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jueves, 5 de abril de 2012

LA PATILLA – Alberto Franceschi: Los Chávez ya no cuentan

 

A veces me pregunto: ¿Acaso vivo en el mismo país de los dirigentes de la oposición? ¿Es Chávez consciente de su mortalidad?

He leído el artículo de Henry Ramos Allup en El Nuevo País, (*) donde supone llegada la hora para que la oposición proponga un diálogo franco al gobierno, que implicaría consecuencias de todo género dados sus resultados insospechados.

Dice Henry Ramos A, entre muchas certeras frases, esta que concentra todo:

“”Comprobada su mortalidad, Chávez debe someterse a los rigores de un diálogo con la Oposición, y ésta debe tener firmeza para proponerlo como una manera de evitarle a la república los que serían muy severos daños””
.

Parece un simplismo pero primero abría que preguntarse si efectivamente Chávez y sus acólitos tienen “comprobada su mortalidad”, y no me refiero a la que tenemos todos, sino a la inminencia de la que desata el cáncer del pre-difunto a meses plazo. Porque lo que realmente me temo es que Chávez juega demencialmente a su inmortalidad, pero los secuaces conociendo los plazos de los desenlaces si ocultan criminalmente el asunto, sacando cada cual alguna utilidad de la gran mentira.

No pueden sin embargo ocultar que la agonía del sujeto, se les ha transformado para algunos en una penalidad y para otros en una oportunidad. Tarek El Alsaimi por ejemplo, no para de peregrinar y rezar parejo y a los realazos en el Táchira, para ser gobernador, con la excusa de pedir por el alma ya en pena del pre-difundo. ….

Seguro Henry Ramos, como cualquiera, entiende las consecuencias de la “mortalidad comprobada”. Pero la psiquis del presidente está absolutamente fuera de control y ya no es confiable nada de lo que acepte o proponga.

Dialogar con Chávez sobre el futuro de Venezuela es igual a dialogar con el gobierno griego sobre el futuro de Alemania, o con Mubarak sobre el destino egipcio, con Gorbachov sobre el futuro ruso o con el ex magistrado General Aponte Aponte, sobre como reestructurar el TSJ.

Lo primero que se requiere, si se quisiera efectivamente explorar el diálogo sobre el futuro institucional de la Venezuela post Chávez, es NO estar dispuestos a entenderse con la única dirección actual de este proceso: los hermanos Castro y la dirección del PC cubano.

Porque ese fue el mensaje dejado por Chávez hace algunos días, en una cadena desde La Habana, cuando se dirigía a nosotros flanqueado con una bandera cubana y otra nuestra.

Más claro imposible: el que quiera entonces que el chavismo real lo tome en cuenta para una negociación, en vida de Chávez y como Chávez la quiere, equivale a proponerse seguir como gobierno colonizado por los ocupantes cubanos, que se llevan una parte apreciable de nuestra riqueza y detentan no pocos resortes del poder político y militar de esta piltrafa de régimen, que nos agobia hace 14 años y que pretenderán, con los herederos designados desde allá, que se siga esta manguangua después.

Entonces, lo primero que hay que dilucidar es si deben exigirse unas condiciones de mínimo cumplimiento, para imaginarnos sentados en una mesa que discuta con los chavistas el destino del país.

Y efectivamente hay una primera condición: Se discute entre venezolanos y no se acepta ni siquiera la insinuación que los Castro deben estar presentes.

En su momento y como consecuencia lógica y formal del finiquito civilizado de las relaciones, del uso colonial que se ha dado a nuestros recursos, se le participará al gobierno cubano, los plazos de repatriación de sus connacionales, funcionarios en todas las ramas del poder militar, policial, de registros, identificación etc .

En la rama de la salud puede estudiarse un lapso no perentorio de su abandono del país, mientras sean reemplazadas estas funciones por personal venezolano, sin descartar que muchos trabajadores cubanos puedan permanecer aquí, pero como ciudadanos libres, sin estar adscritos a ninguna disciplina ni a acuerdos semi-esclavistas de su gobierno.

Pero antes de continuar tengamos presente lo siguiente: Alguien en la situación de Chávez NO RAZONA. Lo de dejar a la hija u otro heredero de la familia Chávez, no sería aceptado NI de vaina.

