Por: Antonio Maria Delgado
Fuente: El Nuevo Herald - Miami
Un informe de alto nivel del chavismo confirma lo que los expertos
vienen diciendo desde hace ya tiempo: que las incongruencias innatas del
socialismo del Siglo XXI están empujando a Venezuela aceleradamente
hacia el “Armagedón” económico.
Pero los correctivos de emergencia recomendados sí son causa de sorpresa: para evitar un total colapso económico este año —y un muy temido pero previsible estallido social— lo que se necesita es más revolución.
El informe, preparado en abril por los asesores económicos más cercanos al nuevo líder de la Revolución Bolivariana, Nicolás Maduro, esboza un nefasto panorama económico que ya comienza a afligir a los venezolanos.
Pero a diferencia de lo que Maduro ha estado gritando a los cuatro vientos en Venezuela, el colapso no sería el producto del sabotaje económico emprendido por los sectores empresariales, sino de las políticas económicas adoptadas bajo la revolución.
“Alertamos sobre una bomba atómica económica que prácticamente ya ha estallado, debido a las políticas económicas inadecuadas de nuestro equipo económico. Se necesita una reformulación de las mismas, para un urgente control de daños, por un lado, y un relanzamiento de la economía, por el otro”, resaltó el informe.
La sostenibilidad de la revolución emprendida por el recién fallecido Hugo Chávez depende de estos cambios, que deben ser aplicados con urgencia ante los prospectos de que la creciente escasez de producto desemboque en un estallido social.
“Hasta ahora, las clases bajas que apoyan el proceso revolucionario han sido muy pacientes, dados sus niveles de conciencia política y su alto nivel de organización de base, ganadas en este proceso gracias principalmente al liderazgo político y moral del Comandante Chávez”, resaltó el documento.
“Pero se huele en el ambiente la posibilidad de un estallido social, como efecto posterior de reverberación de las ondas de choque de la bomba atómica económica que ya explotó, como hemos descrito someramente”, sostuvo.
Entre las proyecciones formuladas por el estudio, se encuentra una aceleración de la inflación, que en el mejor de los casos superaría una tasa de más de 33 por ciento. Y en el peor, catapultaría al país en una etapa de hiperinflación.
Esa tasa de 33 por ciento “puede llegar a niveles muy superiores si se tienen en cuenta los fenómenos de la devaluación, ya en marcha, y sin un final previsible”, resaltó el informe.
Por otro lado, el documento advierte sobre la agudización de los problemas de abastecimiento, que según cifras del Banco Central de Venezuela, ya supera el 20 por ciento en general, y alcanza el 50 por ciento en rubros vitales como el aceite, el azúcar y la harina precocida de maíz, producto utilizado para la elaboración de las arepas.
‘Quejas generalizadas’
El documento muestra preocupación por la presencia de “quejas generalizadas, por parte de amplios sectores de la clase media y baja, incluyendo importantes pensadores, articulistas y componentes del pueblo revolucionario, en relación a su disminución de nivel de vida debido al alto costo de la cesta básica y a la escasez de alimentos vitales”.
Por otro lado el Producto Interno Bruto del País podría contraerse en un 4 por ciento este año, lo que significaría que el país entrará este año en una estanflación, “el peor de los escenarios para una economía”, resalta el documento.
Irónicamente, esto se produce en momentos en que la nación petrolera continúa disfrutando de precios del petróleo históricamente altos, que al ubicarse cerca de los $100 el barril, contrastan con el nivel de $15 en que se encontraban al inicio de la revolución bolivariana.
No obstante, el chorro de petrodólares que ingresan al país no es suficiente para calmar al voraz apetito fiscal del gobierno, que con sus programas sociales y a la gigantesca ayuda que brinda a Cuba y otros aliados revolucionarios (calculada en más de $10,000 millones al año) han generado una brecha fiscal de gigantescas proporciones.
