Por Daniel Lara F. 26 de Marzo, 2013
Somos un país tan peculiar que pocas veces notamos lo fácil que puede ser que hasta el ciudadano más encumbrado del país se te cruce en la calle en la que caminas a diario.
Venezuela es un
pañuelo y si tienes en mente encontrarte por azar alguna vez con alguien muy
conocido deberías, al menos, tener también ensayada la pregunta que le harías.
Henrique Capriles debió decidir ser
candidato presidencial en dos elecciones especialmente raras. En 2011, su
partido Primero Justicia presentó su nombre para enfrentar a Hugo Chávez en las
elecciones del año siguiente. Luego de sortear el tránsito de las primarias, se
encontró con el peor Chávez posible: el disminuido por la enfermedad, quizás
intocable por la opinión pública conmovida por un presidente agobiado en su batalla
contra el cáncer. Ese cáncer que, a la postre, acabaría con su vida, pocos
meses después de ganarle a Henrique las elecciones. Hoy, Henrique Capriles es
candidato contra la memoria de Chávez y, además, contra el candidato ungido por
Chávez antes de retirarse a su último tratamiento médico en Cuba.
También es candidato contra todo el
poder del Estado, ese Estado moldeado por Chávez a su imagen, semejanza y
necesidades. Es candidato contra un estado de cosas, contra una cultura del
abuso, contra unas mafias enquistadas en el poder. Y, sinceramente, parece
tener muy poco que ganar.
II
-Bueno Henrique, vamos a comenzar
-¿Pero ahí te graba bien?
-Sí, tranquilo. Es la cuarta visita
que haces Vargas desde las primarias
-Sí. Pero yo vengo a Vargas desde que era
un pelao, pelao. Yo conozco La Guaira. Son muchos años
viniendo.
-Como la gran mayoría de la gente de
Caracas.
-Sí, de Caracas y Miranda. Pero,
digamos, soy un visitante de La Guaira desde hace muchos años. Muchos años.
III
Cuando Capriles presentó su candidatura
en 2011, buscando ganar las primarias, me chocó desde el principio.
Sinceramente, sentí que no había nada en él que pudiera llevar a que me
identificara con cualquier propuesta que hiciera. Sentí, desde el principio,
que ser adeco y apoyar a Capriles era imposible y ni siquiera me planteé la
idea de que pudiera ser candidato finalmente. Cuando ganó las primarias,
además, supe que íbamos a perder, porque ese muchacho rebosante, sin quererlo
quizás, de la arrogancia de la clase media venezolana, autosuficiente e
impertinente, no iba a poder convencer a la base chavista de que había “un
camino” distinto al de Chávez y su revolución “de los pobres”.
El problema, en todo caso, era ganar
las elecciones. Y con él no ganaríamos.
Efectivamente: no ganamos. El tipo que
pasó la campaña hablando pausadamente se conformó con decirnos que “El tiempo
de Dios es perfecto”, que se iría a su gobernación del estado Miranda por otro
período y que, al fin y al cabo, ya se vería. Dios proveerá. Que la virgen nos
acompañe. Y que los ángeles digan Amén.
IV
Murió Chávez. Se desató la ola de
misterio sobre el destino del país. Y sobre todo, se despertó una sensación de
necesidad con Capriles: ¿Para qué buscar otro candidato, si tenemos a Capriles,
que sacó más de 7 millones de votos, recorrió el país y no tiene, en
apariencia, nada que perder?
Yo mismo lo pensaba, pero con cinismo:
‘Bueno, para que se queme otro en unas elecciones que lucen perdidas. Que
pierda Capriles y así de una vez nos lo quitamos de encima’. Así, evidentemente,
pensó buena parte del estamento político del país, incluso los del propio
partido de Capriles. Porque la política de Venezuela es un permanente cálculo,
una proyección del futuro, una demolición del presente. ‘Quémalo, para que yo
pueda pasar después’. ‘Quítalo, que ya no nos sirve’. ‘Empújalo, para que se
cague y se vaya él solo para su casa’.
