A propósito de las Líneas de Chávez del 2/10. Como tengo mis reparos no comparto su visión acerca de los sucesos del Ecuador. Puede que un reclamo laboral termine siendo un motivo de desestabilización; sin embargo, me pregunto: ¿Acaso no desestabiliza Correa haciendo acto de presencia en el lugar de los acontecimientos? Más que valentía me parece una irresponsabilidad suya, porque olvidó el riesgo que implicaba su audacia. El 11A critiqué a Chávez por presentarse a la orden de los militares insubordinados. Esa noche, en mi programa de radio alerté que estaba en marcha un golpe de Estado; ¿si Chávez no lo ignoraba, entonces por qué hizo de samurai como ahora lo hace Correa? En lo que a mí respecta estoy harto de ver golpistas hasta en la sopa; cualquier disidencia no puede ser tratada como parte de una conjura porque esa interpretación termina convirtiéndose en un chantaje; además, el golpe de Estado es una vía expedita exclusiva de los cuarteles y donde siempre los civiles comprometidos acaban siendo desplazados por los uniformados. Estoy de acuerdo en llamar las cosas por su nombre, entonces pregunto: ¿Acaso, desde el punto de vista jurídico, es o no tan legítimo el gobierno de Correa como en el pasado lo fue el de CAP II? Ahora, no hay que olvidar que, en el terreno de la subjetividad, la legitimación se pierde cuando los Gobiernos vulneran las aspiraciones populares. Hoy día al Gobierno no lo tumba una querencia cuartelera sino que cae cuando el descontento sepulta a la paciencia popular. Chávez se pregunta: “¿Quién puede creer en una asonada policial por reivindicaciones salariales?”; pues bien, ahora que se habla de las 3 “erres” necesarias para garantizar el proceso revolucionario, sugiero que sumen la “erre” de “recordar”. Repasen la historia y se encontrarán con que nunca se pudo demostrar que el reclamo laboral de la Policía Metropolitana que antecedió al 27F desencadenó el dramático saqueo popular. Eso no lo vivió Chávez porque para ese entonces una dolencia física lo obligó a marcharse a su hogar en Turmero. Era impensable suponer que la huelga de la PM era el leit motiv para que bajaran los cerros, mucho menos cuando Freddy Bernal, como policía, se ocupaba más de ejecutar la política represiva de CAP y ni se imaginaba como factor “revolucionario”. Los llamados “intereses ocultos” (que seguro estoy no están de vacaciones) no deberían ser tomados como condición sine qua non para calificar cualquier eventualidad donde priven las diferencias con el Gobierno. Ni el enemigo es un ventrílocuo ni los descontentos sus muñecos. Aunque los casos Zelaya y Correa son muy similares, no creo que los guiones se repitan, salvo que todo sea un teatro y el enemigo sea un imbécil. Argumentando una coincidencia: tanto Chávez, como Zelaya y Correa, han salido ilesos. Por sí solo, el esquema del golpe de Estado es anacrónico. Si en un supuesto negado el Gobierno se derrumba, será porque sus errores fueron leña seca para la hoguera del descontento popular. Allí está el meollo del asunto, sobre todo en Venezuela, donde se pretende que la dádiva lastimera sea el remedio a las carencias de los ciudadanos. No dudo que hay “intereses ocultos” como el engaño; allí está el ejemplo de la Intercomunal de Antímano, el domingo de elecciones las maquinarias trabajaban para quitar el promontorio de barro que dejó la lluvia, pero tan pronto concluyeron las votaciones, tanto los candidatos del PSUV como las contratistas se retiraron del sitio dejando a la comunidad castigada por los efectos del temporal, traducidos en una permanente nube de polvo. Por eso, si hay una verdad del tamaño del cielo es que el imperio no necesita de sus propias armas para terminar con nuestro proceso, porque esas armas se las está proporcionando la revolución. Me imagino que en las salas situacionales del enemigo deben estar al tanto de que todo es cuestión de paciencia para ver cómo se hace cenizas la pregonada invulnerabilidad de la revolución a través de la vía electoral. Se insiste en que 66% de los electores da muestra de la solidez del modelo democrático y se olvidan de que buena parte de ese electorado sigue siendo azuzada por las maquinarias partidistas, mediante ofertas humillantes. No compro aquello de que vivimos en dictadura, pero sí dudo de que el CNE sea un poder autónomo e independiente; hay razones para pensarlo. En cuanto a la autocrítica, aprecio que no puede ser asumida al estilo de los desgastados cogollos estalinistas donde ella no pasaba de ser un vulgar mea culpa. No soy optimista en que un golpe de pecho baste para despejar el camino revolucionario. Eso no va a ocurrir mientras no haya voluntad para asumir que no puede ser revolucionario un mandato donde prevalece el culto a la personalidad y la sumisión al líder. El socialismo no es una tarea de porque sí y punto. No sé cómo ha de llamarse la transición a un verdadero régimen de libertades, pero sí sostengo que ella no puede lograrse sin el consenso al menos de buena parte de la sociedad. Mientras mayor sea la unidad en los acuerdos, mayor será la posibilidad de avanzar por la senda del progreso. Es un error polarizar nuestro país entre el mal y el bien, cuando todos los cruzados (sin distingo de credo y afinidad política) han causado un daño irreparable al mundo. La religiosidad a todo trance y la división entre buenos y malos es una contrariedad para el desarrollo de un proceso de cambios empeñado en elevar el nivel de vida de sus