VIVA VENEZUELA LIBRE!!!!!!

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EL FUTURO EN LA CALLE!

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En homenaje a nuestros héroes caídos y a nuestros presos políticos!!!

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A quien dió todo por su amor a Venezuela!!

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" "VENEZUELA EXIGE LA LIBERTAD DE NUESTROS PRESOS POLITICOS!!!"....

lunes, 10 de octubre de 2011

El chavismo en el banquillo de los acusados en Ginebra

Por Manuel Malaver  para La Razón
Via: Todos Unidos por Venezuela
        ONU Ginebra 2011 - el show del año

Que el chavismo  admite que asiste a una cita difícil en la reunión del EPU (Examen  Periódico Universal) del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en  Ginebra, Suiza, lo revela, no solo la numerosa delegación con que se  hizo representar, sino que la misma estuviese integrada por el  canciller, Nicolás Maduro, el ministro del Interior, Tareck El Aissami,  la presidenta del TSJ, Luisa Estela Morales, la Fiscal General, Luisa  Ortega Díaz, y la Defensora del Pueblo, Gabriela Ramírez.

Y sin que uno solo de los “defensores de los derechos humanos” que  representan al gobierno en la reunión del EPU en Ginebra, Suiza, se  diera por aludido, deslizara el más mínimo gesto de rechazo a la  arbitrariedad de tan descalificado juez, sino que más bien, se lanzaron a aplicar “su sentencia” con indisimulada crueldad y cinismo, y decididos  a llevarla a extremos que no se conocieron ni aun en las peores  dictaduras que asolaron al país durante los siglos XIX y XX.

Personajes todos que cada cual a su manera, y en el rol que les  corresponde como piezas en el engranaje del neototalitarismo, han  contribuido a que Venezuela sea una sociedad con acusado atraso en la  actualización de su estructura jurídica a las nuevas doctrinas sobre  tutela y defensa de los derechos humanos que rigen en el mundo, y  conozca esperpentos como las leyes de desacato, y por delitos de  conciencia, que generaron decenas de miles de víctimas en el curso de  las dictaduras que asolaron al Cono Sur del continente en las décadas de los 80 y 90, y millones durante los 70 años que imperó el comunismo en la Unión Soviética y sus satélites.

Por esas leyes se han perseguido y condenado en Venezuela a los  periodistas Gustavo Azócar, Rafael y Patricia Poleo, Pablo López Ulacio, Ibéyise Pacheco, Marianella Salazar, Iván Ballesteros,  Leocenis García  y Rafael Ramírez; a los generales Francisco Usón y Raúl Baduel, a los  comisarios Iván Simonovis, Henry Vivas y Lázaro Forero; a los políticos  Alejandro Peña Esclusa y Oswaldo Álvarez Paz y se han cerrado medios  como Radio Caracas Televisión y 32 emisoras de radio, alegando que a  causa de que se les habían vencido las concesiones, pero en realidad  porque permitían frente a sus cámaras y micrófonos críticos a la  política oficial.


Pero la delegación de sui géneris “defensores de los derechos humanos”  que representa al chavismo en Ginebra también defiende, y ha puesto su  grano de arena, en la reintroducción en Venezuela de la “exótica”  doctrina jurídica (cara a los dictadores de todos los tiempos y lugares)  de  que la “legislación nacional no puede ser afectada por las  decisiones que tomen los organismos multilaterales responsables de la  defensa de los derechos humanos a nivel global”, los cuales, pueden  decir misa, mientras que los acuerdos y convenios  firmados y  refrendados por los parlamentos nacionales para convertirlos en leyes de la República, pueden irse muy bien a lavar ese paltó, porque sobre  ellas “priva la soberanía y los intereses patrios”.

Anda por allá, en Ginebra, Luisa Estela Morales, la presidenta del TSJ  que presentó la ponencia por la que Venezuela se desincorporaba del ordenamiento jurídico internacional, y que, además, recomendaba que  “Venezuela debía renunciar a pertenecer a organismos multilaterales  intrusivos como la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos de la OEA”, y al propio organismo en cuya reunión participa este fin de  semana en Ginebra: el Consejo de Defensa de los Derechos Humanos de la  ONU.

En otras palabras: que cualquiera sea la decisión que se apruebe en la  reunión de EPU en Ginebra, Suiza, este fin de semana, para la delegación  y el gobierno venezolanos son “letra muerta”, ya que desde hace  tiempo  son consistentes con el principio de que no están obligados a cumplir  leyes y sentencias que trasgredan la “soberanía nacional”, que para  Chávez y sus  conmilitones, no  es otra cosa que  la “soberanía de la  revolución”.

