Por: Jesús Antonio Petit da Costa
¿Ha sido derrotada la “oposición de calle”, una de cuyas manifestaciones
irrumpió en escena con el lema: “la salida está en la calle”? Es lo que
proclaman títeres y colaboracionistas, unidos como siempre, para
confundir y desanimar. Están equivocados. La “oposición de calle” apenas
ha comenzado. Así como los ríos se forman por la confluencia de
distintas corrientes, llamadas afluentes, también el movimiento de masas
que conducirá al desenlace, que es la toma del poder, ha iniciado su
curso al ponerse en movimiento distintos factores político-sociales,
cada uno por su lado, los cuales terminarán uniéndose más adelante por
coincidir en el objetivo y la estrategia. Lo mismo sucedió en la guerra
de independencia y en la guerra federal, cada uno por su lado
coincidiendo en que no había otra salida que coger el monte y luego
todos juntos bajo un solo liderazgo. Lo mismo sucedió en la resistencia
clandestina contra la dictadura militar pérezjimenista, primero cada uno
por su lado y luego coincidiendo, visto el fraude electoral de 1952, en
que no había otra salida que el derrocamiento de la tiranía por una
alianza cívico-militar, lo que exigía unidad del liderazgo civil para
llamar a la rebelión (Junta Patriótica). No nos preocupemos porque
López, Machado y Ledezma anden cada uno por su lado, o lo aparenten.
Aparecerán otros más en escena, que hasta pueden terminar alzándose con
el liderazgo por encima de ellos si no se ponen las pilas. No hagan caso
a la especie regada por los colaboracionistas de que a estos tres los
mueve la ambición de la presidencia, lo que para mayor ironía lo dicen
el “candidato eterno” del colaboracionismo y su partido
colaboracionista. Supongamos que efectivamente sea así, lo que importa
es que los tres están moviendo el piso político, sin haber roto
totalmente sus ataduras con los colaboracionistas de la MUD. A veces las
mejores cosas suceden por los peores motivos. Lo que interesa es que
sucedan.
Es lo cierto que la “oposición de calle” viene sumando victorias
políticas, pequeñas pero importantes. La más relevante: haber
desenmascarado a los colaboracionistas, quienes se venían presentando
como oposición cuando en verdad son la “quinta columna” de la tiranía
(“quinta columna”= en una confrontación, conjunto de personas desleales a
la comunidad en la que viven o pertenecen y susceptibles de colaborar
de distintas formas con el enemigo). Al desenmascarar a esta “quinta
columna” le ha partido a la tiranía una de las muletas que le sostenía,
la que adormecía al pueblo con el electoralismo a ultranza como canción
de cuna e impedía así que el descontento tomara la calle. La tiranía
está sin esta muleta, que ha quedado inservible.
La MUD ha sido el instrumento del colaboracionismo. Es la “quinta
columna” de la tiranía comunista. Al quedar desenmascarada como tal, ha
entrado en un proceso de desintegración. Esta es otra victoria política
de la “oposición de calle”, inimaginable antes del 12F. De nada le valen
“encerronas” a los desleales cuando han sido descubiertos. Han quedado
desnudos ante el pueblo, cuya confianza perdieron. Cuando se activa un
proceso político, como la “oposición de calle”, se producen
circunstancias que obligan a decisiones sucesivas. El desenmascaramiento
de los colaboracionistas ha traído por consecuencia el proceso de
desintegración de la MUD, sinónimo de “quinta columna”. La MUD es un
cadáver insepulto.
López, Machado y Ledezma deben tomar una decisión transcendental:
quedarse acompañando a la “quinta columna” en el velorio de la MUD con
cada vez menos gente o irse del velorio para conducir el tren del
movimiento de masas que ellos mismos han puesto en marcha, el cual está
llenándose de pasajeros, sobre todo jóvenes. El que se quede en el
velorio, pierde. Otros asumirán la conducción del tren, imprimiéndole
mayor velocidad.
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