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viernes, 2 de septiembre de 2011

José Obdulio Gaviria: "Chávez siempre ha intentado desestabilizar Colombia a través de las FARC"


José Obdulio Gaviria ha sido hasta hace muy poco tiempo asesor del ex presidente colombiano, Álvaro Uribe, y es considerado  por sus amigos e incluso sus enemigos como el principal ideólogo del máximo mandatario colombiano.  La prestigiosa revista colombiana Semana le llegó a considerar como el “Rasputín de Uribe”. También se le considera como el “diseñador” de la denominada doctrina de “seguridad democrática”, que consiste en intensificar la lucha contra el terrorismo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desdeñando cualquier forma de acuerdo y el diálogo con esta organización terrorista. Fino analista y cuidado en las formas, incluso florentino, en esta entrevista se muestra crítico acerca de la gestión del máximo mandatario colombiano. 
 Ricardo Angoso:¿Qué balance hace ya de este largo año del presidente Juan Manuel Santos?

José Obdulio Gaviria: Durante el pasado mandato de Alvaro Uribe se avanzó enormemente en el campo la seguridad, algo que se hizo bajo un criterio democrático, en donde la población colombiana tomó para sí la seguridad pública a través de los cooperantes e incluso aumentó la comunicación entre los transportadores y la población en general con las fuerzas de seguridad y el ejército; ese tema hoy está mostrando fisuras grandes y tengo información suficiente para sostener que la autoridad se está resquebrajando claramente, que está avanzando la inseguridad en todo el país.

R.A.:¿Parece que el país percibe ese aumento en la inseguridad, no cree?
 
J.O.G.: Hace poco que escuche, en una encuesta televisiva, que esa percepción de que la inseguridad aumentó llegaba al 95% de la población, y no es una creencia que tenga, es que lo sé de buena fuente y porque he tenido la ocasión de escuchar a muchos ciudadanos que me transmiten informaciones fehacientes. Tenemos informes terribles de la frontera de Ecuador, de incremento del narcotráfico, de aumento en los secuestros, y también de que en la frontera de Venezuela se está reproduciendo los mismos problemas. Luego en Urabá, por ejemplo, está aumentando el poder de narcotráfico. Tenemos datos fidedignos de que ese proceso de empeoramiento paulatino de la seguridad se está dando en amplias zonas del país.

R.A.:¿Y a qué se debe ese fenómeno del aumento de la actividad guerrillera?


J.O.G.:Aquí había una corriente de analistas y políticos, que incluso ya habían gobernado y mostrado su incapacidad para gobernar el país, que denostaba de la forma de gobernar de Uribe; para ellos su gestión incluso iba contra las instituciones, cuando ellos ni siquiera sabían manejar la fuerza pública, y que era un estilo directo, muy en contacto con los que estaban en la calle manejando este asunto. Comenzó tratando un esquema de abandono de la seguridad, que venía de lejos, más de cuatro décadas, y dispuso una nueva forma que tuvo éxito, recuperando la capacidad y el espíritu de acción, algo que suponía un gran esfuerzo porque en Colombia el presidente de la República está investido de enormes responsabilidades, incluso morales. El aplicó una nueva forma de hacer política que también tenía mucho que ver con la responsabilidad ciudadana, pues sin la ayuda de los ciudadanos las fuerzas de seguridad no pueden hacer nada en medio de unas circunstancias tan graves.

Sin embargo, la izquierda siempre cuestionó y criticó la colaboración ciudadana porque, según dicen, violaba el derecho internacional humanitario al tratar de incluir a la población en el conflicto interno armada, pero nosotros no hablábamos de un "conflicto interno armado" al que estuviésemos llamando a la población, sino al conjunto de la población civilizada y responsable que rechaza el terrorismo. Buscamos que se recuperase el concepto de autoridad pública a través de la cooperación ciudadana y, sobre todo, con los testimonios e incluso con las alertas que activamos. Eso no lo cree el actual gobierno y volvió a caer en el lenguaje del "conflicto interno armado" y de la exclusión de esta colaboración ciudadana; así se está produciendo está situación, en la que incluso se está amedrentando, por ejemplo, a los transportistas desde el ejecutivo para que  no cuenten muchas de las cosas que están sucediendo, al tiempo que la guerrilla los extorsiona y los amenaza para que paguen las "vacunas"(extorsiones) correspondientes. Y si no pagan, les queman los vehículos, como ya hemos visto en alguna partes. Para estos transportistas, además, dadas las regulaciones que tiene el gobierno con respecto a las pólizas de seguros, es casi mejor pagar a la guerrilla que esperar a que las compañías de seguros les indemnicen. 
 