Pero Henrique Capriles, el mismo que
hizo campaña con un rosario en la mano, invocando a Dios y a la virgen y
recordando las palabras de su abuelita, sorprendió a todo el país. Aquel
domingo, cuando en los corrillos políticos se decía que el hombre iba a
arrugar, salió de la nada un tipo desconocido hasta el momento: la versión malandra de
Capriles. Un tipo que condensó en sus palabras el hartazgo de mucha gente,
cansada del atropello, de la amenaza, de las mentiras del gobierno. Apareció un
Capriles dispuesto a abrirle la puerta a la Historia, cuando ésta, amenazante,
se le presentó a su casa.
Tuteando al presidente encargado.
Hablando de mentiras sobre la muerte de Chávez. Incluso, carajeando y
manoteando a las cámaras, como si tuviera enfrente al mismísimo Nicolás Maduro.
Y a medida que hablaba, contagiaba con entusiasmo a la gente, adormecida por el
desconsuelo post 7 de octubre.
Ese día, pensé: ‘¿Quién es este
Henrique Capriles? A éste no lo conozco’.
V
Cuando empezó el nuevo Capriles a
encender con su verbo la campaña, habló directamente al contendor, insultando
incluso, haciéndose eco de la arrechera popular presente en cada cola de amas
de casa buscando azúcar, mantequilla o harina pan, de cada varguense padeciendo
por el agua o de cada ciudadano víctima del hampa. Ahí pensé: ‘Si me encuentro
a este tipo, solo le preguntaré algo: ¿No te da miedo todo esto? ¿No te da
miedo que toda esta gente, con todo este poder, te aplaste, se desaparezca, te
mate?’
La oportunidad surgió hoy, cuando en
su visita a Vargas, el Comando de Campaña encabezado por Fabiola Colmenárez, me
pidió que gestionara una entrevista al candidato en alguna emisora del estado.
El miedo está presente en los medios regionales. No hubo manera de encontrar
una emisora dispuesta. Así que decidimos, simplemente, grabar la entrevista y
hacerla llegar a los medios.
Pero mi objetivo, más que una
entrevista, era preguntar lo que para mí es capital en este caso: para un líder
que anda desatado por el país encendiendo la calle, ¿cómo haces con el miedo?
¿Con el tuyo y con el de la gente?
Esa era mi intención. Pero Henrique
tenía otros planes.
VI
- Ok Henrique, desde la primera visita
que hiciste a Vargas, como precandidato en las primarias, los problemas que
teníamos en Vargas son los mismos.
-Sí, siguen allí.
-Claro. Tenemos el problema, en este
momento, de 37 días con una crisis de agua en la mayoría de las parroquias del
estado. En lo que va de semana (y apenas es lunes) van 3 muertos por
inseguridad. El problema de movilidad en el estado y el consabido problema de
los apagones que ya en Vargas se ha convertido en una situación bastante grave.
¿Qué tiene Capriles que ofrecerle al pueblo de Vargas… (Interrumpe)
-Pero eso hay que sumarle algo que sí
se ha agravado que es el tema económico. La inflación, es como un impuesto que
golpea al más pobre, porque si tú ganas un salario mínimo y al final del año la
inflación es de 30 o 40%, tú terminas el año con 30 o 40% menos en el bolsillo.
