Por: Jesús Antonio Petit da Costa
En la lucha por la independencia
Miranda y Bolívar contaron con el apoyo de Inglaterra por razones
geopolíticas. Por eso España los tildó de “agentes británicos”. Para
liberarnos de Cuba e indirectamente de Rusia, China e Irán, deberíamos
contar con Estados Unidos por las mismas razones geopolíticas.
No era Estados Unidos la superpotencia mundial que es hoy, sino apenas
una potencia continental, el país más poderoso del continente americano,
cuando formuló la “Doctrina Monroe” que se resume en el lema “América
para los americanos”. Lo hizo en 1823, cuando ya todos los países de
habla española se habían independizado, con la excepción de Cuba y
Puerto Rico.
En virtud de la “Doctrina Monroe” cualquier intervención de los estados
europeos en América sería considerada un acto de agresión que requería
la intervención de los Estados Unidos. Evidentemente la finalidad era
evitar la presencia de potencias extranjeras en América que pusiese en
peligro la seguridad nacional de aquel país, amenazándolos con guerra.
No había intención altruista, desde luego, que nunca debemos esperar en
relaciones internacionales, pero, sin duda, fue útil para que Cuba y
Puerto Rico se independizasen de España y para ponerle fin al bloqueo de
los puertos venezolanos por navíos de guerra extranjeros como medio de
presión para exigir el pago de la deuda pública externa. Así salvó a
Venezuela.
La “Doctrina Monroe”, que era eminentemente defensiva, fue desvirtuada
en 1904, para transformarla en intervencionista, sirviéndole así al
imperialismo estadounidense en expansión. A esta alteración sustancial,
presentada como una enmienda, se la conoce como “Corolario Roosevelt”.
Fue formulado en 1904, una vez que las potencias europeas (Alemania,
Inglaterra e Italia) habían hecho el bloqueo naval a Venezuela
(1902-1903), el cual fue levantado bajo presión del mismo Teodoro
Roosevelt para someter las partes a un arbitraje. En esta enmienda se
afirmaba, que si un país latinoamericano y del Caribe situado bajo la
influencia de los EE.UU. amenazaba o ponía en peligro los derechos o
propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el gobierno de
EE.UU. estaba obligado a intervenir en los asuntos internos del país
"desquiciado" para reordenarlo, restableciendo los derechos y el
patrimonio de su ciudadanía y sus empresas. Como se ve el interés era
propio de la etapa imperialista del capitalismo, que consideraba a los
países latinoamericanos como “patio trasero”. El “Corolario Roosevelt”
no fue aplicado a Venezuela, la cual nunca ha sido invadida ni ocupada
por EE UU.
La crisis financiera mundial, que comenzó en 1929, trajo como
consecuencia política la emergencia del nazi-fascismo. Ante este
peligro, Franklin Roosevelt, presidente de EE UU, enunció en 1933, año
en que Hitler tomó el poder iniciando el expansionismo de Alemania, la
“Doctrina del Buen Vecino” en las relaciones interamericanas. Tenía por
finalidad impedir la presencia de las potencias del eje (Alemania,
Italia y Japón) en América, invocando la solidaridad hemisférica para la
defensa y seguridad continental. Logró su objetivo: ningún país de
América se sumó al nazifascismo, ni tuvo gobierno títere del Eje. Aún
más, Venezuela pudo haberse beneficiado de la ocupación alemana de
Holanda, ocupando las Antillas Holandesas (Curazao, Aruba y Bonaire) e
incorporándolas al territorio nacional, para lo cual contaba con el
apoyo de EE UU, pero se abstuvo por la idiotez característica de sus
gobiernos en las relaciones internacionales. En cambio, perdimos la
Guajira y los llanos de Casanare, así como el Esequibo, en lugar de
aprovechar la necesidad que tenía EE UU de nuestro petróleo en la guerra
mundial para conseguir con su apoyo la invalidación de los arbitrajes
que nos perjudicaron.
Con vista de estos antecedentes, deberíamos contar con EE UU, pero no ha
sido así hasta ahora. ¿Por qué? Trataré de responder en la próxima.
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