La suspensión de la ayuda internacional ayudaría mucho para contener los graves problemas económicos que se abalanzan sobre los venezolanos, pero esta obvia posibilidad no está mencionada en el informe.
Según los autores del informe, el gigantesco gasto de la Revolución Bolivariana ha catapultado el déficit del sector público consolidado a un nivel equivalente al 15 por ciento del PIB.
“Para dar una idea de la gravedad de esto, el caso de España, con un déficit de alrededor de 7 por ciento, ha desencadenado una situación de ajuste neoliberal histórico, con consecuencias notables en lo social y lo político. Y en el caso nuestro es peor, pues el déficit, muy por encima del de ese país, ocurre en presencia de precios petroleros por encima de 100 dólares por barril, una cifra históricamente bastante alta”, reseñó el documento.
“Todo esto apunta a una situación fiscal francamente insostenible, en particular para financiar los logros en materia de bienestar social que la revolución bolivariana ha alcanzado. Lamentablemente esta realidad se ha edificado sobre pies de barro en materia económica”, agregó.
Aunque el informe fue redactado con bastante cuidado para no ofender demasiado las sensibilidades marxistas se sus potenciales lectores, su contenido atribuye los problemas de la economía venezolana a la insostenibilidad del modelo aplicado, dado a que solo ha servido para generar un ambiente que desestimula la producción interna.
“Así como un niño que cambia de guarderías a cada rato, crece en un entorno de incertidumbre, de miedo, de conflictos familiares, crece enfermo, física y mentalmente, si es que llega a la edad adulta, las empresas, sean capitalistas, o socialistas, no se desarrollan si no encuentran un clima adecuado en lo macroeconómico, jurídico y de reglas de juego políticas y de política económica, incluyendo las de desarrollo de largo plazo”, dijo el informe.
“El equipo económico del gobierno debe saber lidiar con el mercado y sus reglas desde una posición revolucionaria, y es un grave error hacerse la vista gorda. El sector privado y algunos economistas opuestos al gobierno lo han estado diciendo, pero no les hemos creído, pues nos hemos estado guiando por “quien lo dice”, y no por “qué es lo que dice”, que es la actitud adecuada que debemos tener siempre”, agregó.
Distorsión económica
Otro de los grandes factores de distorsión en la economía venezolana es el sistema de control de cambio aplicado en el país, el cual ha hecho que el país tenga problemas en importar los rubros que necesita.
Pero si bien el documento señala que los problemas económicos han sido causados por las medidas aplicadas durante la instauración del socialismo del siglo XXI, las soluciones que recomienda es más revolución, a través de un incremento de los recursos dirigidos al sistema comunal.
“Se propone traspasar íntegramente la gestión política, económica y social de las misiones, en particular la realizada por [la estatal Petróleos de Venezuela] PDVSA a través del FONDEN [Fondo de Desarrollo Nacional], a los Consejos Comunales y las Comunas”, propone el documento.
El sistema comunal es un proyecto que reestablece un nuevo ordenamiento del Estado para adquirir características similares al modelo aplicado en Cuba.
El modelo fue aprobado por Chávez a través de un decreto bajo los poderes que le habían otorgado la cuestionada ley habilitante, pero aún no ha sido aplicado a plenitud.
Bajo el planteamiento de los asesores, el sistema comunal se encargaría de distribuir los recursos actualmente administrados por PDVSA a través de los programas sociales denominados como Misiones, con la esperanza de que ésta fomente la creación y la expansión de la empresa comunal y cooperativas, en aras de fortalecer el debilitado aparato productivo del país.
“El principio es el mismo que el de las cooperativas y empresas solidarias. En el caso de las empresas productivas, cuando la propiedad pasa a ser común, su ganancia pasa a ser un bien público para los trabajadores: cuando alguien contribuye a su beneficio, todos ganan”, explicó el informe.