Los alimentos ahora son más costosos…
-Cuando los encuentras
- Sí, cuando los encuentras. Y cuando
los encuentras no los encuentras al precio regulado sino que terminas pagándolo
hasta más del doble del precio regulado. No solamente los alimentos, súmale a
eso el cemento, la cabilla, los materiales de construcción, todo
incrementándose. Y se ha agravado durante estos últimos meses. Estos últimos
100 días se ha acentuado la inflación, la escasez, la devaluación que mucha
gente dice que “yo no compro dólares, en que me afecta a mí si yo no compro
dólares”…
- Ése es el argumento del gobierno
-Sí, pero nuestro pueblo, que vive por
ahí en un barrio de Vargas o del país, dirá ‘Bueno, eso afecta a quienes tienen
dinero o a quienes tienen comercios’, pero no. La devaluación, el paquetazo
afecta al más pobre, le pega más duro porque tiene menos recursos, no tiene
capacidad de ahorro y, como los alimentos son importados y como casi todo es
importado, si ahora cuesta más la importación pues ahora te golpea porque,
digamos, ha habido devaluación y no ha habido incremento de sueldo. Yo estoy
proponiéndole al país, a todos los venezolanos, un incremento del salario
mínimo del 40%, porque yo quiero enviar una señal clara a todos los
trabajadores de que nosotros vamos a recuperar su poder adquisitivo. Más
nuevas fuentes de empleo. Abrir nuevas fuentes de empleo, nuevas fuentes de
trabajo e ingreso para quienes viven en Vargas como en otro estado del país,
entonces, tú me dices…
-Pero Henrique, ¿tú tienes certeza de
que este gobierno te está dejando dinero para que hagas aumento de
sueldos? ¿Tú conoces el estado real de nuestras finanzas?
- Claro. ¿Qué pasa? Tú dirás: bueno,
¿cómo vas a financiar eso? Bueno, vamos a dejar de regalar el petróleo. Vamos a
empezar por ahí.
-Ajá…
- El petróleo se produce todos los
días. La explotación petrolera. El país produce… debemos estar en 2 millones
600 mil barriles. Esto es un dato importante: la producción petrolera, hoy en
2013, está a los mismos niveles de los años setenta. Gracias a dios el precio
está por encima de 100 dólares. Si no, imagínate el problema de los ingresos en
el país…Entonces, vamos a dejar de regalar el petróleo. No es cierto que ese
petróleo es a cambio de médicos. No. Todo eso se paga. Esto es regalo. Regalos
que son 7 mil millones de dólares al año, “regalaos” para financiar, para tener
amigos en el exterior. A nosotros no: ésa no puede ser la prioridad del país.
La prioridad del país tiene que ser el que vive por allí. Yo venía ahorita en
la vía y tú ves en los cerros de Vargas personas que están en viviendas que son
de cartón, de latón, en situación de riesgo. Uno las ve y, caramba, dice: mira
la situación en que está esa gente allí. Dios no lo quiera, un palo de agua, un
deslizamiento y vienen más damnificados, sin vivienda y bueno, salvaguardando
la vida. Entonces te digo: las importaciones. ¿Tú sabes cuánto se está yendo en
importaciones ficticias, sobrefacturación? Digamos más bien que no facturan
según el costo, sino que lo aumentan…
-Para que les den más dólares
-Exacto. El propio ministro Giordani
reconoció que han importado chatarra. (En este momento de la
entrevista, empieza un festival de gritos afuera, “Se ve, se siente, Capriles
presidente” que nos acompañó durante el resto de la entrevista, siendo el
sonido de fondo en un lugar al que pocas personas conocían previamente como el
sitio en el que el candidato se reuniría con su equipo de campaña en Vargas) Para
pedir dólares, se calcula que son 15 mil millones de dólares al año, solamente.
Tú dices que de dónde voy a sacar recursos: ahí te estoy diciendo. Soy el
presidente, ¿qué hago yo con Vargas? Vengan, señores de la inversión
extranjera, vamos a construir hoteles, complejos de turismo como hay en otros
países que tienen, bueno, una costa que tiene kilómetros de playas como hay en
Vargas y extenderlo hasta Miranda. Hacer de la costa un centro de desarrollo,
toda nuestra costa. Eso genera empleos en los hoteles, comercios, toda la
actividad asociada a la hostelería. Bueno, los muchachos que ponen sillas en
las playas, los que venden comida, ¡porque los varguenses pueden soñar en
grande! Los varguenses. Y además esto no es para el gobierno, ¿porque quién se
beneficia de esto? El gobierno cobra impuestos, pero quien se beneficia es
quien tiene un buen empleo, un buen ingreso, que va a poder comer, garantizar
recursos en el bolsillo, dormir tranquilo. Ah, las misiones: muy buenas. Los
programas sociales, perfecto. Hay que fortalecerlos, pero eso no es suficiente,
porque además la vida es más costosa y difícil. Ya ni la misión alcanza. Por
eso digo que tenemos que cambiar este modelo. Nicolás no tiene ninguna
experiencia para… mira, lo estamos viviendo estos 100 días: Nicolás habla
de cosas que no tiene ni idea de lo que dice.
