(Foto Archivo El Carabobeño)
Pablo Aure
pabloaure@gmail.com
@pabloaure
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@pabloaure
Hoy hablaré de mi caso particular. No
ahondaré en el tema del allanamiento al recinto universitario sucedido
el día miércoles, pero sí de muchas situaciones que de allí se han
originado.
Cada vez parecieran estrecharse más nuestros
canales de comunicación. Insisten desde el Alto Gobierno en
silenciarnos y asustarnos. Perdónenme si parece arrogante, pero en
nuestro caso la única manera de que lo logren es eliminándonos
físicamente, cuestión que a estos fanáticos revolucionarios de botiquín
seguramente no deja de pasarle por la cabeza.
Escribo desde lo que he querido denominar mi
“trinchera libertaria”. Preso, pero en la sede de mi despacho, en la
Secretaría de la UC, recinto inviolable de acuerdo con la Ley de
Universidades y la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela. Universidad y lucha democrática indisolubles.
La maldad roja pareciera diabólica
Nos persiguen y nos quieren tras las rejas
porque simplemente expresamos lo que pensamos. Y es que un régimen
comunista y dirigido por cubanos es la más reprochable traición que un
pueblo noble como el nuestro puede soportar. Por ejercer nuestro derecho
humano a la libertad de expresión nos persiguen y nos quieren
aniquilar. Pero sabemos que a eso se expone todo aquel que disienta de
ese tipo de régimen ¡Qué desgracia! El pueblo empobrecido y humillado,
haciendo largas colas para conseguir el sustento diario, mientras los
aprovechadores gobernantes, en su mayoría militares, se llenan los
bolsillos.
No les importa destruir una familia,
asesinan y humillan si creen que con ello debilitarían la resistencia.
Ellos saben que no hemos cometido ningún delito, pero saben que no les
soy cómodo, porque los denuncio frontalmente y les canto las verdades.
Rayan las paredes tildándome de asesino y terrorista, y ahora nuevamente
vuelven con la cantaleta de que soy paramilitar.
Desde el miércoles estamos refugiados en el
Rectorado. Y no pensamos entregarnos. Sabemos que cuando los comunistas
muerden no aflojan los dientes. Pero no nos entregamos porque no hay
justicia ni garantías de respeto por los derechos humanos. La Defensoría
del Pueblo y los tribunales están subordinados a Cuba. La sentencia
estaría cantada: reclusión en las mazmorras. Nicolás Maduro en cadena
nacional me llamó paramilitar y me sindicó de conducir por lo menos tres
bandas de paramilitares supuestamente entrenadas en la Universidad de
Carabobo. Y todo el mundo sabe sobre la falsedad de tal afirmación. Por
cierto, un exalumno, Juan Bolívar, desde su cuenta twitter@guarico2412,
nos escribió: “A mí me entrenó como paramilitar @pabloaure estoy por
recibir mi fusil de abogado...”. Y en realidad nuestras armas son la
palabra y la escritura, armas letales para los autócratas cuando no son
para adularles.
Así como un gran número de estudiantes,
profesores, mis compañeros de la Secretaría y una inmensa cantidad de
trabajadores de la Universidad de Carabobo y otras casas de estudios se
han solidarizado con nosotros; muchos amigos e integrantes de la
sociedad civil han dado demostraciones de solidaridad, lo cual nos
reconforta y anima, porque nos indica que andamos por el camino
correcto. A la Fapuv, y en lo particular a la APUC, a las organizaciones
políticas y a sus líderes, a la Junta Patriótica José Félix Ribas, les
agradecemos sus mensajes de apoyo. Inclusive, a grupos afectos al
oficialismo que hacen vida dentro de la UC, quienes apartando
diferencias ideológicas nos han expresado sus posiciones de respeto por
la autonomía y la democracia. A ellos mi eterno agradecimiento.
Veamos lo positivo
Perdonen esta introducción tan larga y personal, pero era necesario que la hiciera en estos momentos de angustias.