“Por esto es precisamente que la gestión mejora sustancialmente, pues, al eliminarse la lucha de clases, eliminarse la alienación explotadora de la plusvalía del trabajador, la alineación de intereses implica que los incentivos para los trabajadores los hace ser más productivos, más cuidadosos”, resaltó.
Pero los correctivos de emergencia recomendados sí son causa de sorpresa: para evitar un total colapso económico este año —y un muy temido pero previsible estallido social— lo que se necesita es más revolución.
El informe, preparado en abril por los asesores económicos más cercanos al nuevo líder de la Revolución Bolivariana, Nicolás Maduro, esboza un nefasto panorama económico que ya comienza a afligir a los venezolanos.
Pero a diferencia de lo que Maduro ha estado gritando a los cuatro vientos en Venezuela, el colapso no sería el producto del sabotaje económico emprendido por los sectores empresariales, sino de las políticas económicas adoptadas bajo la revolución.
“Alertamos sobre una bomba atómica económica que prácticamente ya ha estallado, debido a las políticas económicas inadecuadas de nuestro equipo económico. Se necesita una reformulación de las mismas, para un urgente control de daños, por un lado, y un relanzamiento de la economía, por el otro”, resaltó el informe.
La sostenibilidad de la revolución emprendida por el recién fallecido Hugo Chávez depende de estos cambios, que deben ser aplicados con urgencia ante los prospectos de que la creciente escasez de producto desemboque en un estallido social.
“Hasta ahora, las clases bajas que apoyan el proceso revolucionario han sido muy pacientes, dados sus niveles de conciencia política y su alto nivel de organización de base, ganadas en este proceso gracias principalmente al liderazgo político y moral del Comandante Chávez”, resaltó el documento.
“Pero se huele en el ambiente la posibilidad de un estallido social, como efecto posterior de reverberación de las ondas de choque de la bomba atómica económica que ya explotó, como hemos descrito someramente”, sostuvo.
Entre las proyecciones formuladas por el estudio, se encuentra una aceleración de la inflación, que en el mejor de los casos superaría una tasa de más de 33 por ciento. Y en el peor, catapultaría al país en una etapa de hiperinflación.
Esa tasa de 33 por ciento “puede llegar a niveles muy superiores si se tienen en cuenta los fenómenos de la devaluación, ya en marcha, y sin un final previsible”, resaltó el informe.
Por otro lado, el documento advierte sobre la agudización de los problemas de abastecimiento, que según cifras del Banco Central de Venezuela, ya supera el 20 por ciento en general, y alcanza el 50 por ciento en rubros vitales como el aceite, el azúcar y la harina precocida de maíz, producto utilizado para la elaboración de las arepas.
‘Quejas generalizadas’
El documento muestra preocupación por la presencia de “quejas generalizadas, por parte de amplios sectores de la clase media y baja, incluyendo importantes pensadores, articulistas y componentes del pueblo revolucionario, en relación a su disminución de nivel de vida debido al alto costo de la cesta básica y a la escasez de alimentos vitales”.
Por otro lado el Producto Interno Bruto del País podría contraerse en un 4 por ciento este año, lo que significaría que el país entrará este año en una estanflación, “el peor de los escenarios para una economía”, resalta el documento.
Irónicamente, esto se produce en momentos en que la nación petrolera continúa disfrutando de precios del petróleo históricamente altos, que al ubicarse cerca de los $100 el barril, contrastan con el nivel de $15 en que se encontraban al inicio de la revolución bolivariana.
No obstante, el chorro de petrodólares que ingresan al país no es suficiente para calmar al voraz apetito fiscal del gobierno, que con sus programas sociales y a la gigantesca ayuda que brinda a Cuba y otros aliados revolucionarios (calculada en más de $10,000 millones al año) han generado una brecha fiscal de gigantescas proporciones.
La suspensión de la ayuda internacional ayudaría mucho para contener los graves problemas económicos que se abalanzan sobre los venezolanos, pero esta obvia posibilidad no está mencionada en el informe.
