Por: Luis Fernández Moyano
Fuente: ND
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Razón tiene el faraco Joaquín Pérez Becerra en armar un berrinche por la canallada que le hizo el teniente coronel al agarrarlo en interiores y despachárselo vía certificada, aérea y expresa a su, por ahora y mientras lo necesite, mejor amigo. A la hora de la sobrevivencia, Hugo Chávez no le para bolas al internacionalismo proletario, la comunión ideológica, los compromisos revolucionarios, Tirofijo, Raúl Reyes y yerbas del mismo calado. Para Chávez, lo único que importa es el culo en que se sienta. Cuando le llegue la hora, ya verán Diosdado, Izarrita, Nicolás Maduro, Soto Rojas y su cuerda bolivariana el aprecio, el respeto y la amistad que les tiene. Los tirará al basural como quien suelta un pañal servido. O artilugio más íntimo.
Imposible negar que la Anncol, agencia de noticias del Secretariado de las Farc dirigida por Becerra desde territorio neutral – vale decir, desde nación pendeja – se le abrió de piernas, lo alabó, elogió, endiosó y convirtió en la versión rediviva de Lenin y sus apóstoles. Para Pérez Becerra, el de Chávez es “un gobierno al que nosotros hemos apoyado, un gobierno al que nosotros hemos difundido a través de Café Stereo y ANNCOL los propósitos de la Revolución Bolivariana en Venezuela y por lo tanto creo que esto es un golpetazo”.
Lo es. Como fue un golpetazo el que dio el 4 de febrero, cuando traicionó todos los juramentos militares hechos y por hacer. Y los que hizo, hace y hará mientras viva. No es asunto de ideología, de compromiso revolucionario, de solidaridad e internacionalismo, de fe en la causa revolucionaria y compromiso histórico con la Nación. Es su naturaleza, como la del alacrán que se monta en la ranita. No es que quiera o no quiera. Es que no puede hacer otra cosa en su vida que salvar su pellejo, aprovecharse de la ingenuidad del mundo y chupar de la teta del Poder tanto como le aguante el cuerpo.
¿No lo hemos visto disfrazado de ángel guardián, vestido de azulito, declarándole un amor eterno a la humanidad, prometiendo crucifijo en mano que rectificaría, que no volvería a ordenar el Plan Ávila, a montar otro Puente Llaguno, a respetar la Constitución como a Dios Santo y Todopoderoso? Más de un obispo de testigo, más de un cardenal en conocimiento, más de un Papa que pueda jurarlo. Chávez miente como un descosido, traiciona como Judas, vende a la Patria y le cede la soberanía a los cubanos con una liviandad de cuerpo que asombra al más escéptico. Salvo el Poder, su Poder, todo lo demás le sabe a ñoña.
Es bueno que Pérez Becerra y los faracos lo comprendan. Van en picada. Dejaron de serle útil. Santos, su “amigo íntimo”, está en la cresta de la ola. Si los desencantados, traicionados, estrujados y expelidos por el magisterial oportunismo presidencial volaran, el cielo estaría nublado. Así son las cosas.
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