Por: Juan Carlos Delgado Barrios*
Una de las contradicciones de las
revoluciones socialistas es que se promueven para llegar al poder sobre
la base del discurso de la lucha contra las desigualdades, la promoción
del resentimiento y la transferencia de la culpa de los males de la
sociedad a los ricos, - la lucha de clases desde la concepción marxista
-, pero cuando llegan al poder florecen aún más las desigualdades y
colectivizan la pobreza para justificar su lema de la igualdad. – La
igualdad hacia abajo -. Convierten la dictadura del proletariado en una
dictadura sobre el proletariado.
En los gobiernos revolucionarios
paralelamente a la colectivización de la pobreza se entronizan elites
que se enriquecen con el tesoro de la Nación. Verbigracia la URSS que al
desplomarse este imperio comunista se pudo ver por dentro la corrupción
y el manejo de la vida pública por mafias que controlaban la sociedad,
con énfasis en la economía. Mafias de la justicia, de las finanzas, de
las divisas, de los alimentos, de las medicinas, del combustible, de los
contratos con el régimen y de todos aquellos aspectos donde se implantó
el control estatal. El control estatal es el caldo de cultivo en los
regimenes totalitarios para el desarrollo de las mafias de la
corrupción, esto mismo sucede en Corea del Norte, Vietnam, Siria, Cuba y
ahora en Venezuela.
Este planteamiento viene a ratificar lo
que siempre se ha dicho de estos regimenes socialistas, citamos a uno de
los gurú del comunismo-bolivariano-chavista, a Jorge Giordani, quien
dijo: “entre más pobres hayan más poder tendremos porque estos
dependerán aún más del Estado”.
Esto significa un Estado poderoso y
centralista que controla la sociedad mediante la distribución populista
de sus recursos públicos, sobre todo, a través de políticas sociales
(misiones) que son asistencialistas y de subsidio que lejos de superar
la pobreza la congela.
Veamos esta situación más allá de las
grandes cifras de la macroeconomía, veámosla desde lo local, desde el
interior del país, desde la Venezuela profunda, desde cualquier
municipio venezolano, en el entendido de que la sumatoria de los
municipios configura el país.
Desde el municipio observamos la
existencia de un empeño premeditado del gobierno nacional en desmantelar
el aparato productivo local, cada día vemos con dolor como cierran más
empresas, unas por que han llegado a la bancarrota, otras porque no
tienen insumos o divisas para comprar esos insumos para producir. Los
planes de desarrollo endógenos del régimen sustentado en el
establecimiento de empresas de producción socialistas y sistemas de
cooperativas fracasaron rotundamente, la mayoría abandonadas. Los
sistemas de financiamiento local mediante experiencias de la banca
socialista, léase, banco de la mujer, banco de los pobres, banco
comunales se partidizarón, se convirtieron en excluyentes e ineficientes
y, en la mayoría se los comió la corrupción.
Los productores del campo se ven
avasallados por una competencia ventajista y desleal por parte del mismo
régimen cuando desarrolla una inadecuada política agrícola de puertos o
sea de importaciones de rubros que saturan el mercado dejando a los
productores nacionales sin sus tradicionales espacios de intercambio.
Los productores de hortalizas, café, carne, leche y otros rubros
agrícolas, no menos importantes, están a punto de dejar sus
actividades productivas por que están quebrados, implicando esto una
caída abrupta del empleo rural y, por ende, derivando en crecientes
migraciones de pobladores provenientes del campo a engrosar los
cinturones de las áreas marginales de las grandes ciudades y ciudades
intermedias, con las consecuencias sociales ya conocidas de estas
migraciones en busca de la sobrevivencia.
Los municipios del interior del país se
están empobreciendo cada día más producto de que la inversión pública
por parte de las gobernaciones a la altura del mes de septiembre solo
tiene registrado en ejecución apenas un 22 % del presupuesto de
inversión del 2013, situación que se hace critica, cuando revisamos que
del presupuesto del 2010, 2011 y 2012 aun existe un alto porcentaje de
obras que están paralizadas o que nunca se llegaron a iniciarse.
La gravedad de esta situación es que si
entendemos que el propósito de la inversión estatal configurada en la
construcción y mantenimiento de la infraestructura pública es, en primer
lugar, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos al poner en
disposición estas obras a las comunidades y, en segundo lugar, generar
un flujo monetario en los municipios donde se construyen las obras que
permita que esas economías locales se activen y, por ende, generen
empleo, en sí, es una forma eficiente de distribución productiva de la
riqueza petrolera.
En los municipios sucede todo lo
contrario ya que al paralizarse o retardarse las construcción de obras
por parte del gobierno nacional, de la gobernaciones y las alcaldías
estos propósitos de la inversión publica se ven obstruidos, en
consecuencia, interrumpiendo la vida económica local lo que acarrea
desempleo y pobreza, sobre todo, porque genera que una mayor cantidad de
ciudadanos en situación carencial demanden atención de las políticas
sociales o misiones sociales. Más dependencia de los ciudadanos del
Estado, en efecto, se acrecienta el control social del gobierno sobre
el pueblo empobrecido.
La pobreza tiene también muchas caras, y
se ven al recorrer los municipios, observamos con malestar el
deterioro de las edificaciones publicas, escuelas, hospitales y otras
instituciones, las vías de comunicación están en un estado deplorable,
la gente nos expresa su desesperación ante las carencias de las familias
y las comunidades, arrinconados por la inseguridad, el desempleo, la
pobreza, el desabastecimiento, la escasez y el alto costo de la vida.
Los gobiernos municipales, incluso los gobernados por alcaldes
chavistas, están ahogados por el centralismo que les niega los
recursos o que no se los entregan de manera eficiente y oportuna.
Es toda una cadena de relaciones
intergubernamentales signadas por la ineficiencia y el obstruccionismo
administrativo entre los tres niveles de gobierno, nacional, estadal y
municipal. Cuestión que trae como consecuencia que los ciudadanos sean
victimas de una mala gerencia, de un estilo de gobierno autoritario y
centralista, de la desidia de unos gobernantes, de unas inadecuadas
políticas publicas cuya prioridad es el control social y político del
pueblo y no el desarrollo de sus capacidades para la producción de
riqueza y de calidad de vida de manera independiente y autónoma. Este
régimen promueve una revolución de la pobreza. La alternativa pertinente
es abogar por una verdadera revolución de la riqueza donde cada
venezolano tenga la oportunidad de desarrollar con autonomía su
proyecto de vida.
*Profesor Titular – Jubilado- ULA.
1 comentarios:
Que se podria hacer para combatir la pobreza en el mundo , si la deuda publica es muy grande
Publicar un comentario
Haga su comentario