Según los autores del informe, el gigantesco gasto de la Revolución Bolivariana ha catapultado el déficit del sector público consolidado a un nivel equivalente al 15 por ciento del PIB.
“Para dar una idea de la gravedad de esto, el caso de España, con un déficit de alrededor de 7 por ciento, ha desencadenado una situación de ajuste neoliberal histórico, con consecuencias notables en lo social y lo político. Y en el caso nuestro es peor, pues el déficit, muy por encima del de ese país, ocurre en presencia de precios petroleros por encima de 100 dólares por barril, una cifra históricamente bastante alta”, reseñó el documento.
“Todo esto apunta a una situación fiscal francamente insostenible, en particular para financiar los logros en materia de bienestar social que la revolución bolivariana ha alcanzado. Lamentablemente esta realidad se ha edificado sobre pies de barro en materia económica”, agregó.
Aunque el informe fue redactado con bastante cuidado para no ofender demasiado las sensibilidades marxistas se sus potenciales lectores, su contenido atribuye los problemas de la economía venezolana a la insostenibilidad del modelo aplicado, dado a que solo ha servido para generar un ambiente que desestimula la producción interna.
“Así como un niño que cambia de guarderías a cada rato, crece en un entorno de incertidumbre, de miedo, de conflictos familiares, crece enfermo, física y mentalmente, si es que llega a la edad adulta, las empresas, sean capitalistas, o socialistas, no se desarrollan si no encuentran un clima adecuado en lo macroeconómico, jurídico y de reglas de juego políticas y de política económica, incluyendo las de desarrollo de largo plazo”, dijo el informe.
“El equipo económico del gobierno debe saber lidiar con el mercado y sus reglas desde una posición revolucionaria, y es un grave error hacerse la vista gorda. El sector privado y algunos economistas opuestos al gobierno lo han estado diciendo, pero no les hemos creído, pues nos hemos estado guiando por “quien lo dice”, y no por “qué es lo que dice”, que es la actitud adecuada que debemos tener siempre”, agregó.
Distorsión económica
Otro de los grandes factores de distorsión en la economía venezolana es el sistema de control de cambio aplicado en el país, el cual ha hecho que el país tenga problemas en importar los rubros que necesita.
Pero si bien el documento señala que los problemas económicos han sido causados por las medidas aplicadas durante la instauración del socialismo del siglo XXI, las soluciones que recomienda es más revolución, a través de un incremento de los recursos dirigidos al sistema comunal.
“Se propone traspasar íntegramente la gestión política, económica y social de las misiones, en particular la realizada por [la estatal Petróleos de Venezuela] PDVSA a través del FONDEN [Fondo de Desarrollo Nacional], a los Consejos Comunales y las Comunas”, propone el documento.
El sistema comunal es un proyecto que reestablece un nuevo ordenamiento del Estado para adquirir características similares al modelo aplicado en Cuba.
El modelo fue aprobado por Chávez a través de un decreto bajo los poderes que le habían otorgado la cuestionada ley habilitante, pero aún no ha sido aplicado a plenitud.
Bajo el planteamiento de los asesores, el sistema comunal se encargaría de distribuir los recursos actualmente administrados por PDVSA a través de los programas sociales denominados como Misiones, con la esperanza de que ésta fomente la creación y la expansión de la empresa comunal y cooperativas, en aras de fortalecer el debilitado aparato productivo del país.
“El principio es el mismo que el de las cooperativas y empresas solidarias. En el caso de las empresas productivas, cuando la propiedad pasa a ser común, su ganancia pasa a ser un bien público para los trabajadores: cuando alguien contribuye a su beneficio, todos ganan”, explicó el informe.
“Por esto es precisamente que la gestión mejora sustancialmente, pues, al eliminarse la lucha de clases, eliminarse la alienación explotadora de la plusvalía del trabajador, la alineación de intereses implica que los incentivos para los trabajadores los hace ser más productivos, más cuidadosos”, resaltó.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Haga su comentario