Para verificarlo un caso reciente: el del exalcalde del Municipio  Chacao, de Caracas, Leopoldo López, condenado a perder sus derechos  políticos durante 15 años por una decisión administrativa de la  “Contraloría General de la República”, organismo que no está facultado  para ello según la Constitución Nacional, y por tanto, objeto de una  sentencia de la CIDH que le restituye sus derechos, pero que el  gobierno, a través del TSJ, se niega a cumplir, alegando que se “trata  de una intromisión en los asuntos internos de un estado soberano.

También debo referirme a la situación del colega periodista, Leocenis García, director del semanario “Sexto Poder”, preso desde hace dos meses  por haber publicado una nota humorística que las funcionarias que presiden los Poderes Públicos, y están en su mayoría presentes en la  reunión de EPU, “juzgaron lesivas a su honor”, cerrando el medio  temporalmente,  librando una orden de captura en su contra que lo  mantiene recluido en un calabozo de un organismo policial, sin que se le formule el beneficio de ser juzgado en libertad  que le corresponde en caso de ser encontrado culpable, previo juicio, por un tribunal.

Habría que hablar también del diputado, José Sánchez Montiel, Mazuco, electo  por el estado Zulia por una amplia mayoría de electores en las comicios parlamentarias de 26 de septiembre pasado, y a quien, de nuevo  contraviniendo la “Constitución y las Leyes”, el TSJ le negó el derecho a  ejercer su diputación y lo mantiene prisionero de  acuerdo a una  legislación espúrea que no encuentra precedentes sino entre estados forajidos y al margen de la ley.

Por último, quiero referirme al caso de los directivos de Econoinvest Casa de Bolsa,  de otras entidades financieras y de los cientos de  venezolanos que han tenido que huir del país  para ponerse al abrigo de  leyes aprobadas para perseguirlos y tenerlos entre rejas por delitos no establecidos en leyes y códigos preexistentes,   ejemplos también de  cuán respetuosos de los derechos humanos son estos representantes de los Poderes Públicos venezolanos que según el canciller Maduro fueron a  Ginebra a demostrar: “Que Venezuela está inmenso en un gigantesco  esfuerzo por construir un estado democrático”.

Aspiración que de ser cierta, no es en absoluto la que desean el  canciller Maduro y el presidente Chávez para los pueblos libio y sirio,  pues respaldan sin restricciones a los carniceros,  Muamar Gaddafi, y  Bashar al Assad, el primero escondido y huyendo de los rebeldes libios  que lo persiguen para llevarlo a tribunales internacionales que lo  juzguen por crímenes de lesa humanidad, y el segundo acosado por los  demócratas de su país que no tardarán en derrocarlo y cobrarle las  innumerables masacres que comete a diario contra hombres y mujeres cuyo  único delito es querer vivir en paz, libertad y democracia.

Pero es que otros estados forajidos, o condenados por la ONU por  terroristas, como pueden ser los de Mahmud Ahmadinejad de Irán, Robert  Mugabe de Zimbawue, y  King Jon-il en Corea del Norte, también gozan del respaldo entusiasta de estos “demócratas” venezolanos que, al parecer, se esfuerzan porque la comunidad internacional no los expulse de su  seno, pero no tienen  empacho en avalar tiranos que tratan a sus  ciudadanos, no como seres humanos, sino como bestias salvajes.

O puede ser que Chávez y sus mentores, los dictadores cubanos, Raúl y Fidel Castro, estén experimentando con crear una comunidad internacional  donde el respeto a los derechos humanos no se juzgue en base a  principios que solo pueden ser generales y universales, sino de acuerdo a  particularismos, singularidades y excentricismos que prescriban,  incluso, que la esclavitud puede reasumirse porque existe en las  costumbres y “cultura” de un país.

Lo mismo que la exclusión de la mujer de los derechos que se admiten  para los hombres, el trabajo infantil, y el racismo contra extranjeros o nacionales que no compartan las ideas, políticas o religión de los  gobiernos establecidos.

Una casuística que también aplicaron Stalin, Mao, Mussolini, Hitler,  Franco, Pinochet, Videla, y los hermanos Castro con las gigantescas y  masivas violaciones de los derechos humanos que ya se conocen.
 
 

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