Si es cierto que Chávez en su demencia terminal pretende ungir a su hija que le acompaña como sombra, como heredera Jefe de Estado, eso sencillamente podemos darnos el lujo de ni mencionarlo para facilitar que los 5 ó 6 tipos de la cúpula chavista, que se quedan con el coroto transitoriamente, tomen a cargo de hacerla a un lado inmediatamente después de las honras fúnebres.

Si Chávez o los Castro creen que pueden desafiar a la cúpula del PSUV, entonces habrían cometido el peor error de cálculo posible, porque ello haría estallar la crisis desde el día del entierro.

Adelanto entonces el criterio que si algo o mucho hay que negociar, ello se haga con los propios protagonistas: Cabello, Maduro, Jaua, Bernal, Dario Vivas, Ameliach. Las cabezas que se piden, son las mismas que ellos quieren: los narco-generales, Ramírez, Giordani, los Chávez y toda su corte.

El problema es como resuelven en el sexteto nombrado cual es el tenor, el chivo que mas mea, el padrote, el gallo del patio, el dueño del circo. Porque el primer problema es si se acepta ese sexteto sin cubanos manayando. Y acto seguido se vienen encima los aspirantes a pertenecer, por derechos adquiridos, a ese cogollo. Aristóbulo reclamará su cuota afro descendiente, Cilia, las luisas, y las otras ministras la cuota femenina y la fosforito atrincherada con el apoyo de los Pranes, montará en cólera si la dejan fuera, aunque se conformaría con su Táchira y sus venganzas regionales.

Bueno ya especulé bastante, solo quería traer a colación la tesis sobre la absoluta inviabilidad de la propuesta de la famosa negociación.

No la niego a priori. Solo que no puede darse en los términos que supone Henry, porque ni saca a los cubanos, que para Chávez son insustituibles aunque con ellos nada viable es posible, ni avanza en ninguna propuesta concreta con las que puedan estar de acuerdo los sucesores eventuales, como por ejemplo sacar de las FFAA a los narco generales y sigüises de Chávez que controlan el billete y a los Castro.

La disposición para ese gran diálogo de parte de los factores herederos del régimen, que se supone nos evitan las grandes confrontaciones en perspectiva de meses, puede comenzar con un acuerdo parlamentario sobre la corrupción militar y las destituciones del caso.

Si se quisiera despejar el terreno de inmediatico y se quisiera establecer con un sólido basamento institucional, debería condicionarse, también por vía parlamentaria, al nombramiento de un nuevo un Consejo Nacional Electoral -CNE- equilibrado, una reconstitución de T.S.J. de la Fiscalía, llenar la vacante del Contralor, con uno propuesto por la oposición y decretar una ley de amnistía inmediata para todos los presos políticos y los desterrados.

Quienes quieran imaginar una negociación para establecer un futuro condominio con el PSUV sobre el Estado venezolano deberían imaginar esos mínimos, a los cuales habría que adicionar un sinnúmero de exigencias respecto a las garantías de propiedad y las libertades individuales, que podrían ser el primer fundamento de otras muchas reformas institucionales.

Tienes trabajo Henry. No creo que se pueda negociar nada, pero lo importante en hablar claro y frente al país, valga el pleonasmo: no hay nada que ocultar, cuando no hay nada que ocultar.

En su momento el país deberá decidir si el chavismo debe sacarse de raíz o por cuotas. A mí, como podrán suponer, me anotan en la solución de fondo, porque las cuotas, como con las de los prestamistas, terminas pagando 5 ó 10 veces, lo que además no debes sino que te deben.
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(*)El Dialogo Necesario
HENRY RAMOS ALLUP
El Nuevo País
Domingo 01 de Abril de 2012
Sin Censura

*** Comprobada su mortalidad, Chávez debe someterse a los rigores de un diálogo con la Oposición, y ésta debe tener firmeza para proponerlo como una manera de evitarle a la república los que serían muy severos daños.

Un día de enero de 2003, en pleno paro petrolero, se efectuó una reunión en la residencia del Ministro de la Defensa en Fuerte Tiuna, a la que asistieron el Presidente Hugo Chávez, José Vicente Rangel, los obispos Baltasar Porras (para el momento Presidente de la Conferencia Episcopal) y Ovidio Pérez Morales, Eduardo Fernández, Teodoro Petkoff y un coronel de apellido Lagonel. El convocante de la reunión, a instancias de Chávez, fue Hiram Gaviria, entonces próximo al régimen y hoy Diputado de la Oposición en la AN. Antes de concurrir a esa reunión, Eduardo Fernández consultó con los obispos si asistir o no, y, ante la recomendación de que lo hiciera, les pidió que lo acompañaran, lo cual efectivamente hicieron.

