07.09.2011
08:20 AM
El Tiempo contactó a uno de los presuntos integrantes del grupo de
expertos en entradas remotas no autorizadas en Internet o “piratas
informáticos", quien reveló el objetivo.
Caracas.- El
grupo se hace llamar “N33” y sobre él ya pesan dos denuncias por
delitos informáticos ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas
Penales y Criminalísticas (Cicpc).
El Tiempo contactó
a uno de los que se identifica como integrante del grupo de Hackers
-expertos en entradas remotas no autorizadas en Internet- o “piratas
informáticos” que ha violentado en los últimos días los correos
electrónicos y cuentas en redes sociales de al menos 10 personajes
públicos.
La periodista Berenice Gómez y el escritor Leonardo
Padrón son los casos más sonados, pero en la lista también figuran
Laureano Márquez, Eduardo Semtei e Ibéyise Pacheco.
Asegura
que todo aquel que se burle de la salud del Presidente Hugo Chávez, será
blanco de sus ataques, y que su máxima meta es traspasar la seguridad
de las cuentas de Alberto Federico Ravell, ex director de Globovisión y
director de LaPatilla.com
-¿Qué significa N33?
-Todavía no ha llegado el momento de revelar el significado de N33.
-¿Cuántos hackeados llevan?
-Nuestro accionar lleva, sino cuento mal, 10 tuiteros. Nadie la ha recuperado, y será muy difícil que alguno la recupere.
-¿Cómo seleccionaron a las víctimas?
-La
palabra víctima suaviza la condición amoral de esos sujetos. En el peor
de los casos, el más moral de ellos carece de la moral y ética por la
cual este grupo se rige en su accionar. Todos han banalizado -de manera
grotesca unos y otros de forma más "elegante"-, la situación de salud
del Presidente, así como la solemnidad de las Instituciones del Estado.
Con su actitud en el espacio virtual -ni que decir en el real-, sólo
generan el odio del cual culpan al Gobierno. Es una forma irresponsable
de manejar la influencia sobre miles y cientos de miles de usuarios.
-¿Cuál es el propósito de N33
-Nuestro
objetivo es aleccionar. Ya he comunicado que fracasaremos, puesto que
la disociación no tiene remedio. Sin embargo, sentaremos precedente y
con la efervescencia de estos hechos, lejos de capitalizar fama,
esperamos al menos dejar debates calientes. Por ejemplo, el de esa
televisión de antivalores, estereotipos y eminentemente comercial a la
que las telenovelas de Leonardo Padrón contribuyen y ese ejercicio del
periodismo sin ética, representado por La Bicha, Pineda, Ibéyise Pacheco
y Radar de los Barrios. Otro elemento no menos importante, es quitarle
espacios al fascismo que enmascaran estos personajes con su petulancia y
una defensa amoral de sus "derechos", sirviendo todos como subordinados
de una élite que ni siquiera tiene nacionalidad venezolana.
-Dices que eres Hojillero: ¿Te mandó Mario Silva?
-¡No!
Nadie nos mandó. Nadie nos dicta instrucciones. Por cienmillonésima
vez, desvinculo al Gobierno totalmente de este accionar, el cual,
insisto, es individual. Nadie mandó al pueblo el 13 de abril a rescatar a
su Presidente. El pueblo fue solo, espontáneo, motivado por lo que
consideró un atropello a su Constitución y Estado de Derecho.
Considérese este accionar igualmente espontáneo.
-¿Cuántos son en N33 ahorita? ¿Están reuniendo militantes?
-No somos un partido político. No somos Anonymous. No somos secta. No reunimos militantes.
¿Cuántos somos? Una incógnita.
-¿Tienes relaciones con el Psuv?
-No.
-¿Próximas víctimas?
-Él está advertido: La joya de la corona es Alberto Ravell. No advertiré a otros por lógicas razones.
-¿Te preocupan las denuncias de Berenice y Padrón?
-Duermo
tranquilo. Si llego a ser localizado en el proceso de investigación, no
podría culpar más que al cumplimiento de la Ley. Me pondré a Derecho.
No reto a los cuerpos policiales pero sí reto a La Bicha y a Padrón a
ejercer sus profesiones con altura y aprender de esta lección.
Innumerables han sido los comentarios a favor de las críticas que les he
hecho. Eso debería preocuparles y apartar su afiliación política del
ejercicio de sus profesiones. Son personajes públicos con influencia y,
como tales, pueden contribuir a una mejor sociedad. Por extensión, este
reto se lo hago a todos los afectados.
-¿Qué te parece la reacción de la gente?
-1)
Hay quien no apoya mis métodos pero sí el mensaje 2) Hay quien responde
a lo que siempre digo: No importa el mensajero, sino el mensaje. 3) Hay
el que defiende a ultranza a los afectados. Puedo decirte con absoluta
seguridad que a Padrón no lo quieren mucho... En general, la reacción
han sido de apoyo.
-¿Qué te parece que te llamen crackers y no hackers?
-No
importa cómo nos llamen. Nuevamente, que no importe el mensajero, sino
el mensaje. No buscamos reconocimiento alguno ni armar expediente para
ser calificados de alguna u otra forma.
En Globovisión nos han llamado
malandros, los que a diario pisotean el Código de Ética del periodista.
Han eludido el debate totalmente. De tal forma, ¿qué me va a importar
cómo me llamen esos sujetos?
-¿Hasta cuándo será?
-No
iniciamos esta guerra y por tanto no la terminaremos nosotros. Resulta
curioso cómo le pareció excelente a la Oposición que La Patilla revelara
un video de Anonymous amenazando la plataforma web del Estado y que
ahora una constelación de medios privados condene nuestro accionar. Es
una contradicción innata a la dirigencia opositora y queda nuevamente
revelada su hegemonía en el sector de la comunicación.
-No han podido atacar a la gente más seguida y, probablemente, más apetecibles para ustedes. ¿Son muy difíciles?
-El
accionar contra nuestros objetivos es constante y la expropiación de
sus twitters es sólo el punto final en cada caso. Alberto Ravell, al
menos, puedo decirte que esta situación le ha agregado una rutina más a
su día a día: cambiar emails y claves de manera neurótica.
-¿Qué opinas de Anonymus? ¿Te han invitado a unirte?
-Para mí Anonymous es un grupo pro-imperialista. Nada que ver con ellos.
-Los hackers suelen ir en contra de los gobiernos... ¿Por qué defender al de Chávez?
-¿Qué
te puedo decir? Soy chavista, tengo argumentos y herramientas para
defender este proceso y no he escatimado esfuerzos en aprovechar las
tribunas expropiadas para decirle unas cuantas verdades a esos cientos
de miles de tuiteros, en un terreno en el cual somos atacados
constantemente: el ideológico.
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