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lunes, 12 de septiembre de 2011

Libia, Gadafi y el socialfascismo bolivariano

Por: José Rafael López Padrino
La insurgencia popular de Libia, al igual que las ocurridas en Túnez, y Egipto, forman parte de un acontecimiento histórico trascendental: la rebelión de los sectores populares árabes contra los regímenes despóticos de la región. Estos hechos han puesto al descubierto la deshonestidad y el celestinaje de muchos intelectuales que se dicen llamar de izquierda, así como de partidos y organizaciones que se suelen autocalificar de revolucionarias. Cínicos, que se han negado a reconocer el derecho del pueblo libio a procurar cambios políticos y socioeconómicos tras 42 años de despotismo del gobierno genocida de Gadafi.
  
Entre los trogloditas que le han brindado un apoyo incondicional a Gadafi figuran el nuevo brujo de Miraflores, y sus compinches del Alba, quienes se aprestan a lanzar una contraofensiva diplomática a favor del defenestrado sanguinario del desierto. La solidaridad del tte coronel para con Gadafi confirma una vez más su predisposición ideológica por regímenes tiránicos y totalitarios. Recordemos que el patán de Miraflores en su discurso al condecorar a Gadafi, afirmó “Lo que es Simón Bolívar para nosotros los venezolanos, es Muamar Gadafi para el pueblo libio...” (09-2009). Los social fascistas bolivarianos y similares, están obligados en contra de la verdad, a seguir afirmando que no ha existido un levantamiento popular contra Gadafi, que éste nunca reprimió al pueblo, y que todo ha sido un ardid muy bien montado por parte del imperialismo. Se niegan aceptar que las masas libias se sublevaron contra una dictadura que había cometido actos de genocidio contra su propio pueblo durante décadas.
 
En su defensa al régimen libio el socialfascismo bolivariano ha intentado sostener dos grandes falacias: 1) que Gadafi era un líder antiimperialista; 2) que la rebelión desatada en Libia no tiene nada que ver con el proceso de rebeliones antidictatoriales del mundo árabe. En cuanto a lo primero hay que señalar que el “antiimperialismo” de Gadafi, murió por lo menos dos décadas atrás, después de la caída del Muro de Berlín y el fin de la Unión Soviética. En lo político El “Bolívar” de Libia (Chávez dixit) dio un gran giro para hacerse perdonar por sus “pecados antiimperialistas” de juventud y asociarse políticamente con el gran capital. En lo económico, el sanguinario de Trípoli introdujo una serie de cambios neoliberales a fin de establecer una estrecha asociación petrolera con las potencias europeas (Francia e Italia), así como con los Estados Unidos. El segundo argumento, que el estallido de Libia no tiene nada que ver con las  rebeliones del mundo árabe, es aún más descabellado. Es la misma teoría conspirativa a que nos tiene acostumbrado la derecha (civil o militar): todo movimiento de masas, huelga, estallido social, etc., es siempre obra de “agitadores” que pretenden desestabilizar al gobierno (recordar las declaraciones de los voceros del régimen, en especial a Tareck El Aissami). Según el tte coronel y sus vasallos las masas trabajadoras y populares de Libia no han insurgido en contra del tirano por lograr mayores libertades políticas y económicas, todo ha sido un montaje de la OTAN y del imperio. Hay que ser cretino ideológico para hacer tales afirmaciones.
 
Este vergonzante apoyo para con la dictadura libia quedó evidenciado en la propaganda Goebbeliana que transmitió Telesur durante la insurrección (“Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad”, Joseph Goebbels). Mientras, Telesur informaba “Hay calma y grandes manifestaciones de apoyo al mandatario se han dado en el país” y además describía la situación como de “total normalidad en Trípoli, al igual que en el resto del país”, otras fuentes informativas reseñaban “criminales ataques de las tropas gubernamentales a los manifestantes en diversas localidades del país”. Esta inexplicable disparidad informativa -según los fachochavista- fue producto de la “imposición de una matriz mediática de las cadenas imperialistas y de la OTAN”. Inconcebiblemente la prensa mundial -en pocas horas- había generado una gigantesca falacia mediática: “el pueblo de Libia se levantó contra una dictadura, y Gadafi está reprimiendo de manera sangrienta a quienes protestan”. Según los alumnos de Goebbels, todos los corresponsales extranjeros habían sido subordinados y disciplinados al objetivo de la campaña mediática imperial, incluyendo a los de Al Jazeera (cadena del mundo árabe).
   
No hay ningún elemento objetivo que permita afirmar que el gobierno encabezado por el Consejo Nacional de Transición (CNT) sea un “títere” impuesto por el imperialismo. El CNT surge como una instancia nacional en donde se han dado cita las diversas fracciones políticas que lucharon en contra de la dictadura (incluyendo algunos exfuncionarios del régimen).
 
Obviamente la ausencia de una dirección revolucionaria en el proceso libio solo conducirá a la conquista de espacios democráticos (derribamiento de la dictadura), más no a cambios económicos radicales. Igualmente, no hay razones para pensar que la emergente economía Libia será victima de la voracidad de los capitales transnacionales. Ello ya sucedió hace aproximadamente unos 10 años, cuando el gobierno de Gadafi estableció relaciones amplias con el mundo capitalista, permitiendo que sus grandes transnacionales operaran ventajosamente en el país. Relaciones que fueron mucho más allá del plano económico, como ha quedado demostrado con la publicación de archivos secretos que revelan la intima colaboración de la CIA (servicio de inteligencia norteamericana) y del M16 (servicio de inteligencia británico) con el aparato de seguridad del dictador como parte de la llamada guerra antiterrorista. Pretender explicar la caída de Gadafi como una conspiración del imperio por el petróleo de ese país, y señalar que su derrocamiento es un triunfo de las potencias imperiales, es toda una estupidez. Es ignorar -por conveniencia- que el petróleo libio esta en las manos de Exxon, de Conoco, de BP, de Italiana Petroli, de Total, de Repsol, de OM, etc. desde hace mucho tiempo, e igualmente el desconocer la trascendencia del triunfo popular ocurrido en ese país.
  
Lamentablemente el apoyo a Gadafi por parte de algunos partidos de izquierda y movimientos sociales en concierto con el socialfascismo bolivariano ha sido un factor nefasto de confusión ideológica. Daña profundamente a la izquierda y la desprestigia ante las vanguardias de todo el mundo árabe.
http://aserne.blogspot.com/

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