Artillería de Oficio
■ Pregonan la unidad de la boca para fuera, si no, cómo explicar la falta de solidaridad con Leopoldo López.
¿Dónde
está toda esa gente que lo acompañó a entregarse cuando fue al
“matadero” hace más de tres meses y no se movilizó cuando fue pasado
injustamente a juicio? Por qué no acompañaron a sus padres y a María
Corina Machado junto a los dirigentes de Voluntad Popular el domingo
pasado en la plaza Brión de Chacaíto. Por qué coño –y perdonen la
palabrota– no estaban el señor Aveledo y otros dinosaurios de la MUD,
que se la pasan hablando de unidad, se reúnen con el gobierno, pero son
tan despiadados que ignoran a los exiliados cuando viajan al exterior.
Los exiliados y asilados políticos son acusados de haber cometido
errores, pero, si en verdad lo hicieron, fue con el concurso de toda la
oposición y de todos o casi todos esos dirigentes sentados en la MUD. O
es que durante el paro petrolero, por ejemplo, no estaban apoyando a
Carlos Ortega y Carlos Fernández, ¡claro que sí!, y ahora se encuentran
solos, abandonados a su suerte, en la mayoría de los casos, pasando las
de Caín.
Detrás de cada preso político y exiliado hay una historia de lucha
democrática y sacrificio por Venezuela, como afirma desde Lima, con
mucha tristeza, Oscar Pérez en su Twitter, para lamentar la actitud del
señor Aveledo, que va a Perú y ni siquiera los contacta. Lo mismo hizo
Capriles Radonski en la oportunidad que visitó ese país.
Por eso, y por actitudes ambivalentes, además de sospechosas, están
en la mira de muchos opositores de a pie. Las palabras de Leopoldo López
Gil, padre del líder de Voluntad Popular preso, nunca fueron tan
acertadas y oportunas: “Es evidente que existen ‘opositores cómodos’ que
el gobierno prefiere mantener. Pero a los que resultan ‘incómodos’ no
tienen otra opción que aplicarles este tipo de acciones”. Es decir, la
persecución y la cárcel. No basta con pedirle la renuncia a Maduro,
también hay pedírsela a Aveledo: ¡Dimitan, retírense. Apártense,
abdiquen!
Tic tac
1- El trasfondo de la venta del avión presidencial
es la respuesta de Nicolás Maduro a la Fuerza Aérea, que no permitió que
los cubanos pilotearan la nave. Maduro se ha negado a volar en el avión
por desconfianza a los pilotos de la FAV. Los cubanos han tratado de
controlar los proyectiles y desarmar los aviones de guerra pero no han
podido. En la Fuerza Aérea esgrimen que los aviones tienen que estar
artillados para derribar las naves del narcotráfico y estar listos para
la acción. Está pasando lo mismo con la Armada, que debe tener dotadas
sus naves para actuar ante cualquier contingencia, como sucedió el año
pasado cuando detuvo a la tripulación de un barco de exploración –sin
hacer consultas en Cancillería– en aguas que se disputan Venezuela y
Guyana y que generó tanto disgusto en Georgetown y en La Habana.
2- Los cubanos tienen muchos intereses en Colombia y
una vez que lograron junto con el gobierno venezolano apartar con la
guerra sucia al estratega venezolano J. J. Rendón –férreo opositor al
castro-chavismo– de la campaña de Santos, el G2 ha venido actuando a sus
anchas para la segunda vuelta a favor de Juan Manuel Santos. Los Castro
tienen mucho que perder si Oscar Iván Zuluaga llega a la presidencia,
empezando por el fracaso de las negociaciones que se adelantan en La
Habana, que acabarían con la esperada oportunidad de un espacio político
para la narcoguerrilla. Con diálogo o sin diálogo la guerrilla no va a
dejar el negocio de la droga. Por experiencia propia Santos sabe muy
bien que la guerrilla se derrota con plomo. Los cubanos apuestan por
convertir a Santos en un Chávez para Colombia, y que asuma el liderazgo
de los países del sur. Las limitaciones de Maduro y la crisis de
gobernabilidad en Venezuela lo inhabilitan para asumir el papel vacante
que dejó el caudillo venezolano, y sus desaciertos han sido criticados
por los presidentes de Ecuador y Uruguay, Rafael Correa y Pepe Mujica, y
por el ex presidente de Brasil Lula Da Silva, que planteó convocar un
gobierno de coalición para reducir la tensión política en Venezuela. El
hecho cierto es que Maduro ya es un estorbo para los Castro y necesitan
blindar la ayuda económica y comercial que Santos les garantiza a cambio
de favorecer a Cuba, la guerrilla y el chavismo.
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