Se reclama por el respeto a las opiniones divergentes, pero cuando la gente opina algo con lo que no se está de acuerdo, pareciera haber una especie, no de libertad, sino más al estilo libertinaje, para ofenderle, subestimar su opinión, agredirle verbalmente o tacharlo de idiota.
Esto viene al caso porque ocurre a diario y una vez más se puso de manifiesto con el video, con pretensiones de documental, que realizó la gente de planeta Urbe, con la visión y opinión de algunos jóvenes sobre el tema de irse del país.
Apartando las críticas, que obviamente caben, ya que se puede comentar que el manejo del tema fue superficial y un tanto clasista; es a fin de cuentas la opinión de un grupo de jóvenes venezolanos. Estar o no de acuerdo con ellos, es otra cosa… pero es su opinión, es válida y debe respetarse…
Si bien antes y durante la grabación del video, estaban bastante dispuestos a emigrar de Venezuela, las reacciones y opiniones, vienen a reforzar ese deseo. El clima de intolerancia, ira, frustración y resentimiento ha calado muy hondo en la conducta del Venezolano en general, y al parecer, muy especialmente en los caraqueños.
Sin duda, Venezuela como país (es decir, nosotros los que aquí nacimos, llegamos o vivimos) ha cambiado y mucho… tal vez la expresión correcta sería que estamos sufriendo una terrible “mutación” como sociedad.
Hace no tantos años, Venezuela era un país con condiciones favorables para que muchos inmigrantes llegaran a nuestra bendecida tierra, intentando hallar una mejor vida, de conseguir metas y objetivos a fuerza de trabajo, en un ambiente paradisíaco y de una calma y una paz muy apreciada.
Fue así como llegaron grandes grupos inmigrantes, con grandes aportes a nuestra sociedad. Grupos de españoles, italianos, portugueses, alemanes, entre otros, que huyendo de la guerra o la crisis de la post-guerra, llegaron a Venezuela y esta noble tierra les abrió sus puertas y les brindó la oportunidad de reconstruir un proyecto de vida, echar raíces y hoy por hoy, muchos de ellos sienten esta patria como la propia, algunos incluso han obtenido la nacionalidad Venezolana y sus descendientes la tienen por nacimiento y derecho propio.
Es innegable el extraordinario aporte, las contribuciones y crecimiento socio-cultural, que estas inmigraciones han dejado a Venezuela. En múltiples sectores que marcan aspectos sociales, culturales, económicos, religiosos, educativos, morales e incluso fisionómicos, muchas coronas de belleza se deben a esa combinación de rasgos europeos con los tropicales.
Grandes empresas han generado miles de empleos que han beneficiado y ayudado al desarrollo de otros tantos miles de familias venezolanas, muchas de ellas fruto de iniciativas, esfuerzos, sacrificios y visiones de inmigrantes.
Pero…
Ese otrora amigable paisaje de nuestra colectividad y nuestra geografía, efectivamente ha padecido la mencionada “mutación”… hasta el punto de hacer invivible para algunos esta realidad que al parecer no tiene pies, ni cabeza.
Es allí donde nos encontramos y observamos como la realidad es hoy por hoy, bastante desoladora, generando que miles de venezolanos sacrifiquen mucho, al tomar la decisión de hacer su vida fuera de nuestras fronteras… es decir, irse de Venezuela a cualquier otro país que les permita acceder a un sistema con la oportunidad de una mejor calidad de vida.
Es así, como pasamos de ser un país con opciones para vivir… a un país de gente desesperada por irse a vivir fuera… cosa nada criticable si observamos la tasa de homicidios, de secuestros, secuestros exprés, robos, violaciones, hurtos, etc. No tenemos calidad de vida…
A ese aspecto delincuencial y criminal, hay que sumar la negligencia y falta de inversión reinante en los servicios públicos. Pésimo servicio eléctrico; pésimo servicio de agua; pésimo servicio de gas; fallas estructurales en las vías de comunicación, autopistas, avenidas, calles y puentes; Total abandono del sector de la construcción; abandono absoluto del sector salud, educación y turismo; expropiaciones y muy bajo nivel de seguridad jurídica; ataques frontales al derecho a la propiedad privada; siembra de ideologías retrogradas, que han venido a separar la hermandad y camaradería de los venezolanos; desmantelamiento del sector policial y judicial, dejándolo a merced de delincuentes y criminales… en fin… una larga, muy larga y nefasta lista de pasos acelerados hacia la involución y el retraso.
Son muchas las causas que generan ese éxodo de venezolanos al exterior y en todos y cada uno de los casos, cabe la más simple de las justificaciones, porque así lo decidieron! No tienen porque darle justificaciones a nadie, faltaba más!
En lo personal respeto al que se va y su decisión… aunque admiro y aprecio al que se queda teniendo los medios y recursos para irse. Esa gente valiosa, valiente y perseverante, es la que se juega el pellejo, apostando a su país, buscando contribuir con su esfuerzo y su trabajo a mejorar estas condiciones, para luego esperar a que todos esos que decidieron irse puedan y quieran volver.
Pasamos de ser un país receptor de talento humano, a ser un país que exporta su talento… es doloroso ver partir a muchos amigos, familiares o conocidos… en especial porque sabemos que es gente buena, de la mejor calidad humana, como diría Yordano, “Madera fina”… gente capacitada, brillante, profesional y con gran potencial de ayudar a construir y mejorar el entorno en el que se encuentren.
Esto es un motivo más, para que todos de forma cívica y ciudadana, salgamos a votar, para elegir líderes y autoridades con un enfoque respetuoso de la constitución y las leyes, del estado de derecho, que vele por el derecho a la vida, a la seguridad, que proteja y vigile de cerca los derechos humanos, que restituya la seguridad jurídica, que atraiga inversionistas extranjeros, se ocupe de generar empleos, salud, educación, cultura, bienestar y desarrollo.
Dios quiera que los que aquí estamos, nos quedemos, que luchemos para mejorar nuestro entorno y logremos evolucionar de simples habitantes electores a ciudadanos que evalúan a sus funcionarios en ejercicio.
Este es un país lleno de oportunidades. Si tenemos la fortaleza necesaria, la perseverancia, el amor al trabajo por el país, la correspondiente cuota de sacrificio y las ganas de “echarle bolas”, les puedo asegurar que habrá mejores amaneceres, mejores tiempos y podremos dejarle un legado a nuestros hijos, mucho mejor que este absurdo presente.
Así que, por favor si has pensado irte, vuelve a pensarlo… te necesitamos, no hay nadie más como tú y tu aporte hace falta… comprendo tus motivos, pero por favor vuelve a pensarlo…
Decidas lo que decidas, que la salud, el éxito, la prosperidad y miles de bendiciones te acompañen, en otras latitudes o en esta tierra de gracia, llamada Venezuela.
Un abrazo
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