Henrique Capriles. | Luis Medel Romero
'Los venezolanos saben que Maduro no supone un futuro mejor'
Candidato opositor venezolano
Capriles: 'Venezuela debe repetir las elecciones'
Henrique Capriles. | Luis Medel Romero
- 'Los venezolanos saben que Maduro no supone un futuro mejor'
Henrique Capriles,
de 40 años, sabe que está haciendo Historia: ha empujado al
todopoderoso chavismo contra las cuerdas tras obtener unos resultados
electorales sorprendentes el 14-A.
Viendo su austero despacho de campaña parece un milagro. Con su
famosa gorra tricolor calada y con varias chaquetas de chándal que
cuelgan del repaldo de su silla, el líder opositor reconoce que está
reventado.
No hace falta que lo diga, incluso tiene el rostro enjuto después de
varias semanas en el ojo del huracán político. Aún así está dispuesto a
seguir en él, convencido de que una repetición parcial de los comicios
en las mesas donde se demuestren irregularidades le otorgaría la
victoria.
Le rodean una figura de la Divina Pastora, Virgen por la que profesa
devoción, varios libros de campañas e Historia y una biografía: Hugo
Chávez sin uniforme. Cómo ha cambiado Venezuela desde que Cristina
Marcano y Alberto Barrera describieran los entresijos del "comandante
eterno". La cruzada de Capriles pretende seguir luchando para que el
país cambie del todo.
Pregunta.- ¿Cuáles son las principales irregularidades electorales detectadas por la oposición?
Respuesta.- Sobre el 54% que ya se
auditó detectamos irregularidades como, por ejemplo, centros donde
Maduro sacó el 1.000% más de votos que Chávez el 7-O… ¿Quién se lo cree?
Ahora comenzamos la auditoría sobre el 46% restante. En realidad quedan
18.000 cajas, pero vamos a revisar 12.000 y yo acepté. Pero no sólo
para abrirlas, sino para inspeccionar las papeletas, el acta de
escrutinio y el cuaderno de votación, que es el corazón del proceso. Ahí
podemos descubrir si una persona votó varias veces o si votaron
muertos. Nuestras quejas se centran en las inconsistencias entre el acta
y el escrutinio, violencia en los centros, votos asistidos,
proselitismo en los centros, gente que votó dos y tres veces. El CNE
[Consejo Nacional Electoral] quiere hacer de esto en una revisión simple
de números. Pero no.
P.- ¿Qué entienden por auditoría?
R.- La auditoría no es un saludo a
la bandera. Usted no puede decir auditoría y no ver el cuaderno de
votación. Hay que ver todos los elementos que intervienen en el proceso:
la caja, las papeletas, el acta de escrutinio y, finalmente, el
cuaderno de votación, porque ahí está la identidad de la persona, la
huella, la firma… Por eso se llama auditoría y no es una concesión, sino
un derecho. Le pongo un ejemplo. Si el SENIAT [Hacienda] va a su casa y
le hace una auditoría, le pide documentos, estados de cuenta, títulos
de propiedad, recibos de pagos… Si no, no es una auditoría. Y el CNE
dijo auditoría, y eso es lo que planteó la presidenta en cadena de TV y
radio.
P.- Hay indicios y declaraciones que indican que no se hará así.
R.- Yo no le paro bola [no hago
caso]. Aquí hay un anuncio hecho al país en cadena nacional y sobre la
base de ese acuerdo UNASUR emitió su comunicado. No hago caso a las
declaraciones posteriores y me remito a lo anunciado.
P.- ¿Qué cree que acabará saliendo finalmente de esta auditoría?
R.- Que hay que repetir las
elecciones. Si no son totales, parciales. Pero esa parcialidad abarca a
un número de electores tan grande como para no sólo acortar distancias,
sino para darnos la victoria.
P.- ¿Aceptarán el veredicto del Consejo Nacional Electoral?
R.-Los resultados se presentarán
ante el país y el mundo. El árbitro puede darle un puñetazo a la mesa,
pero los ojos de todos están ahí y verán el resultado de la auditoría. A
partir de ahí, el Gobierno puede quedar bajo la sombra de la
legitimidad o de la deslegitimidad.
P.- ¿Confía en el CNE?
R.- Hay una institucionalidad que
responde a los intereses de un partido, pero el voto no han podido
cambiarlo. Quedó en evidencia la persecución a los funcionarios que nos
votaron. La verdad la tenemos en nuestras manos y debe permitírsele al
país conocerla con la auditoría.