Los temas de la reunión fueron, obviamente, el paro petrolero y el agravamiento de la crisis nacional después de los sucesos de abril del 2002 y de la feria militar de la Plaza Altamira, que tanto ayudaron a Chávez para presentarse ante el mundo como un demócrata sereno y tolerante. Hasta donde llega mi información detallada del caso, los asistentes que no formaban parte del régimen mantuvieron frente a Chávez una actitud muy crítica y firme, sin reverencias ni melindres, en la que expusieron crudamente sus puntos de vista.

Allí no se planteó ningún ominoso arreglo de trastienda, de esos que los perdona vidas antipolíticos siempre imputan a los políticos. Pero como era de esperarse en un país donde todo se sabe, la reunión que no se había anunciado públicamente se filtró al público (aunque no los temas tratados, todos de altísimo interés nacional) y el solo hecho de esa revelación permitió que la consideraran una “transacción clandestina”. Como también era de esperarse, el pagano del “delito” fue el dirigente político. Otra vez (la primera fue cuando el 4 de febrero de 1992, por encima de diferencias políticas y aprovechamientos oportunistas, Eduardo salió en defensa del gobierno democrático de CAP ante la felonía militar), el político pagó el precio de actuar responsablemente y los radicalismos intolerantes de parte y parte que juegan a matar o morir siempre que los muertos no sean ellos, le pasaron factura.

Por esos mismos días, a propósito de un tema que no recuerdo, le ofrecimos a Eduardo la sede de AD para que diera una rueda de prensa en la cual lo flanqueamos los integrantes del CEN como muestra de desagravio y solidaridad.

Cosa de revisar la historia para darse cuenta que hasta en las guerras los beligerantes hacen un alto para regular las condiciones de la matanza y recoger sus muertos y sus heridos. Hasta los armisticios y rendiciones suponen conversación. Mientras que por segunda vez en diez años un Papa visita la Cuba comunista para escuchar las lisonjas interesadas de los hermanos Castro, que se meten su ateísmo en el bolsillo porque han descubierto que el Vaticano es la llave preciosa que puede abrirles la puerta del mundo capitalista, aquí los rabiosos de parte y parte quieren que gobierno y oposición sigan incomunicados porque seguramente se benefician con eso.

Pero, ¿qué pasa en la realidad? Sucede que de parte y parte los mensajes se cruzan porque de parte y parte hay angustia ante la incertidumbre. En los predios de la Oposición se sabe todo lo que ocurre en el seno del Gobierno, enfermedad del Presidente y lucha por la sucesión incluidas. Y en los del Gobierno se conocen con pelos y señales los encuentros y desencuentros naturales en una Oposición variopinta que triunfa cuando se pone de acuerdo. Todo se filtra a discreción.

Al Chávez megalómano y deliberadamente autista de todos estos años cuando no sospechaba su mortalidad, ya no le conviene la incomunicación, ardid que le servía para negar la existencia del “otro” y hacer lo que le diera la gana. Pero ahora, cuando Natura y la ineptitud médica cubana han dispuesto las cosas de modo imprevistamente distinto, quien se creía imperecedero necesita aplacar de alguna manera a los envalentonados que lo empujan adentro y a los adversarios que lo enfrentan afuera, porque tiene la pragmática y angustiada razón de garantizarle un mínimo de seguridad a la familia y a aquellos de sus copartidarios que le sobrevivirán en el rol de opositores al próximo régimen. El secreto en política no siempre es bueno. Que lo diga Chávez, que por mantener escondida su dolencia, se puso en manos de la chapuza cubana y está pagando el precio por partida doble: ni salud ni secreto.

Así las cosas, creo que si la Oposición asume con coraje la iniciativa de plantear al Gobierno un diálogo público sobre los problemas del país, no solo afirmaría su convicción en el triunfo electoral presidencial, sino la disposición de tener no el remedo de democracia de estos años sino una democracia auténtica y funcional donde el diálogo Gobierno-Oposición sea la regla, garantizando a quienes se irán a la oposición que allí no sólo serán necesarios sino permanentemente escuchados y respetados.

FUENTE:  LA PATILLA

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