Dos fiscales siguen la pista de Derwick, una empresa de jóvenes chavistas enriquecidos con contratos gubernamentales
Por: ALFREDO MEZA
Fuente: El País - España
BOLICHICO: ALEJANDRO BETANCOURT |
Les dicen bolichicos porque andan en sus treinta años y han acumulado
mucho dinero en la Venezuela chavista como contratistas del Estado. Con
la palabra de marras también se define a quienes siguieron el ejemplo de
los boliburgueses, la casta empresarial que incrementó su patrimonio
por sus relaciones cercanas a los gobernantes. Tan despreciados como
temidos, bolichicos y boliburgueses rivalizan con los viejos ricos por
incrementar su influencia en la sociedad venezolana. Quizá los
bolichicos más representativos sean los jóvenes dueños de la empresa
eléctrica Derwick –Pedro Alejandro Trebbau y Alejandro Betancourt López-
quienes han sido objeto de un feroz escrutinio por parte de la opinión
pública.
El diario The Wall Street Journal ha sumado este viernes un nuevo dolor
de cabeza para ellos. Fiscales federales y estatales de Nueva York están
investigando a la empresa, que se convirtió en una de las líderes en la
importación y construcción de plantas eléctricas durante el gobierno de
Hugo Chávez, por posibles violaciones a las leyes bancarias del estado y
el pago de coimas para obtener ventajas a la hora de hacer negocios,
prohibido por la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero.
Según el diario, las investigaciones también alcanzan a una compañía de ingeniería radicada en Missouri, llamada ProEnergy Services Procurement and Construction, que vendió docenas de turbinas a Derwick y le ayudó a armar las plantas.
Derwick, creada en 2009, obtuvo a
pocos meses de su fundación cientos de millones de dólares en contratos
para construir plantas eléctricas, aprovechando las fallas estructurales
del servicio de electricidad de Venezuela, que depende de los vaivenes
del clima para operar al máximo de su capacidad instalada. En 2010, en
medio de una severa sequía, que se agregó a la falta de inversión y el
subsidio estatal a las tarifas del servicio, Derwick aparentemente
facturó su trabajo con sobreprecio para paliar la crisis eléctrica,
según investigaciones periodísticas documentadas. Ni siquiera ese
desembolso ha podido evitar las diarias interrupciones del fluido
eléctrico en la provincia. Estados Unidos investiga si los márgenes
excesivos de ganancias denunciados pudieran haber ocultado el pago de
sobornos a funcionarios extranjeros.
Betancourt ha sido también blanco de la crónica rosa española
De momento el presidente de Derwick, Alejandro Betancourt, ha negado por
medio de su abogado haber sido contactado por alguna autoridad
estadounidense. Pero adelanto que en caso de que así fuera cooperaría
con la investigación porque Derwick “es una compañía transparente que no
tenía nada que esconder”.
Betancourt ha sido también blanco de la crónica rosa española después de
comprar por 25 millones de euros la finca El Alamín, un coto de caza
que perteneció al polémico empresario español Gerardo Díaz Ferrán,
pero también por los amoríos de su madre, la diseñadora de joyas Lilia
López, con el torero español Palomo Linares. Las alarmas han saltado por
la diferencia entre el capital inicial aportado por la compañía Derwick
cuando abrió una sucursal en España -10 mil euros- y el monto final de
la operación.
En su corta vida empresarial Derwick ha enfrentado toda clase de
escándalos. En 2013 Otto Reich, exsubsecretario de estado para América
Latina, introdujo una demanda civil ante la corte del distrito sur de
Nueva York contra Betancourt, Trebbau López y a Francisco D’Agostino
Casado por difundir la mentira de que él era consultor de ellos. Por esa
razón, se lee en la demanda, Reich habría perdido varios clientes como
Eligio Cedeño, un exbanquero venezolano enfrentado con el chavismo y que
escapó a Estados Unidos en 2009.
En su corta vida empresarial Derwick ha enfrentado toda clase de escándalos
Sobre las supuestas prácticas corruptas achacadas a Derwick el
exfuncionario afirma: “Desde Estados Unidos Derwick ofrece sobornos
multimillonarios a funcionarios públicos venezolanos a cambio de obtener
contractos en el sector eléctrico. Una vez que los aseguran (y el
dinero es transferido a cuentas en Nueva York) los acusados subcontratan
a terceras empresas, una de ellas basada en Missouri, para cumplir con
el contrato que ganaron. Ellos manejan ese negocio desde sus casas y
oficinas en Nueva York, a través de las sucursales que han establecido
en Estados Unidos, y disfrutan de un estilo de vida de extrema riqueza
en este país”.
The Wall Street Journal ha consultado a Betancourt, quien refuta todas
las especulaciones sobre su manera de hacer negocios. El empresario
afirma que Derwick jamás ha pagado sobornos a empleados públicos
venezolanos, sino que han hecho ofertas atractivas para obtener los
contratos, y que sus márgenes de ganancia son similares a las que
obtienen otras compañías del sector. Estos dimes y diretes prometen
nuevos capítulos si se obtienen pruebas definitivas para concretar una
acusación. Citando a un informante, el diario advierte que la
investigación podría cerrarse sin formular cargos.
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