P.-¿Confían en el Supremo para impugnar las elecciones?
R.-No tenemos confianza. Sin
embargo la lucha se va a dar. La verdad terminará imponiéndose. Yo no
quiero adelantarme a lo que pasará, pero en estas elecciones están
puestos los ojos del mundo. Hay verdades que terminan imponiéndose, por
más que haya instituciones secuestradas políticamente. Esto se parece al
Perú de Fujimori y al cabo de un año se impuso y hubo que ir a
elecciones. La ilegitimidad provoca un problema de incapacidad de
gobernar gigantesco y ésa es la diferencia con la ilegalidad. Esta lucha
viene desde muy atrás de la campaña y los abusos que hemos sufrido… Me
pregunto: ¿cuánta habrá sido la diferencia real a nuestro favor? Este es
un Gobierno del mientras tanto, hasta que el país sepa la verdad.
P.- ¿Ve Maduro que hay un país diferente tras el 14-A?
R.- No se ha dado cuenta de nada.
O no ha querido o no sabe cómo leer la elección, porque ya no hay una
mayoría. Hay dos mitades.
P.- En los últimos días le han atribuido ocho muertos.
R.- Los casos de violencia que
hemos podido investigar son mentira. Hablaron de centros de salud
afectados [atendidos por cubanos] y según lo que hemos investigado en
ninguno pasó absolutamente nada. Es falso y hay que ser irresponsable
para alimentar el clima de intolerancia. Igualmente hemos investigado
los muertos anunciados y lo que sabemos es que los casos no tienen que
ver con violencia política, sino con la violencia habitual que vivimos.
En Venezuela caen diariamente 50 personas por violencia de armas de
fuego y esos no importan.
P.- En los medios oficiales se habla de baño de sangre.
R.- Es lo típico. Esa es la
agenda que quiere el Gobierno, porque así no hablamos de auditoría, de
la suciedad en las elecciones, de los problemas sociales, los
económicos… Así los ojos del mundo estarían puestos en la violencia. Y
le voy a poner un ejemplo: en el acto de cierre de campaña de Maduro en
la Avenida Bolívar de Caracas hubo cinco muertos y ni una sola palabra
hacia ellos. Incluso hay una foto muy elocuente, en la que hay un muerto
a pocos metros de la caravana de Maduro y ni pararon a ver lo ocurrido.
Ése es su estilo. Pero no voy a caer en la provocación de hacer
politiquería con los muertos. Quieren que se hable violencia para no
hablar del recuento.
P.- También se han denunciado casos de persecución a empleados públicos en represalia por el resultado electoral.
R.- Eso es propio de regímenes
fascistas. Este Gobierno está lleno de contradicciones, como decir que
son marxistas y cristianos. Ahora han comenzado la persecución a los
trabajadores públicos, pero como el voto es secreto empieza la caza de
brujas colectiva. Me cuentan que se han revisado teléfonos y se han
metido en Facebook, en Twitter… Eso es fascismo, pero le vamos a hacer
frente. No somos optimistas con la justicia venezolana, pero quedan los
organismos internacionales. Tengo información de miembros de las Fuerzas
Armadas obligados a tomar foto al comprobante de la votación. Un
Gobierno que funciona así no se sostiene en el tiempo. Yo le quiero
decir a nuestros servidores públicos que no se dejen amedrentar por
nadie. La libertad de conciencia está contemplada y no nos van a poner
de rodillas frente a quienes actúan de esta forma. Y yo le digo al
Gobierno: «Usted habló de diálogo, pues dé señales». Pero no con una
pistola en la cabeza ni a base del chantaje. Que cese la persecución, no
hay que darles las gracias por cumplir con su trabajo o por recibir
casa o ayuda social.
P.- ¿Está consumada la presidencia de Maduro tras la investidura?
R.- Una cosa es la legalidad y
otra la legitimidad. Maduro tomó posesión pero hay una sombra de
ilegalidad. Si yo fuera él, estaría en el CNE pidiendo revisión para que
nadie ponga en duda la victoria. Su discurso fue vacío. Hoy no hay
ningún venezolano que tenga expectativas positivas en torno a esta
presidencia. Ni siquiera habló de los problemas económicos graves.