conciudadanos. Una élite no puede definir las circunstancias para avanzar en el socialismo, ni mucho menos definir cuáles son las condiciones objetivas y subjetivas para su desarrollo. Las razones para los cambios no se fabrican en un cenáculo sino que surgen de condiciones concretas. Es un desacierto descartar cualquier conversación con la burguesía porque estaríamos dejando por fuera a los factores progresistas que en ella pueden convivir. Es un desatino hablar de un impresionante nivel de convocatoria cuando ese llamado se sustenta en la erogación de una cantidad insospechada de recursos manejada para lograr toda suerte de concentraciones. Si la derecha viene o no por Chávez, me permito trascribir un texto de Camilo Torres: “Yo sé que la oligarquía me va a matar como mató a Gaitán y a otros revolucionarios que han pasado por estas tierras, pero lo importante es que el pueblo esté organizado para cuando eso ocurra”. El problema nuestro es que se percibe la organización política como una escuadra militar donde prevalece la obediencia debida. No dudo que algunos sectores de la derecha van a usar sus espacios en la Asamblea para sabotear y desestabilizar, pero no por ello podemos ignorar que también en la derecha hay los factores ponderados. Definitivamente no todo el mundo tiene que ser obligatoriamente de izquierda. Cada quien escoge el camino político que quiera. En mi caso soy de izquierda, ¿quién duda lo contrario? Para que ocurra el debate interno, este debe ser de iguales y cada quien con los pies sobre la tierra, asumiéndose como militante que como mortales pueden perfectamente equivocarse. El debate no es para que sus conclusiones esperen por el visto bueno de un poder omnímodo y que desde allí se diga la última palabra. El debate supone el intercambio de opiniones por muy dispares que sean. Para entender el significado de la argumentación es necesario deslastrarse de la vieja noción de cuartel. No se olviden que, por mucho que se alabe una unión cívico-militar, la revolución es de los civiles.
MEMORIA. A propósito del debate interno planteado por Chávez y donde expone las 3 “erres”, les recomiendo se lean tanto aquella polémica carta de Florencio Porras con mi respuesta, como una carta de Benita Ramos. A raíz de sus críticas al proceso, Florencio Porras pasó a la “reserva”, mientras que Benita Ramos fue expulsada del entonces MVR.
PACTOS. Entre candilejas AD negocia con el Gobierno la jefatura de algunas Comisiones en la próxima AN. Mientras la MUD le tiende la mano al PPT con miras al 2012, Henry Ramos Allup conversa con emisarios del PSUV acerca de una cuota de poder en la AN siempre y cuando AD apoye la designación de la nueva directiva parlamentaria. También Lewis Pérez tiende puentes ante José Vicente Rangel; hablan del apoyo que conseguirían de Morel Rodríguez, quien garantizaría el voto de su fracción. Ramos también maneja la tesis de los reparos a la elección de Juan Carlos Caldera en Petare, que admitidos harían posible la incorporación de Jorge Amorín a la nueva AN. Amorín fue derrotado por Juan Carlos Caldera (PJ) en Petare. AD prefiere que se merme la cuota de Primero Justicia en el hemiciclo, asimismo, estaría apoyando un acuerdo que busca dejar encarcelados a los imputados que resultaron electos por el Zulia y Yaracuy. De igual manera, a la sombra, AD sería partidario de un proceso que persigue la inhabilitación del gobernador de Carabobo. Apoyando la entrada de Amorín, AD estaría facilitando la aprobación de una eventual Ley Habilitante para Chávez.
CAMBIOS. Movida de mata en la Administración Pública. Se escogen los nombres, la mayoría militares. Sale el ministro del Interior y Justicia. Vienen nuevos enroques.
CAMPAÑA. Tan pronto finalizaron las elecciones parlamentarias, se ha puesto en alerta máxima la maquinaria del PSUV, pensando, tanto en las inhabilitaciones, en los gobernadores que no participarían en la reelección, como en quienes le sucedan y cuales enfrentarían a los opositores en las elecciones 2012. Descartada la vía de los revocatorios, por no ofrecer plenas garantías de éxito, el proceso seguido en el caso de las inhabilitaciones de Piedad Córdoba y el secretario de Uribe en Colombia sería imitado para destituir al gobernador del Táchira, quien sería acusado de estar relacionado con los paramilitares; mientras que la opción de la ruta administrativa (CGR) sería aplicada a las gobernaciones de Carabobo, Lara y Nueva Esparta. Por ahora, el PSUV no tiene candidato para Táchira, pero en el caso de tener éxito las inhabilitaciones administrativas, los aspirantes serían: Francisco Ameliach o Saúl Ortega (Carabobo), Luis Reyes (Lara) y Marisol Velásquez (Nueva Esparta). No repetirían Tarek William Saab, José “Gato” Briceño, Marcos Díaz y Enrique Maestre. Los candidatos serían: Ángel Rodríguez (Anzoátegui) y José David Cabello (Monagas), quedando por definir Mérida y Sucre. Irían a la reelección los actuales gobernadores de Apure, Aragua, Barinas, Bolívar, Cojedes, Delta Amacuro, Falcón, Portuguesa y Trujillo. Para enfrentar a los opositores las opciones del PSUV serían: Ana Elisa Osorio (Amazonas), María Cristina Iglesias (Guárico) y Francisco Arias Cárdenas (Zulia). Este tema se torna interesante. La semana próxima le traeré algunos datos acerca de los aspirantes a las elecciones presidenciales en caso de que Chávez (por ahora impensable para muchos) opte por no presentarse a la reelección.
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