VII
Este Capriles que me concede una
entrevista corta, de no más de quince minutos, no es el monaguillo frustrado de
hace unos meses. Dispara cincuenta palabras por segundo, con propuestas, con
recriminaciones a su contendor y sobre todo recordando algo que quizás en una
campaña corta sería difícil demostrar: que él sí tiene experiencia gobernando y
Nicolás Maduro no. Sería más difícil demostrar esa incapacidad del contendor,
de no ser por un elemento inesperado: la inmensa capacidad del presidente
encargado de embarrar su propia campaña. Nicolás Maduro se convirtió en
contendor de sí mismo, hasta el punto de convertir la campaña en un festival de
respuestas a Capriles, más que en una exposición de propuestas. Al parecer,
Nicolás Maduro está empeñado en demostrar su incapacidad en dirigir un
gobierno, al no poder siquiera dirigir una campaña con orden, sin que le fallen
los micrófonos, las luces y hasta las herramientas de oratoria de las que tanto
se jactaba Chávez, cuando llamaba a Capriles hace apenas unos meses “majunche
que no sabe ni hablar”.
Yo estuve dispuesto a preguntarle
desde el principio a Capriles por el miedo que recorre a la masa opositora.
Pero él estaba empecinado en hablar del bolsillo de la gente. De la
incapacidad de Nicolás. Y de sus soluciones, pensadas a lo largo de su
experiencia como alcalde y gobernador.
VIII
-Yo tengo una experiencia como
gobernador.
-Y como alcalde.
-También como alcalde, como
funcionario que le ha tocado gobernar, tomar decisiones, armar equipo, mi
gestión como gobernador ha sido…
-Pero tú dudas de la capacidad de
Nicolás…
-Pero, bueno. Nicolás. No hay ni una
propuesta que haga a los venezolanos de cómo le va a solucionar sus
problemas. Yo le propongo a Nicolás resolver el problema del agua, el problema
de los servicios públicos… ¿cómo resolvemos el problema del agua en Vargas?
Plantas desalinizadoras, como hay en muchos otros países. Eso permite que todo
el mundo tenga agua potable las 24 horas. Después, ¿el problema
eléctrico? Bueno, falta de inversión, falta de planificación. ¿El tema de la
vivienda? Muy bueno que se construyan muchas, pero para todo el mundo. ¿Ahora
que hay que darle a quien perdió su vivienda? Bueno, pero hay que darle su
llave y su título de propiedad.
-Henrique, tenemos poco tiempo. Tienes
una agenda corta e intensa en Vargas, pero ahora, más de 70 mil varguenses te
dieron el voto en octubre. Cerca de 120 mil y un poquito más se lo dieron al
fallecido presidente Chávez y la gran mayoría de esos votos que obtuvo Chávez
fue en esos barrios que viste cuando venías. ¿Qué ha cambiado del 7 de octubre
para acá para que en esos barrios voten por ti?
-Mira, mi prioridad es la
pobreza. Ésa es la prioridad. Ésa ha sido mi gestión como gobernador. Yo no
estoy estrenándome en esto. Yo tengo una experiencia como servidor público
electo, porque además todas las posiciones que he obtenido han sido por
votación popular. Yo nunca he ocupado una responsabilidad que no sea por
mandato del pueblo. Nunca. Mi currículo hasta ahora sólo tiene cargos de
elección popular, por la confianza del pueblo. Y nunca he defraudado esa
confianza. ¿Qué le digo yo al que está en el barrio? Piense en usted, no piense
en el partido. El partido no le va a resolver el problema. Ese entorno que el
propio presidente calificaba de ineficiente, ese entorno que el propio pueblo
seguidor del partido oficial lo tildaba de irresponsable, de no dar respuestas,
ellos son los que quieren gobernar. ¿Qué les digo yo? Que quiero el apoyo de
todos, la confianza de todos. No me interesa un país dividido. Un país dividido
no avanza. ¿Qué me quita el sueño? Que los varguenses progresen, que el que
vive allí en el cerro tenga la posibilidad de tener una vivienda bien
construida, que tenga su baño, su piso, su techo, sus recursos para poder
comprar lo que quiera, la posibilidad de dormir tranquilos porque vamos a
meterle el pecho al problema de la violencia. ¡Pero se lo vamos a meter de
verdad! Con educación, cultura, deportes… ésa ha sido mi gestión.