Habría que preguntar si la subida salarial fraccionada que propuso
contrarresta la devaluación del 46% que les metió por el pecho a los
venezolanos. Esa no fue fraccionada.
P.- La división se vive también en la calle. Cohetes contra cacerolas.
R.- Quieren convertir los cohetes
en una forma de expresión popular cuando en realidad nadie tiene
cohetes en sus casas. Los venezolanos no tienen capacidad económica para
gastar cada día toda la plata que eso cuesta. Y habrá que saber quién
los mete en los barrios. Para tirar cohetes hay que tener dinero, para
tocar la cacerola, gente.
P.- El ejército juramentó a Maduro como comandante en jefe.
R.- El ministro de Defensa no representa a nuestro ejército.
P.- ¿Cómo valora la postura de
UNASUR en la Cumbre de Lima? Se habla de presidentes que amenazaron con
no venir a la toma de posesión si no se recontaban los votos.
R.- Es muy posible. Los países de
UNASUR cambiaron el informe final cuando supieron de la decisión del
CNE. Fue un triunfo de nuestro pueblo que trató de manchar el Gobierno.
No le hemos pedido a ningún país ni jefe de Estado que desconozca al
Gobierno. Lo que queremos es que nos dejen presentar todas nuestras
irregularidades.
P.- ¿Le ha molestado la postura internacional?
R.- No, no me ha molestado,
aunque sí algunos presidentes que van más allá y emiten opiniones sobre
nuestro país. En realidad lo que hay son países que defienden el statu
quo. Tenga en cuenta que un cambio en Venezuela es un cambio en América
Latina, porque el petróleo dejaría de ser fuente de lealtades en la
región. Hay algunos que vienen aquí y aplauden todo lo que diga el
Gobierno. Eso lo rechazamos. Igual que rechazamos la presencia de
militares cubanos en nuestro ejército. Exigimos que los militares
cubanos salgan de las Fuerzas Armadas ya. Es inaceptable que impartan
órdenes a nuestros soldados.
P.- ¿Echa de menos un posicionamiento internacional ante la ausencia de diputados opositores en la toma de posesión de Maduro?
R.- No era el momento, pero la
actitud de nuestros diputados es la lógica porque lo que sucedió en el
Parlamento fue muy grave. Se agredió a un diputado y le han negado el
derecho de palabra a los nuestros. Habrá que saber si los venezolanos
están dispuestos a aceptarlo.
P.- ¿Seguirán las caceroladas?
R.-Ya veremos. Esta es una lucha
por la verdad para la que pido paciencia y tolerancia. Aquí hay una
agenda que busca la verdad al tema electoral y soluciones económicas.
P.- ¿Cuál es su agenda ahora?
R.- Yo empezaré a viajar por todo
el país, organizando asambleas. La lucha no termina con las elecciones.
El mundo no termina aquí. Y estoy peleando porque no haya inflación,
porque no haya escasez, porque no haya violencia, porque los jóvenes
tengan primer empleo… Aunque hoy fuera presidente, la lucha sigue.
P.- Los medios describen una grave situación económica.
R.- Es muy compleja. Está bajando
el precio del petróleo y creciendo el desabastecimiento. Hay rubros que
muestran un desabastecimiento del 60% y 70% de escasez. No hay nadie en
América Latina en esta situación: ningún país con esta situación de
inflación, desabastecimiento, fallas eléctricas e inseguridad.
P.- ¿Se desmonta que los pobres votan a Maduro y los ricos a Capriles?
R.- Este ha sido el cierre de un
ciclo. Los venezolanos saben que Maduro no es un mejor futuro. Yo estuve
construyendo un liderazgo a pulso, ladrillo a ladrillo. ¿Qué he hecho
yo? Trabajar. Y estoy cosechando esos frutos. El debate del Gobierno
entre derecha e izquierda no es el debate de mi generación, del mundo
moderno. El debate es entre progreso y atraso. Nosotros somos
progresistas. En el acento pongo lo social, con las acciones que
permitan que el que vive en la pobreza salga de ella. La realidad en
Venezuela es que existe una asistencia. Una asistencia que queda ahí. Lo
está logrando Brasil: sacan a millones de personas de pobreza
convirtiéndolos en consumidores, en gente con trabajo de calidad, que no
depende del Estado.
P.- ¿Qué le pide a la comunidad internacional?
R.- Que esté atenta a lo que pase en Venezuela y no pase página.
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