¿Por qué esto sí es Socialismo?
Uno
de los “argumentos” más utilizados para criticar el gobierno de Hugo
Chávez, y ahora el del ilegítimo Nicolás Maduro, es el de “esto no es
socialismo de verdad”. La mayoría de quienes afirman esto son personas
que toda su vida han sido de izquierda, “intelectuales” que en otro
tiempo firmaron el Manifiesto de Bienvenida a Fidel Castro en
el año 1989 y que ahora son acérrimos opositores o, lo que está de moda
últimamente, los llamados “progresistas” (que se tildan así para no
decir abiertamente que son de izquierda o socialistas). Pero, sin caer
en argumentos ad hominem, notamos con preocupación que un
considerable número de personas no tiene claro en qué consiste el
Socialismo, una de las doctrinas más peligrosas para la libertad humana y
que, sin embargo, tiene un efecto propagandístico notable.
A
menudo se piensa que todo lo que tenga el adjetivo “social” es bueno y
que expresa un carácter “humano”, “comunitario” o de “solidaridad”,
contrario al “frío” capitalismo en el que sólo se persiguen los
intereses individuales sin pensar en el “prójimo”. Ahora bien, si
mantenemos un mínimo de rigurosidad intelectual, y atendemos a las
fuentes teóricas del Socialismo, nos encontraremos con lo siguiente.
Karl Marx, en la Crítica al Programa de Gotha, afirma que “la emancipación del trabajo
[condición necesaria para la implantación de la sociedad comunista que
él vislumbraba] exige que los medios de trabajo se eleven a patrimonio
común de la sociedad y que todo el trabajo sea regulado colectivamente, con un reparto equitativo del fruto del trabajo"(1). De acuerdo con la teoría clásica de Marx y Engels, es condición necesaria para establecer el socialismo la abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción.
En la tradición marxista, se ha distinguido entre “socialización” de
los medios de producción y “estatización” de ellos; cuando se lleva a
cabo la primera, la verdadera propietaria de los medios de producción es
“la sociedad”, y no de una manera puramente formal. Sin embargo, como
bien señala Mises, una comunidad no puede operar sino a través de
órganos a los que han sido confiadas determinadas labores, por lo que en
realidad la distinción entre “socialización” y “estatización” es poco
relevante, pues un conjunto de personas serían las que, en última
instancia, tomarán las decisiones, aunque lo hagan en nombre de la
“comunidad”.
Otra de las figuras más importantes del Socialismo, Vladimir Lenin, primer dirigente de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas)
definió el socialismo como el “traspaso de la tierra, de las fábricas
y, en general, de todos los medios de producción a propiedad de toda la
sociedad, y sustitución de la producción capitalista por una producción
regida por un plan general en interés de todos los miembros de la
sociedad”.(2)
Por
otra parte, August Bebel, dirigente socialdemócrata alemán, afirmó que
para implementar el socialismo es necesario “instituir una
administración que comprenda todo el campo de acción de la sociedad.
Cada municipio constituye desde este punto de vista una base práctica, y
allí donde los Municipios sean extensos que resulte difícil abrazar
todos los detalles, se les dividirá en distritos. Todos los habitantes
del Municipio llegados a mayor edad, sin distinción de sexo, toman
parte en las elecciones municipales y eligen las personas de confianza
que han de dirigir la administración. A la cabeza de todas las
administraciones locales se coloca la administración central, que,
entiéndase bien no será un gobierno preponderante, sino simplemente una
administración encargada de dirigir los asuntos”.(3)
Como
podemos ver, de acuerdo con estas posturas “clásicas”, el socialismo no
es más que el traspaso de los medios de producción a “la sociedad”,
esto es, el Estado o como quiera denominarse la administración central
que dirija estos asuntos. Así pues, la planificación económica centralizada, la intervención en el mercado y el desprecio a la propiedad privada son característicos del socialismo.
Quienes
afirman que en Venezuela “no hay socialismo de verdad”, frecuentemente
dirigen su mirada a los países escandinavos, como por ejemplo Noruega y
Suecia, porque observan que tienen buenos servicios públicos (en cierta
manera, para ellos, “socialismo” es sinónimo de “bueno” y de “servicios
públicos”); sin embargo, ignoran, o convenientemente se vendan los ojos,
ante las verdaderas causas del crecimiento económico y prosperidad de
estos países. Por ejemplo, Suecia ocupa el puesto 18 en el Índice 2013 de Libertad Económica y Noruega el 31, mientras que Venezuela ocupa el puesto 174, uno por encima de Zimbabue, dos de Cuba y tres de Corea del Norte.
