El patrioterismo como método

Los anuncios del teniente coronel Chávez de una guerra injustificada entre Venezuela y Colombia, nos recuerda la historia del conflicto armado de las Islas Malvinas propuesto por los militares argentinos

Por: José López Padrino

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La manipulación de los sentimientos patrios se ha puesto a la orden del día con el régimen socialfascista del teniente coronel. Sobre todo, destaca el montaje de hechos falsos, o bien la alteración de hechos verdaderos, destinados a fortalecer al proyecto cuartelario del felón de Miraflores, con el fin de debilitar o comprometer la imagen de grupos o personas contrarias al pensamiento del nuevo mesías tropical (disidencia política). La manipulación de los sentimientos patrios (patrioterismo) no es nada nuevo, en efecto, forma parte del arsenal con que cuentan los Estados totalitarios fascistas a fin de oscurecer, y de distorsionar tanto la historia como la realidad. El patrioterismo no constituye un recurso accesorio y periférico sino un arma política fundamental para atornillarse eternamente en el poder. Una cosa es amar a la Patria, y otra muy distinta es exaltar ese sentimiento con fines maniqueos que no tienen nada que ver ni con el país, ni con sus raíces históricas, sino con un proyecto político personalista. Detrás de la exaltación de ese patrioterismo ramplón, se esconde la urgencia política de superar conflictos socioeconómicos, de recuperar espacios políticos perdidos, de restablecer prestigios de seudolíderes difuminados en el tiempo. Para ello la necesidad de crear enemigos en todas partes, tanto externos como internos. Su existencia, es entonces un recurso político, una necesidad creada artificialmente para la obtención de un control político en el país. Los anuncios de una guerra injustificada entre Venezuela y Colombia, nos recuerda la historia del conflicto armado de las Islas Malvinas. Una reivindicación histórica legítima de la nación Argentina, la cual fue deformada perversamente por una dictadura que había comenzado a ser acosada por protestas en toda la nación. Ante el auge de las luchas de los trabajadores (rescate de las contrataciones colectivas y sus derechos laborales), así como de otros sectores sociales, el general Galtieri, jefe de turno de la dictadura de aquel entonces, manipuló grotescamente la fibra nacionalista del pueblo argentino ante la existencia de un agresor externo, Inglaterra. El objetivo no fue otro que desviar la atención de las protestas sociales y entretener a la sociedad con el trapo rojo de una guerra improvisada, la de las Islas Malvinas. Todos sabemos lo costoso que representó para el pueblo argentino tal aventura militar. Hoy a veintisiete años de la tragedia de las Malvinas, el teniente coronel reivindica la política de Galtieri y frente al agobio de su régimen por los problemas sociales y una clara decadencia en los niveles de su popularidad, (40-46 por ciento) recurre al sentimiento patriótico de los venezolanos y anuncia acciones bélicas en contra de la República de Colombia. Ha optado por declararle la guerra a nuestro vecino hermano (acción diversionista), ante su incapacidad por darle respuesta a la crisis del servicio eléctrico y al colapso del servicio de agua por la falta de mantenimiento e inversiones en ambos sectores en estos últimos diez años. A esa tragedia se suma, la quiebra de las empresas básicas de Guayana, las luchas de los trabajadores por sus derechos laborales, el fracaso de Barrio Adentro como modelo dispensador de salud pública, la incapacidad por garantizar el derecho a la vida, el incremento de la tasa de desempleo y de precarización laboral, la inflación galopante, el agotamiento de un discurso basado en falaces esperanzas, entre otros. El teniente coronel denuncia una fantasmagórica invasión norteamericana, desde las recién creadas bases militares en Colombia. Todos sabemos que el músculo militar del expansionismo imperial de la Casa Blanca, descansa en la IV Flota y no en las bases en el territorio colombiano. Paradójicamente a ese “infame agresor que atenta en contra de nuestra soberanía”, el régimen le ha entregado nuestras principales riquezas energéticas (empresas mixtas) y representa el mayor financista del socialfascismo bolivariano, a través de los petrodólares obtenidos por el petróleo con que abastecemos la economía y la maquinaria militar del Coloso del Norte. El globo de ensayo de la fabricada crisis con Colombia ha fracasado, ocho de cada diez venezolanos desaprueban el conflicto con el vecino país y para remate producto de esa actitud belicista el Congreso de Brasil se muestra renuente a permitir el ingreso de Venezuela a Mercosur. Ello no implica que el inquilino de Miraflores reincida en el uso de la táctica de Galtieri, dada la precariedad de su apoyo popular de cara a los próximos escenarios electorales. Finalmente resulta insólito que sectores que se dicen de izquierda, se presten para la puesta en escena de una guerra inventada por un militar con ínfulas de iluminado, que recurre a ella ante la pérdida de su popularidad. De rebeldes irreductibles antimilitaristas del pasado se han transformado en dóciles serviles de un proyecto oprobioso y reaccionario.

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