Generales en Jefe como arroz: una indignidad doble

Por: Gustavo Coronel
Entre generales, viajes y mariachis... mientras el país se derrumba.

Durante los últimos ocho años se han duplicado los generales en jefe de Venezuela. El país tuvo once generales en jefe durante sus primeros 192 años de vida republicana, incluyendo la guerra de la independencia, pero desde 2003 se han agregado, si llevé bien la cuenta, otros once. Estos son: los generales Lucas Rincón Romero, Jorge Luis García Carneiro, Raúl Isaías Baduel, Gustavo Rangel Briceño, Carlos Mata Figueroa, Jesús González González y Henry Rangel Silva. Además Luis Alfonso Acevedo Quintero, Almidien Moreno Acosta y Alberto Müller Rojas, de las filas del ejército, recibieron la distinción post morten. A esta lista se le suma Ramón Oswaldo Maniglia Ferreira, ascendido a almirante en julio de 2005, cuando ese grado era equivalente al de general en jefe.

Ninguno de estos once nuevos generales en jefe ha ganado tal distinción donde se deben ganar tales ascensos, en el campo de batalla. Uno le pidió la renuncia a Chávez, la cual aceptó. Dos están señalados como aliados de narcotraficantes, hay uno preso, acusado de corrupción por el mismo Chávez, hay uno que otro entusiasta adorador de Baco, lo cual es el menor de los defectos que adornan al grupo, al menos uno se ha desmayado en público y ninguno de los fallecidos, con todo respeto, tenían méritos suficientes para tal promoción.

El comandante-presidente-paracaidista simplemente ha convertido tal distinción en un instrumento político, en una recompensa para quienes se le arrodillan. Esto constituye una indignidad doble. Además de doble, porque se hace sin que existan méritos y si existen conductas indecorosas, es de una indignidad de doble vía, porque quienes son premiados reciben el premio como si los merecieran en buena lid.

Ello no hace otra cosa que prostituir el rango, convertirlo en un grosero instrumento de desprestigio, insultar a las fuerzas armadas y a los ciudadanos.

Por actuar de esta manera, Hugo Chávez se gana, aún más, el repudio de la Venezuela decente.

 

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