Luego está el asunto de la cohesión social, que tenía mucho que ver en la lucha contra la guerrilla; que consistía en el diálogo con los gremios, los sindicalistas, los profesionales, los estudiantes, las autoridades regionales y locales, y ese factor de cohesión social consistía en una reunión semanal con amplia participación del auditorio en la televisión. Era un diálogo directo del presidente Uribe con los ciudadanos. Eso se ha cambiando por las citas que debe conseguir la gente con los ministros y que son enormemente difíciles de conseguir. Otra vez han vuelto las protestas y el descontento social, que muchas veces, casi siempre, son manipuladas por el aparato político de la guerrilla, por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de de Colombia (FARC). Así ha sido posible que este diálogo sea más entre los agentes de los terroristas con el gobierno que no un verdadero diálogo social como debería ser y fue en el pasado.

 R.A.:¿Parece que la ruptura Uribe-Santos ya es un hecho
 
J.O.G.:Más que la ruptura entre Uribe y Santos, yo hablaría entre el presidente y su plataforma política. Algunos analistas señalan que en la campaña de Santos había habido dos etapa: una dominada por los asesores norteamericanos, que le aconsejaban que se alejara de Uribe, pero con la imagen del legado del presidente y con unos nuevos criterios políticos; y una segunda etapa dominada por la de retomar la línea uribista en todas las formas, incluso en los colores, y presentarse como el continuador de la obra. Pero ahora pienso que la primera etapa no estaba condicionada por los asesores norteamericanos, sino que era el pensamiento real de Santos.

R.A.:¿Tampoco parece que lo económico avance por el mejor de los caminos en este primer año de Santos?

J.O.S.: Hay un efecto de parálisis provocado por el miedo, un elemento que ha llegado incluso a la administración donde los funcionarios no toman medidas ni firman nada no sea que al final acaben en la cárcel. No hay un clima adecuado para la toma de decisiones. Luego también hay un distanciamiento del anterior núcleo tecnocrático de Uribe, que ya no está al frente.

R.A.:¿Y la política exterior como la juzga?

J.O.S.:Esa política es absolutamente negativa para el país, como quedo comprobado en el pasado, y consiste esencialmente en ser políticamente correcto frente al mundo árabe, frente a Venezuela y a Ecuador, frente a ciertas corrientes antieuropeas y antinorteamericanas, pensando que como son mayoría en la ONU y otras partes se pueden obtener algunos dividendos. Están obteniendo algunos resultados y quizá hasta intenten lograr la Secretaría General de las Naciones Unidas, que corresponde a un latinoamericano. Pero ese no es el verdadero interés colombiano, están realmente equivocados.

R.A.:¿El acercamiento a Venezuela ha sido erróneo?
J.O.G.:El económico es un buen pretexto, pero tampoco ha dado resultados muy buenos siendo prácticos, ¿quién no va a querer que le paguen las deudas? Están empleando una cultura "santafereña" en las relaciones, que consiste en no confrontar los problemas directamente sino en apaciguar al vecino, hacerse la vista gorda, no confrontar los problemas y sonreír cuando no hay que hacerlo, simular satisfacción cuando hay rabia y, simplemente, dar señales de debilidad, de asentimiento. Eso, claro, genera respuestas de nuestros enemigos, como así ha sido; si uno llega a un escenario hostil y se encuentra con que el adversario se pliega a sus intereses, ¡pues claro el adversario tiene que estar encantado! Venezuela, o Chávez, como se quiera, ha intentado siempre desestabilizar a Colombia a través de las FARC y lo ha hecho infinidad de veces apoyando acciones concretas. Incluso vendieron la imagen romántica de que las FARC era una organización heroica y formada por pobres e inocentes campesinos. Hay pruebas concluyentes de que el gobierno de Venezuela les concedió hasta fincas y propiedades para que se pudieran reunir y eludir la acción de la justicia. Y la Colombia de hoy ¿qué hace? Pues mucha sonrisa de canciller complaciente y sumiso pocos resultados y desatender el asunto de la seguridad pública.


 
Ricardo Angoso (*)
Periodista y politólogo español
rangoso@hotelquintadebolivar.com    
rangoso@lecturasparaeldebate.com   
 
http://www.gentiuno.com/articulo.asp?articulo=10389 
 
 

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