Lo individual jamás debe primar sobre lo
general. Quienes estamos en política sabemos a qué atenernos cuando nos
enfrentamos a un régimen dictatorial. Por eso: ¡pa’lante! Desde mi
trinchera estaré aupando una salida constitucional que comporte la
restauración en Venezuela de una democracia con separación de poderes y
estricto apego a la Constitución y las leyes.
La parte positiva es que estoy más que
convencido de que este régimen agoniza. Por eso el desespero y la
represión desmedida. Lo digo sin disimulo, sin edulcorantes: no podemos
desaprovechar ningún espacio ni momento para delatar lo que hoy padece
nuestra amada Venezuela. Denunciar a los bandidos que han asaltado el
erario público con nombre y apellido. Sus fechorías no van a quedar
impunes. Maduro no es lo mismo que Chávez, el presidente muerto. No
tiene pueblo, ni tampoco manda en la Fuerza Armada como el finado. En
cualquier momento le sacarán las uñas y lo harán abandonar el poder. Lo
saben causante del desmoronamiento y desastre de la economía. Cada vez
es más notorio el clamor de la gente por la escasez y el alto costo de
la vida, con una corrupción que no tiene precedente.
La transición consensuada
Llegará el momento de la transición, y
pronto. Habrá que sentarse y consensualmente definir estrategias. No
será la MUD con Maduro y sus esbirros. Será entre los mismos miembros de
la MUD y los demás integrantes de la sociedad civil organizada que está
en las calles. Jamás podemos actuar divididos. Es el momento de
unificarnos en la diversidad por un noble objetivo, como es la
reconstrucción democrática. El mensaje debe ser contundente de
unificación para conseguirlo.
A lo mejor después de Nicolás Maduro
tendremos que entendernos con Diosdado Cabello o con Rodríguez Torres,
no sé. No sabemos exactamente quiénes serán. Pero muchos jugarán a su
sobrevivencia y por instinto de conservación accederán a sentarse a
dialogar esa reconstrucción del país. Nacerá así un consenso.
Reencuentro en las dificultades
En los momentos difíciles se originan nobles
reencuentros. Esa sensación hoy me cobija a pesar de las
preocupaciones. Muchas son las personas a quienes debo agradecer en esta
hora difícil por la cual caminamos. No es fácil transitarla solo. Mucho
entusiasmo y consejos hemos recibido. A mis compañeros del equipo
rectoral de la Universidad de Carabobo imposible mayor respaldo y
demostraciones de afecto y cariño. La misma expresión para con los
decanos que han abrazado ideales libertarios. Todos, aunque no puedo
dejar de referirme especialmente a mi hermano David Rutman, decano de
Ciencias Jurídicas y Políticas, que con mi familia siempre ha estado a
mi lado. De todos los colegas integrantes del Consejo Universitarios he
recogido afecto. Mi gratitud para con ellos.
Agradezco infinitamente a mi colega y
condiscípulo Jesús Enrique Gánem Arenas, quien al momento de
juramentarse como nuevo presidente del partido Copei, expresó palabras
que solo alguien que ha entendido nuestras luchas puede hacerlo.
Así como ellos, a todos los exrrectores, con
especial referencia a Gustavo Hidalgo, Elis Mercado, Ricardo y María
Luisa de Maldonado, y las exautoridades Joaquín Alvarado, Rolando Smith,
Marfa Olivo de Latuche y Pedro Villarroel que estuvieron en el Consejo
Universitario ampliado celebrado el día viernes. Sé que la mayoría de
las exautoridades ausentes también nos acompañan. Y lo que no tiene
parangón es el apoyo estudiantil que constantemente estoy recibiendo.
Dicen que no hay mal que por bien no venga. Veamos lo positivo.-
El país y la familia
Si es difícil para mí, no quiero imaginarme
lo que piensan mi esposa María Elisa y mis hijos Pablo, Mariana y
Santiago. Ellos me apoyan, pero los veo preocupados. Les pido
comprensión. Este fue el camino que escogió su padre. No me canso de
decirles y lo han entendido, que si no luchamos hoy mañana no tendremos
país. Saben que probablemente vendrán momentos de mayores dificultades,
pero ya están preparados porque tienen temple y mucha espiritualidad. No
quiero para ellos una Cuba como la de hoy de los Castro.
@pabloaure
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