28 de mayo 2014 - 00:01
Maduro, ¡vete ya!
La descomunal paliza recibida por el régimen en las
elecciones de San Cristóbal y San Diego debería provocar una reflexión
en el tambaleante gobierno de Maduro. La jugada les salió redomadamente
mal, no podían esperar otros resultados electorales ante la destitución y
detención arbitraria de los alcaldes de esos municipios. La brutal
represión signada por la violación de los derechos humanos fue la causa
principal de la vergonzosa derrota, además de la grave crisis económica,
y es una muestra del rechazo y la desaprobación del país contra Nicolás
Maduro y sus adláteres. Ante los resultados, no hubo sino inaceptables
amenazas de volver a convocar elecciones cada vez que se le antoje.
Maduro
ha caído estrepitosamente en popularidad, apenas alcanza 17%, según las
últimas encuestas en poder de la Fuerza Armada. Las condiciones poco a
poco favorecen su salida y la de los cubanos que han dejado al país en
ruinas. Maduro ha tratado infructuosamente de suspender una reunión
convocada para hoy, con el Alto Mando Militaren pleno, trató de correr
hacia delante e intentar reafirmar un poder que no tiene en la Fuerza
Aérea destituyendo al comandante general de la Aviación, uno de los
componentes, junto a la Armada, en el cual carece de alguna influencia y
control. Tristemente nos recuerda al derrocado presidente de Honduras,
Manuel Zelaya, cuando intentó regresar a su país desde Nicaragua, con el
aparente beneplácito del coronel jefe de la guarnición del puesto
fronterizo y no pudo ni traspasar los controles.
Las debilidades
de Maduro en el componente militar recuerdan al fantoche que los
militares hondureños sacaron empiyamado en un avión hacia Costa Rica.
Tiene tanto miedo de viajar y de que los militares le impidan regresar
que desde hace un mes no va a recibir directrices en Cuba.
Según
nuestras fuentes militares, Maduro tendrá que dar respuestas al Alto
Mando Militar de las políticas desacertadas que han agravado la crisis
social y económica. Los miembros de la Fuerza Armada y sus familias son
víctimas como el resto de la población del desabastecimiento y hacen
cola, igual que todo el mundo, para conseguir productos de primera
necesidad.
Para un grupo de altos oficiales lo único que puede
parar la debacle del país es la renuncia de Maduro y están dispuestos a
garantizarle su vida y la de su familia, facilitarles que se vayan a
donde quieran. Ese grupo habla de una junta de transición militar, que
tenga el visto bueno del imperio, que es el único que puede garantizar
el abastecimiento de todo el país y evitar así otro Caracazo. Los
errores garrafales en los cuales ha caído Maduro, gracias a las acciones
de Diosdado Cabello, entre otros factores, ha facilitado todo para una
transición militar.
De coger palco.
Al
gobierno le crecen los enanos; las protestas han bajado el tono, pero
están vivas y continuarán a medida que la crisis y el desabastecimiento
se agudicen. Para colmo de males, su gran aliado, el presidente Santos,
acaba de sufrir un revolcón y le costará mucho ganar en segunda vuelta.
El resultado de las elecciones del domingo fue un referéndum sobre el
diálogo de paz con los terroristas de las FARC en Cuba. No solo
significa el fracaso de Santos y de las conversaciones de paz, también
de los cubanos, que están apostando por un espacio político para la
narcoguerrilla en Colombia, por la habilitación política de la
exsenadora Piedad Córdoba –alias Teodora– y por obtener ayuda económica y
comercial del vecino país, después de haber desplumado la gallina de
los huevos de oro de Pdvsa.
El candidato uribista, Oscar Iván
Zuluaga, anunció que, de ganar la presidencia, suspenderá los diálogos
con las FARC y descalificó al gobierno de Venezuela como facilitador, al
que tildó como una dictadura, y pedirá la implementación de la Carta
Democrática de la OEA para Venezuela. Lo que viene es un contrapunteo de
vallenatos contra joropos.
FUENTE: EL NACIONAL
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