IX
No es chocante ahora escuchar en la
voz de Capriles el tema de la pobreza. Cuando dice que la pobreza es una
prioridad no miente, porque no hay forma de mentir: aquí se hace política desde
la pobreza y hacia la pobreza. Pobres son la mayoría de los activistas de
oposición y pobres son la mayoría también de esos votos que deciden las
elecciones. Pobres eran los que hoy gobiernan cuando llegaron al poder. Ellos
sí acabaron con su pobreza.
Pero el miedo y el tema del miedo para
mí siguen ahí. ¿Es que no le da miedo a este tipo, nacido en un hogar sin
preocupaciones económicas, andar hablándole al pobre de pobreza, desde la
comodidad de su cuna de oro? ¿No le da miedo subirle el tono a una campaña,
agitando incluso la paciencia de los más radicales chavistas que se ven
atacados en cada grito que pega Capriles, señalando a la cámara y tuteando al
presidente encargado, llamando “discípulo de Edmundo Chirinos” al alcalde de
Caracas Jorge Rodríguez, tildando de ineptos al tren de gobierno, llamando
sinvergüenza al Ministro de la Defensa y marcando como corruptos a quienes
gestionan el régimen cambiario en el país?
X
-La gente tiene la opinión
generalizada, Henrique, de que tienes al CNE en contra, al Estado en contra…
-Sí pero lo importante es…
-¿Tú no tienes miedo?
-Lo importante es la esperanza que
tenga nuestro pueblo…
¿Y el miedo de la gente?
-No se le puede tener miedo a tener un
futuro mejor. A lo que sí se le tiene que tener miedo es al estancamiento, al
echar pa’trás. A eso sí hay que temerle: al retraso, al ir para atrás. Y
Nicolás no tiene nada que ofrecerles a los venezolanos. Lo único que hace es
esconderse detrás de la imagen del presidente. Él está en una silla prestada.
Era el presidente de la República el que tenía el liderazgo. Ésta es la
oportunidad de tomar una decisión pensando en el futuro y pensando en las
conquistas que son de nuestro pueblo. Nadie puede quitárselas. Pero nuestro
pueblo también tiene derecho a estar mucho mejor. Y puede estar mucho mejor.
-Excelente, Henrique. Muchas gracias y
mucha suerte.
-Gracias a ti.
XI
“No se le puede tener miedo a tener un
futuro mejor”. He ahí la respuesta que busqué desde el primer minuto de la
entrevista.
Al terminar, le dije a uno de los
asistentes de Henrique: “Éste no es el mismo candidato del 7 de octubre, ¿no?”
El colaborador sonrió, como queriéndome decir “Es evidente”.
Acompañé a Henrique a su reunión con
el liderazgo político de Vargas. Escuché las palabras que le dirigió a su
equipo. Y, al salir de allí, fui a la concentración opositora más grande que se
haya hecho en Vargas en estos años: miles de personas colmando una amplia
calle de Caraballeda, parroquia opositora pero también con muchos barrios.
“Las conquistas que son de nuestro
pueblo nadie puede quitárselas”, me dijo Capriles cuando le hablé del miedo.
¿Qué conquistará el pueblo el 14 de abril? ¿Le tocará a Capriles, otra vez,
ponerse en las manos de la perfección de Dios? ¿O comienza un camino de
conquistas, no inmediatas, que el pueblo se negará a dejarse arrebatar?
***
Daniel Lara es internacionalista de la
UCV. Pueden seguirlo en twitter en @DLaraF
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