POR: LUIS JOSÉ SEMPRUM
Fuente: FRENTE PATRIOTICO
Fuente: FRENTE PATRIOTICO
A finales del 2013 se produjo un quiebre entre los jerarcas de la MUD y el pueblo opositor.
Luego de que la coalición opositora reconociera los resultados de las
elecciones municipales y sus alcaldes visitaran Miraflores, los jefes
del PSUV y los cubanos estaban extasiados. Finalmente habían logrado que
Maduro quedara legitimado, dejando atrás el fraude electoral y el
delicado asunto de la doble nacionalidad. Se “pasó la página”, como
quería Ramos Allup.
Pero mientras el oficialismo y los cubanos celebraban a lo grande el
comportamiento sumiso de la MUD, se despertó un sentimiento de desprecio
e indignación a lo largo y ancho del país hacia la dirigencia
opositora, que traicionó la confianza, el esfuerzo y el sacrificio de
toda una nación, que ha dado hasta lo que no tiene para derrotar el
castro-comunismo.
Tras este nuevo desencanto, los venezolanos claman por una nueva clase
opositora que responda al clamor nacional. Una oposición que realmente
ame al país y que tenga como principal objetivo rescatar a Venezuela del
dominio cubano, y no andar “ocupando espacios” dentro de la dictadura.
En el 2014 se presentarán nuevas oportunidades de lucha, porque las
elecciones no resolvieron ninguno de los problemas que afectan a los
venezolanos. Los precios siguen aumentando. Los sueldos no alcanzan. No
se consiguen los productos de primera necesidad. La delincuencia sigue
desatada. La polarización política va en aumento. En resumen, el futuro
se ve negro.
Una nueva dirigencia debe aprovechar estas circunstancias para lograr el
cambio que tanto anhelamos, pero ello requiere abandonar las ambiciones
personales y comprometerse con la causa de toda la nación.
Sólo individuos apegados a sólidos principios y valores, y de moral
intachable, tendrán la fuerza y la autoridad para reagrupar a los
venezolanos, e inspirar la confianza y la determinación necesarias para
triunfar sobre el dominio cubano.
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