José
Vicente transparenta la desesperación de un régimen que se derrumba
antes de lo previsto. Clama por un diálogo que le permita ganar tiempo,
en la esperanza de un milagro. Pero no se necesita uno, sino varios
milagros para salvar al régimen. La multiplicación de los panes apenas
sería uno de ellos. La Tesis de José Vicente y Copei es la de que si no
hay acuerdo habrá gobierno militar. Mala noticia para los políticos, más
no para la mayoría de la gente. ¡No se engañen! En las actuales
circunstancias, a un gobierno militar le aclamaría. Si no fuera así,
José Vicente no estaría tan alarmado.
El Diálogo sólo tendría sentido si se le asume como lo que debe
ser: una capitulación por la cual el Régimen ponga a salvo a sus
delincuentes menos descarados y permita al PSUV sobrevivir, andando el
tiempo, como partido con opción de poder. Pero algo habrá que entregar a
las fieras.
La primera condición para ese diálogo debe ser
sacudirnos a los cubanos. La segunda, elecciones generales absolutamente
libres limpias. Nada de estirar las conversaciones para preparar un
madurazo. Todo el mundo en calzoncillos c on las manos sobre la mesa,
para que nadie lleve un arma oculta. Si no, el tal diálogo parecerá un
contubernio entre políticos del Gobierno y la Oposición, una estafa que
la gente cobrará a los políticos de oposición que participen en ella. Y
no detendrá la caída con sus catastróficas consecuencias personales para
los caídos.
Si los militares asumen enarbolando estas dos promesas
–fuera Cuba elecciones de verdad-, aparecerán como lo salvadores que
impiden el caos, autores de una solución que los políticos no saben
encontrar. Tendrán respaldo ciudadano, sobre todo si echan unas cuantas
presas a los leones de la vindicta pública.
A los políticos de uno y
otro lado toca ahora mover las piezas. Háganlo rápido y sin dárselas de
listos, que no lo son. La gente no es tan pendeja como ellos quisieran. Muy precario es su
prestigio, y muchos factores hay interesados en terminar de machacarlos.
La Hora es nona.
@PoleoRafael
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