Los
pocos que admiten que las libertades económicas son indispensables para
el desarrollo de un país, no obstante, parecen reticentes a admitir que
el actual régimen en Venezuela tiende a mostrar cualidades dignas del
“socialismo clásico”, el cual fue aplicado en la URSS. Para evitar
manchar su inmaculada palabra “socialismo” deciden, entonces, utilizar
el término “fascista” para tildar al gobierno, pues la gente asocia a
los “fascistas” y a los “nazis” con la “extrema derecha”; así, evitan la
engorrosa situación de admitir que regímenes totalitarios como los
vistos en la URSS son de izquierda. De igual forma, argumentan que el
modelo político implantado por Chávez tiene fuertes visos de
“militarismo” y “nacionalismo”, por lo que, en consecuencia, no se trata
de “socialismo de verdad”. Por supuesto que es usual que quienes
sostienen esta opinión no comenten nada sobre el uso de la fuerza
militar en la URSS o Corea del Norte, perseguidos políticos y gulags.
Pero
lo que los “socialistas” o “progresistas” no se dan cuenta es que, en
realidad, los regímenes nazis, fascistas y socialistas comparten una
característica en común sin la cual no podrían esclavizar a las
personas: el control de la economía. En efecto, si bien en la
Alemania de Hitler no se abolió la propiedad privada como tal, esta sólo
existía “formalmente”, pues era el Estado el encargado de decir cuánto y
qué había de producirse. Por otro lado, los socialistas y Hitler
compartieron el profundo odio hacia el liberalismo, el laissez-faire y, en general, a todo lo que huela a capitalismo; también es corriente que los progresistas olviden que “nazi” es la contracción de la palabra alemana Nationalsozialismus. El
programa político de los fascistas, por su parte, también tenía un
carácter abiertamente anti-capitalista y la economía estaba intervenida.
En 1933, Mussolini declaró: "hoy podemos afirmar que el sistema de
producción capitalista ha sido superado y, con él, esa teoría económica
liberal que lo ha iluminado y ha actuado como su apologista (...)".(4)
En
una entrevista concedida a Daniel Filmus en el 2009, Hugo Chávez señaló
que “en un modelo socialista hay que ir desmoronando, derribando más
bien, el paradigma y la cultura creada de un libre mercado y de una mano
invisible que todo lo arreglaría al final (…) El mercado tiene que ser
un mercado regulado, y no sólo regulado a través de leyes, es el
Estado el que tiene que regularlo; ahora, no es el Estado burgués, es el
Estado Revolucionario”. Para los escépticos, les dejamos el video a
continuación.
https://www.youtube.com/watch?v=tEz3owwwB38
Siguiendo
la definición clásica de “socialismo”, esto es, el control de los
medios de producción por parte del Estado, y después de haber escuchado
las palabras de Chávez, el cual abiertamente señaló que el mercado debe
estar regulado, (esto es, una economía intervenida, socialismo)
nos preguntamos por qué hay algunas personas que insisten en que “esto
no es socialismo”. Es evidente que, en los últimos 15 años, el Estado
venezolano se ha apoderado de los medios de producción, bien sea
expropiando fábricas u ocupándose de sectores de la economía en los que
el Estado no debería jugar ningún papel. Asimismo, el Estado ha socavado
la propiedad privada, ha impuesto un fuerte control de divisas que le
permite decidir quién tiene dólares y quién no, y ha controlado los
precios de alimentos, alquileres de inmuebles, entre otros. Incluso el
actual presidente ilegítimo, Nicolás Maduro, ha declarado que el Estado
debe centralizar la importación de rubros para evitar la “especulación” y
la “usura”. Aun así, la gente sigue diciendo que “esto no es socialismo
de verdad”.
Contrariamente a lo que dicen algunos dirigentes “opositores”, el problema político de Venezuela sí es ideológico y,
en realidad, no es producto de los últimos 15 años, pues en nuestro
país nunca ha habido capitalismo, sino sólo un Estado que se apropia la
renta petrolera y se encarga de “repartirla” de acuerdo con sus
intereses. Para algunos dirigentes “opositores”, pareciera que
“capitalismo” es sinónimo de “riqueza producto del robo”, cuando no se
dan cuenta que, teóricamente hablando, en capitalismo debe haber
igualdad de condiciones y competencia, y no amiguismos o proteccionismos
por parte del Estado hacia unos determinados “empresarios”. En suma,
los opositores han creído el cuento de Chávez que dice que la derecha y
el liberalismo son malos.
Si la “oposición” venezolana quiere merecer tal título, debe empezar a oponerse ideológicamente a este régimen socialista, y no pretender implantar el mismo modelo fracasado pero con nuevos directores que, supuestamente, sí lo harán funcionar.
Grupo Cóndor Venezuela.
@Condor_Vzla.
BIBLIOGRAFÍA
(1) K. Marx (1875) Crítica al Programa de Gotha. Disponible en: http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gotha/gotha.htm. Cursivas nuestras.
(2) V. Lenin, Obras completas, Buenos Aires: Cartago, 1958, tomo IV, p. 272.
(3) A. Bebel Socialización de la sociedad. Disponible en: http://www.kclibertaria.comyr.com/lpdf/l161.pdf Cursivas nuestras.
(4) Citado en A. Lozano, Mussolini y el fascismo italiano, Madrid: Marcial Pons, 2013, p. 220.
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