario de los discursos oficiales o en los de los seguidores del partido de gobierno es casual: Chávez lanza una palabra muy estudiada y los demás la repiten tantas veces, que el vocablo termina siendo parte del lenguaje diario y al mismo tiempo deja una huella inconsciente en el pueblo que la utiliza.
Una de las metas de esa dialéctica, consiste en excusar el escandaloso contraste entre un pueblo que vive en medio de penurias y una clase gobernante que se da los mayores lujos. Se trata de que la gente acepte las enormes diferencias de clase propias de la sociedad comunista. Esto se logra creando con las palabras un odio hacia unos poderosos que no son los que la gente observa a su lado a diario: o son de antes, o de otro país, o salidos de la imaginación del orador. La gente queda programada en sus amores y odios por un vocabulario creado a tal fin. Ama a quien la golpea y odia a quien le dijeron que debe odiar.
Los técnicos del sistema (¿en Venezuela serían cubanos entrenados por ex soviéticos?) suelen dar absoluta prioridad a la enseñanza del vocabulario revolucionario a muy temprana edad.
La famosa propaganda de que se elimina el analfabetismo porque hay escuelas para todos, es parte integral de la preparación del homo acondicionado para que luego milite en el partido político que lo dirigirá en el resto de toda su vida.
La lucha entre el gobierno de Chávez y la sociedad venezolana en materia de educación, se debe a que el gobierno necesita formar al homo chavesticus desde temprana edad. La clase media lo entiende y se resiste, pero la aplicación del nuevo pensum oficial ya es un hecho en las escuelas rurales y de los barrios. El sistema trabaja y calcula a largo plazo.
La prueba de fuego ocurrirá cuando entrando al año 2010, los venezolanos recibirán dinero por diversas vías oficiales para que participen a favor del gobierno en la campaña electoral. Será lo último que les llegue: ese mismo dinero, sacado del Banco Central, pronto será inorgánico, pero la caída ocurrirá después de las elecciones.
Por otra parte, la gente deberá acostumbrarse a las carencias de luz y agua, porque eso no tiene remedio en breve ni con todo el dinero del mundo. Ha sido demasiada la desidia que llevó a esta situación. Es donde el verbo de Chávez hará uso de todas las finuras de la dialéctica para desviar la ira popular hacia otros culpables: la Niña, el Imperio, la oligarquía colombiana – lo que venga en gana, con tal que sea un enemigo por atacar.
Frente a esos dos engaños, el del dinero y el del verbo, todo dependerá de cuánta “sapiens” habrá quedado en el pueblo después de once años de chavismo, para identificar las causas – o al causante – de las plagas que azotan al país. De lo contrario, homo chavisticus habemus y será para largo.
http://www.atravesdevenezuela.com/ATV/noticias/jurate-rosales-homo-sapiens-vshomo-chavisticus
0 comentarios:
Publicar un comentario
Haga su comentario