FUENTE: IMPACTO CNA
Con el titulo de este artículo, ha sido publicado recientemente (USA,
marzo 2014 y Venezuela, junio 2014) un libro del periodista venezolano
Casto Ocando, que constituye la relación mas exhaustiva y mejor
documentada, sobre la corrupción y los lados siniestros del chavismo. Se
trata del producto de un periodismo de investigación, que no ha
escatimado esfuerzos para indagar durante 14 años, diferentes fuentes
legales, múltiples documentos y extensos testimonios personales. El
citado libro aporta una pieza invalorable para dimensionar la corrupción
y en general el legado destructivo y desmoralizador del régimen de
Chávez y de su sucesor Maduro. Después de haber analizado objetivamente
el contenido de la obra, llegue a la conclusión de que estamos viviendo
el periodo de mayor retroceso ético que registra la historia de
Venezuela.
En palabras de Ocando: “El anecdotario de historias similares que me
tocó cubrir como periodista supero mis expectativas. Todas tenían en
común que implicaban a funcionarios gubernamentales, activistas,
empresarios, banqueros y criminales de amplio prontuario conectados con
el chavismo, operando y haciendo negocios en el corazón del imperio
enemigo”.
Una de las reflexiones que brota espontáneamente, es que el pragmatismo
acabo con los ideales revolucionarios, si es que existieron entre alguno
de sus protagonistas al principio del proceso. Este factor ha tenido
tanto peso, que al final todo terminó por convertirse en una satrapía,
más pendiente de aferrarse al poder y al disfrute de sus mieles, que de
adelantar una obra perdurable de progreso y redención social.
Para los que critican al régimen por su improvisación, Ocando presenta
una crónica detallada de todas las iniciativas muy bien planificadas y
costeadas que se adelantaron en los Estados Unidos, para tejer una hábil
red de promoción y defensa de la revolución: los contactos y estímulos
que se dan a nivel académico a diferentes actores para que muestren su
solidaridad con el proceso; el cultivo de buenas relaciones con
parlamentarios y otras personalidades del mundo político y social, en
especial del sector afroamericano; la extensa y costosa red de lobbistas
que han sido contratados con diferentes propósitos; el programa de
subsidio a los combustibles para hogares pobres en algunos estados de la
Unión, orientado a generar simpatías al régimen a nivel popular y
avergonzar a las elites imperialistas por su insensibilidad social.
Esta estrategia bien diseñada e instrumentada, ha rendido amplios
beneficios políticos al gobierno, pero ha tenido también un alto costo
para los venezolanos: El desmesurado endeudamiento del régimen y este
tipo de gastos hasta la exageración, han contribuido a generar la
sensación de que nos han robado el futuro.
La prolífica lista de escándalos y conflictos judiciales que han
protagonizado los venezolanos afectos al régimen, en los Estados Unidos,
constituye uno de los aportes centrales de la obra de Ocando. El monto
de las operaciones denunciadas es realmente astronómico. A la par que se
incluyen las tristes semblanzas de los principales protagonistas de
estas estafas, se incorporan las pruebas de sus desmanes con alta
rigurosidad académica. Se explican los negociados alrededor de las
máquinas de votación; los múltiples fraudes dentro de PDVSA, incluyendo
la perdida de gran parte del Fondo de Pensiones, con la complicidad de
miembros de su directorio; variadas fechorías cometidas por los
bolichicos y por banqueros y dueños de casas de bolsa que huyeron al
Norte. Son muchos los casos referidos estupendamente sustentados.
No se trata de un conjunto de chismes, como estamos acostumbrados a leer
y oír, sino de un amplio y contundente libelo. La mayoría de los hechos
que se relatan ocurrieron y fueron investigados por organismos
policiales y sentenciados en algunos casos por los tribunales de los
Estados Unidos. Lo que resulta asombroso es que al mismo tiempo aquí, la
Asamblea Nacional, se negó a abrir investigación alguna ante los
resonantes casos denunciados, privando una solidaridad política
automática con los corruptos del régimen. ¿Habráse visto mayor exabrupto
para la historia, de ese opaco cuerpo parlamentario? En varios
capítulos se narran las relaciones tempranas de Chávez con la guerrilla
colombiana y con representantes de otros movimientos terroristas a nivel
mundial. Están documentadas por organismos de inteligencia
internacional sus relaciones con el Hezbola, Hamas, la Yihad Islámica y
con los comandos terroristas iraníes. Se relata un incidente que hace
presumir que se le dio una ayuda financiera importante a Al-Qaida
después del 11 de septiembre. Todo esto lleva al autor a calificar a
Chávez de verdadero “Capo del Narcoterrorismo”. Lo cierto es que el
Difunto tenía una simpatía innata por todo lo que oliese a subversión
del orden constituido. Desde el inicio de la campaña presidencial de
1998, ya existían relaciones y ayudas pecuniarias de los
narcotraficantes colombianos, como quedó registrado en la computadora de
Raúl Reyes. Al mes de su instalación en la presidencia en 1999, le
escribió a Carlos Illich Ramírez, El Chacal, preso en Francia por
múltiples actos terroristas y lo llamo “distinguido compatriota”. Esta
señal era suficiente para sospechar la baja calaña de quien nos
comenzaba a gobernar.
Finalmente, existen extensas revelaciones susceptibles de causar una
justificada consternación a todos. Las pruebas de que el narcotráfico se
enseñoreó de plano en nuestras Fuerzas Armadas, después de 1999. De que
estas han sido penetradas a todos los niveles y de que Venezuela se ha
transformado en un puente privilegiado del narcotráfico mundial, bajo el
amparo de las fuerzas cuya misión es defender la patria.
De que existe un llamado “Cartel de los Soles”. Que un narcotraficante
de fama internacional, llamado Walid Makled tenía dominio sobre un
numeroso grupo de jefes militares que resguardaban sus operaciones de
narcotráfico y que ese señor fue extraditado desde Colombia en el 2011 y
que a esta fecha no se sabe de sentencia alguna, ni donde se encuentra
realmente.
Todo venezolano con preocupación genuina por la situación crítica que
atraviesa Venezuela debería leer el libro de Ocando, pues en él
encontrará muchos de sus factores causales.
Casto Ocando es Miembro de la unidad de investigación de Univision
Network desde el 2011. Periodista de investigación de El Nuevo Herald y
del Miami Herald por casi una década. Fue periodista en Venezuela de
Quinto Día, donde obtuvo el premio Nacional de Periodismo 1997.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Haga su comentario